Capítulo 1

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Era ya de noche, salió de la universidad para dirigirse directamente a su departamento con una sonrisa en su rostro. Hoy es el cumpleaños de Sanha, pasaría a comprar su regalo y una pequeña torta para celebrar hasta que detuvo su andar. Su sonrisa se borró al recordar la pequeña conversación que tuvieron en la mañana:

—¡Sanha, ya me voy! —gritó desde la sala.

—¡Hyung, espera! —corrió en pijama.

—¿Pero qué te pasa?

—Hoy habrá fiesta —afirmó dejando al más bajo confundido —hyung, no me digas que olvidaste qué fecha es hoy.

—No, solo que dijiste que vas a hacer una fiesta, ¿no? —Sanha asintió en respuesta—. ¿Va a haber gente?

—Hyung, si no hay gente no es fiesta.

—Ajá, bueno —suspiró—. Regreso, te doy tu regalo y me voy a cenar fuera —dijo mientras enumeraba con sus dedos.

—¿Por qué no te quedas, hyung?

—Sanha, sabes que no me gustan las fiestas —le recordó con cierta molestia a su menor— y más si hay tanto alfa por acá.

—Sí, ya sé... pero al menos quedate un rato para presentarte a él —dijo mientras hacía una mirada cómplice.

—Ah, ¿el famoso Park Jinwoo vendrá? —el menor asintió, mientras que él se dirigía a la puerta—. Okey, pero después me voy

—¡Adiós hyung!

Desde semanas atrás Sanha estaba insistiendo en presentarle a aquel alfa, Jun realmente no tenía ningún interés en conocer a alguien así que hoy pretende acabar con las esperanzas de ese sujeto. Ahora que lo piensa, eso fue en la mañana, madrugada para él. Era probable que Sanha estuviera hablando con un Jun zombie que con uno consciente de lo que estaba diciendo.

Desvío su andar para ir a una tienda. ¿Qué le podría comprar? Ambos vivieron como por dos años juntos pero ni siquiera se conocen bien. No es como que hablaran de cosas triviales cada que se veían y tenían tiempo para verse; a penas cruzaban palabras en la mañana y en la noche. Aún así ambos salían cada vez que podían. Para él es agradable la presencia de ese pequeño omega, casi que se ha vuelto su confidente.

Suspiró, paseó un largo rato por los pasillos de la tienda, el olor a dulces le estaba empezando a molestar. Su vista recorrió todas las cosas de la tienda hasta que una cajita rosa con negro llamó su entera atención. En la etiqueta decía que tenía chocolates, caramelos, gomitas, y muchas cosas más. Encontró el regalo perfecto para ese omega glotón.

Pagó y pidió que lo envuelvan haciendo que parezca un regalo, lo guardó en una bolsa roja. Al salir vió un espejo de tamaño completo a su derecha. Genial, miró su cuerpo entero de perfil, estaba en esas fachas, todo manchado de pintura y tenía que ver a todas esas personas así. Da igual, solo iba a dejar el regalo.

Caminó unas cuadras más hasta llegar al fin a su departamento. El ascensor estaba vacío, su vista se mantenía fija en un punto en el espacio con su mente en blanco. Casi en modo automático se detuvo frente a la puerta, respiró hondo, abrió y dio un paso adelante.

—Dios mío.

Su rostro tenía una expresión de horror. ¿Qué le habían hecho a su amado hogar? Todo estaba lleno de personas, comida y las luces eran de colores chillones, parecía una discoteca. La música estaba un poco elevada, apenas entró dos chicos cerraron la puerta. Eran muchas personas en un espacio reducido y los diferentes olores combinados con comida le empezaban a dar náuseas, tanto que llevó una mano a la nariz.

[EN EDICIÓN] Contigo o Sin Ti: MyungJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora