Rompe las reglas: Atenea

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Me gustaba mi ropa limpia, cómoda, suavecita y blanca.

Me gustaba mi cama cómoda.

Me gustaba a la persona que tenía enfrente.

—Acepté—Me miraba con sus ojos oscuros mientras esperaba mi respuesta.

—¿Por qué?

—Mira el lado bueno; Ya no tendré que soportar todo este estúpido "tratamiento" y podre pasar a ser la cabeza de esto...

—¡Pero esto está mal!—Espeté—. ¡Nos entrenan para asesinar y eso no es bueno! no quiero que te arresten.

—Madeline, yo nunca acabaré de manos de la justicia—.Se incorporó en su cama—. Mi padre dejó que me trajeran aquí porque él sabía de todo esto y se supone que es policía. ¡Ese tipo de justicia no existe!

—No quiero que ellos te destruyan.

—No lo harán—Se acercó a mi cama y tomó mis cara—. Yo no dejaré que eso pase, pero te necesito a mi lado para impedirlo—Sus ojos se miraban brillosos y ahí noté como era el en realidad; Su cabello despeinado y rubio y su manera de pedirme que me quedara con él.

—No sé si pueda. No puedo aguantar más esto—Susurré contra su boca. El juntó nuestras frentes y sus labios querían atrapar los míos, pero había algo en el que lo impedía.

—Por favor—Me suplicó.

Trague saliva.

¿Qué haré yo allá afuera sin él?

Para todo el mundo yo estoy muerta menos para el. Solo le importo a él y el me importa a mí. No puedo déjalo.

—Está bien.

Sonrió a través de las pequeñas lágrimas que corrían por sus ojos. Las limpie con mis dedos mientras que el hacía lo mismo con las mías.

—Te quiero demasiado—Susurró antes de juntar nuestros labios.

—Londres—Gabriel se dejó caer en la silla de su escritorio mientras Ed y yo estábamos frente a él—. Es nuestro primer objetivo... bueno, digamos que el suyo.

Apreté fuertemente la mano de Ed.

—¿Dónde queda Gabe?—Le pregunté.

—Regresó a Nina a seguir con su vida normal. Nada extraño—El viejo se encogió de hombros mientras observaba mi rostro.

—¿Cómo va tu memoria?—Me preguntó.

—Tengo recuerdos vagos todavía, pero recuerdo mucho de mi vida pasada.

—¿Incluido el tratamiento anterior?

—Si.

—Bien—El suspiró y volvió su atención a los dos—. Serían muy buen equipo en esto, claro está que Ed es la cabeza—Me miró—. Espero que no tengas problema en eso, ya que no me importaría.

—No tengo problema.

—Perfecto—Aplaudió—. Saldrán en dos días en un jet privado, alguien los recibirá y les dirá que hacer, pero por lo pronto solo quiero darles una introducción.

Asentí.

‹‹Él es un amigo muy querido por mí y por ustedes también, pero ha hecho cosas demasiado injustas como para perdonarle la vida. Su maldad no tiene límites y se está quedando solo con todo lo que ha hecho. El señor York ha cometido muchos fraudes, seguido de participar en el asesinato de su esposa, el intento de homicidio de su hija y la violación sexual de su otra hija mayor. Dalton York no tiene consideraciones y esta semana estará en Londres de vacaciones junto a su hija mayor. Es su deber hacerle pagar››

—No puedo creerlo—Espeté—. Desde que me dejó aquí supe que tenía algo tramando, pero abusar de Linda... su preferida.

Estábamos en mi cama; Edward tendido en ella con sus manos en la nuca y yo tendida sobre el.

—Créeme que no me sorprendo, pero tampoco me lo esperaba... como que lo veía venir.

—¿Cómo?—Levante su cara para verlo.

—Él siempre me había culpado de tu secuestro. Decía que aunque la policía no me confirmara como responsable él sabía que yo te tenía bajo el control. Por eso me odia.

—Tal vez siempre me has tenido bajo tu control—Me arrastre hacía su boca y besé sus labios.

Siguió su juego y tomó mi cintura para mantenerme junto a él. Nos dimos vuelta y quedé en su control. Metí mis manos frías en su camisón blanco y toqué su abdomen mientras el bajaba su boca hacía mi cuello y lo saboreaba.

—No creo que sea momento para esto—Dije.

Bufó y se detuvo.

—¿Qué tal si esperamos hasta Londres?—Juntó nuestras narices mientras me acariciaba el cabello.

—Me parece perfecto—Me lambí los labios de nuevo y lo besé.

American OxygenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora