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A Lee SeokJin le hacen la propuesta de ser el asistente personal del hijo de el empresario más importante de Daegu. Sin embargo, al aceptar, acepta de igual manera el romanticismo y la pasión que le embarga cuando mira esos ojos esmeralda, tan...
SeokJin es un chico inseguro, escéptico. Después de que su madre muriera de leucemia hace 15 años y que su padre entrara en una profunda depresión.
La depresión de el robo de su otra mitad.
Así le decía su madre adoptiva cuando tenía cuatro años, no entendía el mundo y mucho menos un corazón roto. La "depresión del robo de su otra mitad" suponía que mató a su padre hace 14 años.
Tuvo un par de amores en la preparatoria, añorando un amor tan profundo igual o parecido que el de sus difuntos padres, que sólo pudo escuchar a través de las historias que le contaba su madre adoptiva y cuentos fantásticos que le contaba Jimin cuando eran pequeños.
Un príncipe azul.
Un príncipe azul que lo amara y valorase, que lo llenara de cosas dulces, besos y acaricias.
Pero solo eso pasaba en los cuentos de Jimin, y en la historia de amor de sus padres que le contaba su madre adoptiva. Tal vez, sólo tal vez, no podría tener una bella historia de amor.
Alguien que sanara su adolorido y herido corazón.
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Se acercó a pasos lentos hacía la cama matrimonial, como si el mínimo ruido que hiciera fuera mortal.
Taehyung volteó a ver a la otra presencia en la habitación, serio, como de costumbre.
SeokJin vió un brillo en sus ojos, casi hipnotizante, tenía sus pupilas dilatadas, pero el rostro serio, mostrándose displicente.
Aún estaba desnudo, salvo a los pantalones colgados en sus caderas.
Ambos en silencio, mirándose uno al otro, sin saber qué hacer o decir.
Las manos de el castaño empezaron a sudar, nerviosas, las ocultó atrás de su espalda.
-Emm...- vaciló con sus palabras.- Sobre anoche...
-Fue un error- dijo evasivo, sin mirar al castaño.
-¿Qué?
-Sólo fue un momento en que no estábamos conscientes, drogados y con el alcohol en las venas, algo simplemente incorrecto- volteó a ver al de mirada azulada- Sólo, olvidemos lo que hicimos y prosigamos con nuestras vidas y trabajo. Jefe y asistente, nada más.