Capítulo 29: How To Desappear

249 33 4
                                        



"El camino es largo, seguimos adelante, trata de divertirte mientras tanto."


Daegu, Corea Del Sur.


Hoseok había regresado a Daegu. 

Y sus cabellos azabaches se movían por el viento gélido rebelde que susurraba por las calles, las señoras emprendedoras lo miraban de soslayo, encantadas e incluso hipnotizadas como por hechizo de una malvada bruja.

Pero, contrario a todas las personas riendo y conversando animadamente, Hoseok se encontraba preocupado y ansioso, caminando a pasos agigantados con un gran ramo de rosas violáceas. 

El corazón lo sentía en la boca, y estaba tan temeroso que podía sentir las minúsculas gotas saladas del sudor transpirando por cada poro de su piel, y el leve temblor de sus articulaciones. Había partido de Daegu hace más de dos meses, con una promesa en sus labios que marchitaba con cada paso que cada, las caricias de Jimin permanecían en su piel como tatuajes de una eternidad romántica que, tal vez eran fáciles de borrar. 

Al ver el gran letrero de la panadería disminuyó la velocidad de sus pasos y respiró profundo apretando levemente gran ramo de rosas violáceas, organizándolas antes de entrar y escuchar el reconocido sonido de la campanilla arriba de su cabeza, indicando la entrada de alguien. Jin levantó la vista y observó al hombre de cabellos chocolatosos y una mirada inocente pero aun temerosa, con una boina canela a un costado de su cabeza y el gran ramo de rosas que no dejaba ver su pecho.

—Buenas tardes, ¿en qué le puedo servir? — Saludó el de ojos zafiro amable. Pudo sentir que reconocía al hombre que estaba al frente de él, pero no sabía de donde. 

—Buenas tardes, mi nombre es  Choi Hoseok y vengo a buscar a Min Jimin que hace unos meses vi que trabajaba aquí—dijo serio mientras veía que la panadería se encontraba en mejor estado. 

—¿Hoseok?— murmuró pensativo y se dio cuenta que ese era el chico que Jimin tanto le había hablado y llorado. Pensaba ir escaleras arriba a buscarlo pero no podía dejar el lugar solo, y obviamente no confiaba en Hoseok. —  espéreme unos segundos.

Se escondió detrás de uno de los muros y llamó a Jimin rápidamente y cuando le contó, bajó como alma que lleva el diablo. 

 —¡Hobi!— gritó Jimin en cuanto vio al azabache, no esperó  bajar totalmente de las escaleras cuando saltó hacia él cual canguro haciendo que Choi dejara caer el ramo para abrazar con vivacidad al chico. 

¿Hobi?

Jin abrió sus ojos sorprendidos, Hoseok era compañero de trabajo de Taehyung.

—No sabes cuánto te extrañé, ojitos— musitó el azabache en el oído de Jimin, besando su mejilla de paso.

—Igualmente— respondió sonriente, bajándose del contrario. 

—Yo... te traje rosas— dijo tímido agachándose a recoger el ramo tirado con anterioridad.

Al contrario le brillaron los ojos de felicidad y le sonrió enternecido. 

—Muchas gracias, Hobi, no debías— agradeció apretando el ramo contra su pecho.

—Yo regresé, aparte porque desfallecía por verte, porque necesito anunciarte algo importante— reveló más serio— A solas. 

—Oh, está bien..— musitó desconfiado. 

Jimin y Hoseok salieron de la panadería sin ambages. Ambos se encontraban realmente preocupados por el otro, y su relación. 

—Ojitos, yo...— tragó seco, en un intento de calmarse— Seré padre.

Jimin lo miró con el ceño fruncido, intentando encontrar un rastro de humor en su lastimoso rostro, sin éxito. 

—¿Qué quieres decir?— musitó quedito. 

—Yo solía tener una novia en Italia, y pues en una noche de copas, una cosa llegó a la otra y...— el contrario colocó su dedo índice en su boca, en señal de que callase.

—No digas nada más, sólo, wow— miraba a otras partes con desesperación, cualquier otra cosa menos el rostro del contrario. 

—Entiendo si te enojas conmigo, o si me terminas, o... No lo sé— decía apenado.

Jimin negaba con su cabeza una retahíla de veces, mientras de sus ojos brotaban saladas lágrimas, y caminó con pasos agigantados fuera de Hoseok.

—¡Jimin! ¡No te vayas!— empezó a perseguirlo. 

—¡No quiero verte más, idiota! ¡Entiende!— gritó furioso con su rostro empapado de lágrimas. Hasta que desapareció de la vista de un petrificado Hoseok.

 Hasta que desapareció de la vista de un petrificado Hoseok

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Es realmente encantador tenerte aquí esta velada— reveló el pelinegro alzando la copa de vino al aire, chocando sutilmente con la copa contraria. 

—Es conmovedor que digas eso, yo también me siento muy feliz en este momento— dijo sonriendo, sintiendo el calor apoderarse de sus mejillas. 

—¿Sabes?, nunca pensé que podría estar de esta manera con alguien, que incluso alguien me amara de una forma recíproca y pura como siento y creo que tú lo haces— sorbió un trago de vino con la atenta mirada del castaño— ¿Quién lo iba a decir? tú que solías ser mi asistente personal, ahora te pienso contratar para ser mi esposo, ¿aceptarías ese empleo?— Taehyung de su bolsillo sacó una pequeña cajita de terciopelo de color vino tinto que contrastaba con su camisa de seda, y la abrió dejando mostrar un radiante anillo de oro con un lindo diamante rosa en el centro.

Jin borró su sonrisa y en su lugar su corazón empezó a bombear con fuerza que podía sentir el retumbar de sus latidos en sus oídos, pudo sentir pequeñas gotas caer de sus ojos y sus manos empaparse de sudor y las secó cuidadosamente en su pantalón clásico beige, se limpió suavemente las lágrimas y abrazó con euforia al contrario del cuello.

—Por Dios, sí— susurró en su oído con la voz débil, Taehyung lo abrazó de vuelta y con parsimonia deslizó el anillo en el dedo anular de su amado. 

Los aplausos no tardaron en aparecer y ambos sonrieron con las mejillas sonrosadas y húmedas, pero felices, muy felices. 

 —¿Quieres ir a un lugar más privado, ternura mía? — le susurró al oído.

—Quisiera ir a todos los lugares del mundo, pero contigo— besó su frente con suavidad y no tardaron en salir del restaurante después de pagar la cuenta, ambos se subieron a la limosina.

Al llegar, solo se escuchaban los chasquidos de los besos, el sofocante ambiente que creaba sus cuerpos ventilados, el aroma de ambos se mezclaban en el viento. Ambos se encontraban medio desnudos cuando entraron en la habitación de Jin, a mezclarse y ser un sólo cuerpo físico como sólo ellos saben hacerlo, a sellar un pacto de amor que esperaban y perdurara por muchos años más, un pacto que demostrara cuánto se amaron un día y, que si ese amor se acababa, que al menos ese pacto perdure en la existencia y le recordara al mundo cuánto se pertenecían uno al otro.


𝐸𝑙 𝐶𝑜𝑙𝑜𝑟 𝐷𝑒 𝐿𝑎𝑠 𝑅𝑜𝑠𝑎𝑠- 𝑇𝑎𝑒𝐽𝑖𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora