XXIII. Miedo

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Jessica

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Jessica

-Me ha encantado que hayas venido -dijo Max mientras caminábamos por la playa, con el sol de fondo amenazando con desaparecer en el horizonte. Me agarró de la mano, gesto que pocas veces había tenido conmigo, demostrando lo cómodo que estaba en aquel momento. -Aunque no hayas ido a recibirme cuando gané -me echó en cara el hecho de que, a pesar de su victoria, me hubiese quedado dentro del garaje, pero era incapaz de hacer otra cosa. Me daba pavor mostrarme ante las cámaras. Bufé, porque sabía que si todo iba hacia delante, en algún momento, tendría que superar aquel miedo.

-Max, no crees que ya he tenido suficientes emociones este fin de semana? -pregunté riendo, recordando todo lo sucedido con Kelly y su padre, y, como no, nuestro encuentro sexual en aquel cuarto pocas horas antes de la carrera.

-Está bien, no te preocupes -sonrió mirándome mientras seguíamos caminando por la orilla, con nuestros zapatos en la mano. -Podemos ir poco a poco -y aquello era lo que necesitaba. Ir poco a poco. Ambos lo necesitábamos. Habíamos tenido unas vivencias recientes de las que necesitábamos olvidarnos y pasar página, pero tomaría su tiempo.

-Poco a poco -repetí sus palabras sonriendo, dándole a entender que estaba completamente de acuerdo.

-Aunque quizás podrías venir a la próxima carrera, dentro de dos semanas -su contestación me hizo estallar en carcajadas. Estaba claro que era una persona impaciente. Era incapaz de tomarse las cosas con calma, probablemente por culpa de su trabajo.

-Max, eso no es ir poco a poco -respondí todavía riendo, haciendo que él llevase una mano por detrás de su cabeza, revolviéndose el pelo. Parecía que le había dado vergüenza mi reacción.

-Ya lo sé, pero Jess, yo... te qui-bueno, quiero decir que quiero que vengas. Me gusta estar contigo -pensé que el corazón se me paraba con las palabras que estuvieron a punto de escaparse de su boca. No sabía si había sido a propósito, o si había sido una equivocación, pero por unos segundos me ilusioné, aunque después analicé brevemente la situación. Tan solo hacía un mes que nos conocíamos. Realmente se podía querer a alguien en menos de un mes? No tenía una respuesta correcta, pero sentía que había conocido más a Max en ese mes que a Nick en casi cinco años.

-Allí estaré, donde sea -sonreí, causando el mismo efecto en él. Había descubierto en ese último mes que me encantaba verle sonreír. A pesar de que a primera vista pudiese parecer una persona fría, Max era completamente diferente. Era emocional, sentimental, gracioso. Era una persona a la que le gustaba disfrutar de la vida al máximo.

-Italia -dijo todavía sin quitar la sonrisa de su rostro. Era como un niño pequeño cuando se trataba de su trabajo. Lo amaba. Amaba hablar de ello en cada llamada que teníamos. Amaba explicarme cada detalle o dato importante que consideraba que yo debía saber, aunque por mucho que se esforzase, era imposible para mi. -Puedes venir sin ropa interior otra vez si quieres -comentó sonriendo, pasando la lengua por sus labios, haciendo referencia a lo que había pasado hacía apenas unas horas.

Dangerous game | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora