Puntos Blancos: Edward Delevingne

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Peter.

—Libro rojo ¿Algún día tendré hijos?

‹‹La esperanza es lo primero que muere››

— ¿No era al revés?— Comenté.

—Pues según...—Gabe le arrebató el libro e imito su acción.

—Libro rojo... ¿Estoy a salvo?

‹‹Las miradas se centraron en un punto de aquella carretera››

—Odio cuando dice cosas sin sentido—Espetó el.

Camille le arrebató el libro y puso su palma en la portada.

—Libro rojo ¿Cuándo moriré?

‹‹El tiempo es rápido››

— ¿Qué significa eso? —Preguntó ella.

—Que tal vez no tardes en morir— Eso salió de mi boca antes de que pudiera detenerlo.

Le arrebaté el libro y pregunté.

—Libro rojo ¿Por qué sueño con ella?

‹‹En la obscuridad está la respuesta. En aquella casa tal vez››

— ¿Por qué no nos vamos ya? —Camille temblaba de frio.

—Tenemos que salirnos del juego antes.

—Entonces hagámoslo.

Gabe caminaba a unos pasos demás de mi mientras alcanzábamos el coche en el aparcamiento de la universidad. Podría escuchar la suela de sus zapatos arrastrándose contra el pavimento; Venia sin ánimos.

— ¿Por qué no has ido a ver a Madeline? —Me preguntó.

—Tengo que cumplir una promesa—Suspiré.

—Olvida esa promesa. Ella no está de muy buen ánimo. Es obvio que le falta algo—Quien diría que Gabe me estuviera diciendo esto. —Ayer fui a verla y me nombro Edward. Le dije que era el chico de los ojos verdes... y me llamó ¡Edward!

— ¿Y qué? —Me giré.

—Es obvio que no tienes los ojos verdes. Su memoria realmente colapsó, tiene todo revuelto. Necesita a alguien que la ayude y su padre te sacó de ese manicomio para eso.

—El ya no me quiere cerca de ella. Agradezco de verdad que me haiga sacado, pero no puedo hacer nada si él no lo quiere.

A lo lejos noté que Peter corría con velocidad hacía nosotros.

— ¿A dónde van? —Frunció el ceño.

—A casa—Contestó el.

—No. Hay un...——Tragó saliva y apuntó por donde venía—Algo raro. Camille me dijo que iría pos sus cosas a su casillero y ya no regresó. Todos comenzaron a gritar y a correr, no quise averiguarlo y salí de ahí. —Gabe y yo compartimos miradas y comenzamos a correr hacía la facultad.

Con forme nos acercábamos escuchamos los gritos de las personas salir. Cuando llegamos a la entrada, la muchedumbre se empujaba una con otra. No encontraba a la cabellera rojiza de Camille y eso me asusto.

—Debe estar en los baños—Les dije a los chicos.

Me siguieron con dificultad mientras escuchaba las advertencias de los que corrían para salvar su vida. ‹‹Van a morir si entran››

— ¡Por aquí!—Peter apuntó hacía la puerta de lengua, por la que salían las personas.

Corrían como perros mientras luchaban con nosotros para poder salir. Todavía no entendía el por qué salir tan apresuradamente, pero pienso que no es por nada bueno.

Camille yacía en el suelo, inconsciente. Su vestido azul con lunares blancos estaba descansando con ella. Peter la levantó en sus brazos e hicimos el camino de regreso.

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