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Capítulo cuatro.

||Dedicación:  flordeawuita ||

||Dedicación:  flordeawuita ||

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Narra Hera Zabat Petrov.

Pasado.

   Mi audición se cortó en seco al ser aturdida por el habla de mis pensamientos. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando lo pensé de otra forma.

Había perdido a lo último que me quedaba de Amon.

   El dolor en mi corazón se intensificó y comencé a soltar sollozos en voz baja. Las lágrimas me prohibían ver con claridad los rostros de todos los presentes allí, pero supe que Echo les había informado a todos lo que estaba pasando. Lo confirmé cuando mi hermano se lanzó sobre mí, diciendo cosas que no podía leer en sus labios, cosas completamente inaudibles para mí. Las manos de Echo tomaron mi brazo con fuerza, y cuando lo hizo mi audición regresó y pude oír con claridad su gran grito, ese grito que nos congeló a todos porque no era un simple grito, sino que estaba cargado de magia. Y no precisamente blanca.

   Cuando comencé a moverme del dolor que ese grito estaba ocasionando en mi cabeza, Myles y Hades tomaron mis brazos, evitando que me moviera mucho más o golpeara a alguien. El dolor era insoportable, realmente era dolor. Aunque no podía verla, sabía que Echo tenía las manos en mis muslos. Que había subido mi camisón y se había entrometido entre mis piernas. El tacto frío de sus manos me lo dejaba saber. El viento arrasador comenzó a recorrer toda la habitación cuando la magia comenzó a hacer efecto. Y mientras seguía gritando, con sus manos en mi cuerpo, fue que finalmente lo sentí.

Dolor.

   Me mordí la lengua para no gritar de dolor, no quería hacerlo, pero sentí mis muslos arder a carne viva. Sentí el tacto de Echo arder en mi piel, como aquella vez que Amon trajo un curandero del pueblo y me quemó con el mechero. Lo sentí de esa manera, pero ésta vez guardé mis gritos y sufrimiento dentro. Luché por mantener los ojos abiertos, observando ese viento arrasador mover el verde cabello de la Bruja del Norte. Sus oscuros ojos estaban cerrados, su rostro deformado mientras gritaba y sus manos seguían en mis muslos, quemando. Sentía en el ambiente la magia, y ya no tenía fuerzas para luchar contra Myles y Hades para liberarme. Echo me quitaba la fuerza, y yo no sabía lo que estaba haciendo.

   Las lágrimas descendieron de mis ojos hasta el suelo, cayendo. Me tragaba el dolor, mis gritos y sufrimiento. Pero llegó un momento donde sentía que el alma y mi vida eran arrancadas de mi cuerpo, cuando sentí que el mundo entero tembló al Echo dar su último grito, quitando las manos de mi cuerpo, deteniendo el viento arrasador alrededor de la habitación de trono y poniéndose de pie con prisa. El dolor terminó y la debilidad absorbió mi cuerpo por completo, dejándome en un estado exhausto donde no pude evitar cerrar los ojos y desmayarme; pero antes de hacerlo ví a los ojos de mi amiga bruja, esa que me devolvió la mirada, una que me asustó completamente al ver aquellos ojos, antes cafés, ahora blancos como la nieve. Su cuerpo se desvaneció y el mío se durmió.

Mayor Verdad © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora