Capítulo dieciocho.
||Dedicación: a mí, y por las lágrimas que solté escribiendo esto ||
Narra Aegon.
Los días pasaban volando cuando se trataba de mantener mi mente ocupada en algo todo el tiempo, solo para cansarme lo suficiente y que por la noche pueda dormir todo el tiempo y con tal profundidad que no le dé tiempo a mi cabeza idear alguna forma de torturarme con pesadillas. Porque habían vuelto, y ni siquiera mis peleas o mis aventuras con Amerie podían quitarme aquello de la mente.
Me acerqué a la puerta, abriéndola para salir al exterior, donde el atardecer estaba presente, demostrando que la noche abrazaría Futuro muy pronto. Amerie y Lux peleaban cuerpo a cuerpo con los puños en lo que restaba de la leve luz del sol y la presente luz de la luna. Ambas aprendieron rápido a defenderse y atacar cuando era necesario, y yo había mejorado considerablemente los últimos años, por lo que ya no practicaba con ellas, pero de igual manera no me dejaba estar, consciente de que debía mantener la musculatura porque... Elevé la cabeza por instinto cuando el sonido llegó a mis oídos y busqué cualquier indicio que me dijera de dónde provenía, pero cuando ví la luz amarilla y anaranjada de las antorchas elevarse por encima de las copas de los árboles y moverse a lo largo del bosque de forma perpendicular a la casa, silbé para llamar la atención de ambas mujeres, abriendo la puerta nuevamente para que se adentraran a la casa hasta que la horda de soldados de Presente pasara hacia, lo que entendí, era el castillo de Arce, donde sabía que la princesa heredera al trono de Futuro vivía con su regente. Tal vez encontraron a la reina, pero la cantidad de soldados que pasaron por este bosque los últimos dos días era aterrorizante. Y todos de Presente y Pasado, por lo que comprendí, no eran aliados de la reina de Futuro. Empujé con cuidado a Lux, quien fue la última en entrar, para cerrar completamente la puerta. Amerie corrió a apagar la única vela que iluminaba la casa y, con un tono firme y abrumador ordené:
—Agáchense —ordené en voz baja y con rapidez.
Lux me hizo caso, dejándose caer sobre sí misma detrás de uno de los muebles de madera de la sala. Olfateó el aire, como si pudiera sentir algo, pero desvié la mirada cuando quise darle privacidad con su acostumbrada magia fallida. De esa manera, analicé el salón oscuro. La luz en Futuro se iba con tanta rapidez que ni siquiera le daba tiempo a tus ojos a acostumbrarse al repentino cambio. Mi mirada recorrió el lugar con prisa, buscando aquellos azulados ojos que me volvían loco de dos maneras totalmente distintas, completamente contrarias. Pero mi corazón se aceleró en exceso cuando no la ví por ningún lugar. En silencio, le indiqué a la chica que se quedara allí, quieta. Mi cuerpo entero tembló cuando comencé a moverme con prisa y en silencio hasta la sala de cocina, donde estaba completamente seguro que ella se encontraba. No alcancé a cruzar la puerta ya que en menos de un segundo, un tenedor lastimó mi mano derecha. Volteé con paciencia y exhalé con lentitud y tranquilidad.
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Mayor Verdad © [TERMINADA]
FantasíaSegundo libro de una bilogía [Bilogía Contradicciones]. Una reina, una asesina a sueldo y una mujer furiosa. Hera Zabat. Era hora de que la asesina a sueldo lama sus heridas dentro del castillo de Arce, donde la familia real ya no existía. Pero lo...