"Mi corazón se quiebra con cada paso que doy"
Daegu, Corea Del Sur
La nieve caía suavemente en completa armonía, yendo de la mano con la perfección de la naturaleza. Taehyung acariciaba sus manos arrugadas y llenas de heridas junto con las cicatrices, era Diciembre y junto a su hijo de ya ocho años habían decorado para Navidad. Había aprendido a cocinar de maravillas y la cena estaba casi lista para recibir la Noche Buena junto a las personas que más apreciaba.
La vida le había dado retos y altibajos, pero sin duda no podría mejorar más.
Tenía a un hijo sano, parlanchín y sonriente, él estaba sano con unas cuantas canas, tenía buenos amigos, un puesto excelente en la empresa de su padre, un hogar cálido donde descansar. ¿Qué más podría pedir?
—Papá, mira el ñibujo que hice para tío Jimin y abuelito— vino corriendo Kai con notable felicidad, con su sweater navideño que le quedaba gigante y el cabello despeinado sosteniendo una hoja mediana.
—Kai, es dibujo, no ñibujo — corrigió riendo agachándose para agarrar la hoja que sostenía el niño.
—¿Te gusta?, lo hice con mucho amor— confesó juntando sus manitas sonriendo levemente— aunque Tío Jimin quedó un poquito chiquito— susurró avergonzado.
Taehyung observó detenidamente el dibujo sonriendo por la ternura de su pequeño, sin embargo frunció el ceño cuando visualizó una persona más de las que conoce Kai.
—Cielo, ¿Quién es el hombre adicional de rosa?— preguntó señalando al individuo que estaba junto a él abrazados con un niño en el centro, que suponía que era Kai.
—Oh, es papi Jin— confesó naturalmente.
Taehyung abrió los ojos impresionado y no supo que decir al respecto.
—¿Papi Jin?— frunció el ceño sintiendo un escalofrío en su columna vertebral al escuchar ese nombre de nuevo.
—Sí, cuando tuvimos la conversación de quién era mi mami, ¿recuerdas?, y me mostraste una foto de él en tu billetera— dijo sonriendo dando saltitos.— Sé que está en el cielo creando las nubes, protegiéndome siempre.
El contrario se quedó mirando a su hijo sin palabras. Nunca pensó que Kai tuviera tan presente a Jin después de la "conversación" que más se sintió nervioso y dolido.
El sonido de las llaves lo sacó de su trance y levantó la vista viendo a Jimin y a su padre acabando de entrar, Kai salió corriendo con los brazos extendidos abrazando a los presentes y quitándole los regalos que tenían ambos con emoción.
—Hola, Tae— saludó Jimin— Feliz Navidad— se acercó al mencionado y lo abrazó con cariño para luego abrazar a su padre de igual forma.
Jimin fue de gran ayuda después de la pérdida de su amado esposo, ayudando a denunciar a Baekhyun haciendo que estuviera detrás de las rejas, lo ayudó con su hijo y con el duelo, yendo a terapia ambos por el gran impacto que tuvieran tras la ausencia de un hermano mejor amigo y un gran esposo.
—Feliz Navidad, hijo mío— lo abrazó efusivamente dejando palmaditas suaves en la espalda del mencionado.
Tras la llamada preocupada de su padre, le explicó todo, disculpándose mutuamente tras hablar correctamente y entender las diferencias. Lo ayudó también con su hijo después de llorar porque tenía su primer nieto, muy hermoso e inteligente por cierto, ayudó a Taehyung apoyándolo y darle todo el amor que no fue recibido en su debido tiempo.
La velada fue íntima y familiar, Taehyung nunca pensó estar así a sus 38 años con un maravilloso hijo de ocho años, reconciliarse con su padre, y estar de casi mejor amigo con el que solía ser el hermano de su difunto esposo, las cosas no siempre fueron así de mágicas, sin embargo, no se arrepiente de nada si esa noche fue el resultado de todo.
Extrañaba con toda su alma a SeokJin, todos los días, pasó por un luto doloroso que incluso pensó en su propia muerte. Le dolía ver aquella casa donde se habían mudado en un principio, ver las paredes del cuarto de su hijo pintadas por sus propias manos y las de el amor de su vida, su lado de la cama seguía intacto, ya frío y sin el aroma de Lee.
—¡Dinosaurios!— gritó Kai con felicidad al abrir uno de los primeros regalos para él— ¡Gracias, abuelo!
Visitaba a SeokJin cuatro veces a la semana, hablaba con él y se desahogaba de vez en cuando. Nunca nadie podría ocupar el lugar de él en su corazón.
Sonrió mientras acariciaba con su dedo índice y pulgar el collar que solía tener su esposo, con un dije de una rosa mitad roja y mitad blanca. El collar que llevó en su primera cita.
—¿No tienes ese libro ya?— preguntó divertido Jimin cuando abrió el regalo de parte de su padre.
Había podido salir adelante solo y con las personas que menos esperaba tener en su vida diaria, pero que se ganaron su amor y aprecio. SeokJin podría ser el dueño de su ser pero siempre salió adelante, aunque le doliese, sin él.
—Lindos calcetines, Pa— dijo riendo junto a su hijo y Jimin al ver los calcetines que llevaba su padre al quitarse las botas, unos calcetines de reno morados.
La vida no acabó esa madrugada en ese hospital a sus treinta años con un esposo sangrando.
Porque él era la rosa roja de espinas que SeokJin pudo agarrar sin pincharse, SeokJin era la rosa blanca tan delicada que Taehyung pudo cuidar sin lastimar ni uno de sus pétalos.
Al parecer, el color de las rosas importa.
FIN.

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𝐸𝑙 𝐶𝑜𝑙𝑜𝑟 𝐷𝑒 𝐿𝑎𝑠 𝑅𝑜𝑠𝑎𝑠- 𝑇𝑎𝑒𝐽𝑖𝑛
Hayran Kurgu~🥀🍷 A Lee SeokJin le hacen la propuesta de ser el asistente personal del hijo de el empresario más importante de Daegu. Sin embargo, al aceptar, acepta de igual manera el romanticismo y la pasión que le embarga cuando mira esos ojos esmeralda, tan...