Ropa sucia, zapatos, revistas para chicos, comida, vasos y otras cosas que está de más mencionar, era lo que se veía al entrar al departamento cuando Theo llegaba de la Universidad. Nada de esto le importaba, ya que tenía una sirvienta que le recogía todos los desordenes: yo.
Cada día era lo mismo: Problemas con los baños, Theo solía cerrarlos con llave; problemas con la comida, no le gustaba nada de lo que yo preparaba; problemas con mis amigas, coqueteaba con ellas y luego de que las enamoraba, las desilusionaba; problemas con sus amigos, eran igual que él, unos terremotos que solo sabían hacer desorden.
En fin, en lo único que no había problemas era cuando estaba dormido.
Me gustaría contar algo bonito acerca de él, pero solo puedo enumerar sus defectos y nuestras diferencias. Theo prefería blanco, yo me quedaba con el negro; él disfrutaba comer pizza, yo mas bien optaba por escoger tacos. Theo amaba los deportes y yo simplemente amaba a los deportistas; él escogía la noche, yo en cambio el día.
Si tendría que decir algo que tuviéramos en común, sería nuestra pasión por la música y el chocolate. Ambos solíamos pasar horas enteras con los auriculares al oído y una barra de chocolate en la mano.
Todo esto llegaba a mi mente cuando tenía que verle sentado frente al televisor a todo volumen, mientras yo limpiaba nuestro departamento.
-¡Estoy harta! -grité ya agotada.
-Te pasas de dramática -dijo comiendo y ensuciando los muebles.
-Baja los pies de la mesa, Theo me tienes cansada ¡Me mudaré! -gritaba por toda la sala.
- ¿Me dejas tu dirección para ir a buscarte cuando a la casa no le quepa más suciedad? -dijo burlándose.
-¡Eres un cerdo! Ya veo por qué no tienes novia. No se como tu madre te aguantó todos estos años.
-Si algún día llego a casarme, no te voy a dejar sola, serás nuestra sirvienta.
-¿Ves lo que digo? No te soporto! -dije y salí de la casa.
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Olvidar que eres tu. #Sheo
FanficCuando una pareja se divorcia, lo usual es que cada uno haga su vida nuevamente. Si hay hijos, estos se van a vivir con uno de los dos, sin dejar de visitar al otro. Pero mi familia marcó la diferencia. Cuando cumplí 16 años de edad mis padres se d...