Pizza: Edward Delevingne

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El almuerzo era diferente.

Todos disfrutaban de la comida callados, sí, pero... con un toque de culpa. El ambiente era pesado y pocos lo notaban, solo unos cuantos antisociales y frikis. Supongo que yo debería de pertenecer ahí.

— ¿Hicieron la tarea de lengua?—Gabe preguntaba mientras disfrutaba de su pizza como si fuera la última.

Pizza.

La risa de Madeline vino a mi mente. Ese vago recuerdo que ya no era nada para ella.

—Supongo que no... el profesor no la revisa— Camille comentó. Parecíamos niños de secundaria preocupándonos por eso.

—Pero yo soy un buen alumno y me preocupo por mis estudios—Dijo Gabe—. Así que pásenme la tarea.

—Eres un gran alumno entonces—Peter, un compañero lejano de nuestro grado comentó mientras se movía en su silla frente a mí.

—Claro, soy Gabriel Hood.

—Y Gabriel Hood está Hot—Camille dijo para después reír de su propia "Broma"

—Ja. Ja. Ja. —Espeté lado suyo.

—Está bien. No soy buena en los chistes—Levantó las palmas en defensa.

—Sí, no seas eso, por favor—Peter suplicó.

—Se supone que estamos aquí para estudiar arquitectura—Se carcajeo.

—Puedes ser otra cosa. No necesariamente lo que estudias es a lo que te vas a dedicar.

Ellos dos comenzaron una conversación sobre su futuro mientras Gabe comía como cerdo y yo buscaba algo con la mirada.

No había puesto atención a la conversación de los chicos cuando ya estaban gritándose.

Por último, Peter dijo:

—Tengo un pollito y el pollito me protege—Le sacó la lengua a Camille.

—Tengo un tomate y el tomate me protege de tu pollito— Contraataco Camille.

—El pollo se puede comer el tomate, duh.

—Mi tomate es divergente y no puede ser controlado ni comido.

—Tengo un perrito anti-divergentes y puede comerse a tu tomate.

Gabe tragó y dijo:

— ¿Se dan cuenta que se salieron automáticamente del tema, par de inadaptados?

—Gabe—Camille lo llamó—. Llévame a ver Orgullo y Prejuicio.

—Esa película salió hace varios años.

—No me interesa.

Peter habló. —Libro Rojo.

¿Qué?—Dijimos al unísono.

—Hay que jugar al libro rojo.

— ¿Para qué?—Fruncí el ceño.

—Para saber cuándo se va a inundar la tierra y cuando nos van a matar los psicópatas—Psicópatas. Al ver mi expresión, él se disculpó—. Lo siento. Quise decir que hay que saltarnos la clase de Lengua ya que es muy aburrida y Gabe no hizo la tarea. Podemos ir a la biblioteca, tomar un libro rojo y jugar—Nos miró por un rato mientras la timbré decía que el tiempo había acabado.

—Está bien—Me encogí de hombros—. No tengo nada que hacer.

Gabe y Camille se miraron mutuamente para después asentir.

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