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A Lee SeokJin le hacen la propuesta de ser el asistente personal del hijo de el empresario más importante de Daegu. Sin embargo, al aceptar, acepta de igual manera el romanticismo y la pasión que le embarga cuando mira esos ojos esmeralda, tan...
❝Andaré sin saberlo Calzaré de tu cuerpo Como huellas en hierro❞
Daegu, Corea del Sur.
Martes, 6:00a.m, un castaño dormía plácidamente entre los montones de almohadas que yacían en su cama aquella cálida mañana. Hasta que el sonido vibrante de su alarma empezó a sonar, haciendo que el castaño hiciera pequeños quejidos e hiciera pataletas haciendo tirar las almohadas de su alrededor.
Después que finalmente se levantase,a pesadas penas, frotó sus ojos y bostezando se dirigió a su ducha, sacando su pijama de corazones rojos quedando totalmente desnudo para bañarse.
Cepilló sus dientes y se lavó la cara después que saliera de la ducha, se dirigió a su gran armario y tuvo su rutinaria decisión mental en qué colocarse aquel día.
Optó por unos pantalones vaqueros rectos azul cielo, camiseta blanca que dejaba ver parte de sus clavículas , un chaleco de lana rosa y Converse blancos.
Peinó su medio larga castaña cabellera, se colocó loción de vainilla , agarró sus llaves, bolso y salió de su casa, en camino a su panadería.
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Era una mañana bastante tranquila para ser martes, no había tantos automóviles, hacía un clima relajante, el canto suave de las aves hacia más tranquilo el panorama.
Entró a su panadería y encontró a su mejor amigo y hermanastro, Jimin, leyendo el periódico y cruzado de piernas. Hasta que escuchó la campanita que colgaba arriba de la puerta indicando que había ingresado alguien. Levantó la vista.
-Buenos días, Jinnie- saludó con sus típicas sonrisas.
-Buenos días, Jiminnie- devolvió el saludo adentrándose más a la panadería colocando su bolso en una de las sillas del lugar.
-¿Ya hiciste los panes de queso?- preguntó sintiendo un leve aroma a ese pan.
-Sí...Apenas estoy haciendo la masa de los brownies- informó dejando el periódico a un lado y poniendo su atención al castaño.
-Está bien entonces- se colocó su mandil de ositos y se recogió su cabellera en una media cola.
-¿Cómo te va con el apartamento?- preguntó acercándose a su mejor amigo.
-Bien supongo, quiero adoptar un gato o un perro, hay mucho silencio desde que me mudé- habló revolviendo la anterior masa de Jimin.
Este soltó una carcajada.
-Nosotros compramos un hamster porque nos recuerda a ti- dijo el rubio sacando los moldes de brownies.