Jessica
El timbre me despertó de forma abrupta cuando los rayos de sol comenzaban a colarse por las ventanas. No sabía qué hora era, pero estaba segura de que era temprano. Miré al otro lado de la cama. Max no estaba allí, pero el sonido del agua corriendo dentro del cuarto de baño me hizo saber qué sucedía.
Me levanté con pesar, haciéndome a la idea de que tenía que empezar el día, y lo hacía con el sonido infernal del timbre. Abrí la puerta y un hombre uniformado estaba al otro lado de esta.
-¿Es este el domicilio de Max Verstappen? -preguntó leyendo los detalles en el papel que portaba entre sus manos. Yo solo asentí, tratando de abrir bien los ojos a pesar del cansancio que tenía encima. -Bien... Traigo unos cuantos paquetes. ¿Puede firmar usted aquí? -dijo tendiéndome el papel junto con un bolígrafo.
-Claro -contesté dejando mi signatura estampada en el recibo.
El hombre se giró, dejando el papel sobre el suelo, y comenzó a meter paquetes dentro del hall del apartamento. Ni siquiera puedo decir con exactitud cuántas había, pero se trataba de un número fuera de lo normal. Ninguna de ellas traía un indicativo en el exterior para poder adivinar de qué se trataba.
-¿Max? -traté de llamar su atención al darme cuenta de que había cerrado el grifo del agua. -¡Max! -insistí cuando tardó en responder.
-¿Qué pasa? ¿A qué vienen esos gritos a primera hora de la mañana? -preguntó todavía desde el cuarto de baño.
-¿Se te ha ido la cabeza con la tarjeta de crédito? -pregunté al ver el recibidor de la casa repleto de cajas. Realmente había perdido la cabeza por completo.
-¡Mierda, joder! -se escuchó su voz avanzando por el pasillo en forma de eco. -Mira que les dije que no lo trajesen aquí -su rostro palideció y su voz se congeló al ver el desorden que se había formado en aquella estancia de nuestro hogar en tan solo unos minutos. Venía recién duchado, con el pecho igual de mojado que su cabello, y una toalla a la altura de su cintura, que cubría lo mínimo. Aquello sí que eran unos buenos días.
-¿Has comprado tú todo esto? -enarqué una ceja, esperando su respuesta, pero tan solo negó con la cabeza. -Pues ha venido a tu nombre.
-Juro que no he comprado nada de esto. Además, ¿Qué mierdas es? -gesticuló, señalando al joven del reparto, que lo miró algo asombrado.
-Eh... no lo sé -confesó después de dudar un par de segundos. -Viene a nombre de Max Verstappen, y lo envía un tal Jos.
Puse los ojos en blanco al oír su nombre. La mañana no podía ser tan bonita. No todo podía ser admirar el cuerpo semidesnudo de Max; tenía que haber algo que me jodiera el día, y no iba a ser otro que Jos. Tan solo oír su nombre me provocaba ganas de vomitar y meterme en cama de nuevo para no salir nunca más.
-Me han dicho que se lo entregue con este sobre -anunció el joven, que tendió el papel a Max. -Que tengan un buen día -dijo antes de desaparecer para dejarnos allí solos, aún tratando de asimilar que, probablemente, Jos quería volver a nuestras vidas.
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Dangerous game | Max Verstappen
FanfictionTen cuidado con los juegos. Algunos pueden ser peligrosos.