𝐸𝑙 𝐶𝑜𝑙𝑜𝑟 𝐷𝑒 𝐿𝑎𝑠 𝑅𝑜𝑠𝑎𝑠- 𝑇𝑎𝑒𝐽𝑖𝑛

Capítulo 15: Paper rings

❝Será esa caricia que te
Descontrola, y ese beso que te
Vuelve adicto a mi❞

Daegu, Corea del Sur.

Jungkook portaba una gabardina negra de cuero, junto a pantalones rectos igualmente negros desgastados, mocasines pulidos y esa sonrisa socarrona que tanto detestaba con el adorno del piercing en su labio inferior. En la entrada de su panadería.

Cualquiera que lo viera diría que parece uno de los agentes de hombres de negro.

-¿Qué haces aquí, Jungkook?- preguntó con molestia en su voz.

-Vengo a tener una platica pacífica con Jinnie - dijo sin dejar de sonreír.

El mencionado levantó una ceja evasivo.

-¿Para qué lo quieres?- preguntó ceñudo el rubio.

-Solo hablaré con él, solo unos cuantos minutos- se humedeció sus finos labios.

El castaño lo pensó unos segundos hasta que se levantó de la silla y caminó hacia el más alto y lo jaló del brazo para ir afuera.

-Bien, habla- se cruzó de brazos mirándolo desafiante.

-Quiero que nos vayamos del país- habló sin más.

Jin frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir?

-Quiero decir que, renuncies al trabajo sórdido que tienes ahora, te despidas de todos tus amiguitos y junto a mi, nos vayamos a Francia- le acarició su mejilla.

-No sé si no fui lo suficientemente claro que no quiero nada contigo, y mucho menos irme del país cuando toda mi vida está aquí en Corea.- Jungkook lo miraba sin expresión- ¿Qué te hizo pensar que me iría contigo?.

-Siempre quisiste ir a Francia, y quiero cumplir nuestras promesas- lo miró serio.

Jin mordió su labio inferior y tragó grueso.

-Eso era cuando eramos unos sardinos que vivían en las nubes, Jungkook.- bajó su tono de voz a uno melancólico- ya somos adultos, tenemos que dejar ir las cosas, tenemos que seguir nuestras vidas por separado- hubo una breve pausa- Adiós- estaba dispuesto a irse.

-Te gusta él, ¿no es cierto?- habló con frialdad en su voz. Lo que hizo que el castaño parara en seco, sin verlo.

-No sé de quién hablas.

-Taehyung- mencionó lentamente- Te enamoraste de él- dijo resentido.

-No es cierto- no se volteó, pero desvió la vista.

El pelinegro soltó una risa amarga y cáustica.

-Los vi esa noche en mi hotel, estaban drogados pero... - pudo sentir el resentimiento y melancolía en la voz opuesta- al parecer estaban muy alegres con el otro. Vi cuando se miraban atentamente, así como me mirabas a mí y me regalabas esas rosas blancas.

Una lágrima resbaló por su mejilla al recordar. Y se volteó, vió que el más alto también tenía sus ojos humedecidos.

-Las rosas blancas- susurró limpiando sus propias lágrimas con el dorso de su mano.