V. Todo es culpa de la bebida

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Me desperté con la cabeza dando vueltas por segundo día consecutivo

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Me desperté con la cabeza dando vueltas por segundo día consecutivo. Definitivamente, tenía que dejar la bebida. Me estiré en aquella cama asombrosamente grande y me di cuenta de que estaba sola en aquel lugar. Me incorporé lentamente, temiendo que mi estómago, completamente revuelto, decidiera expulsar lo que hubiese ingerido la noche anterior. El sol que entraba por la puerta de la terraza me cegaba.

-Max? -dije con un hilo de voz, pero nadie respondió. Parecía encontrarme sola. Instintivamente, levanté las sábanas de la cama para ver que solamente llevaba puesta una camiseta blanca y mi ropa interior. Intenté hacer memoria de lo que había pasado, pero mi mente estaba completamente en blanco. -Joder... -murmuré, replanteándome todos los pasos de mi vida que me habían llevado hasta aquel lugar. - Max? -volví a preguntar, esta vez elevando un poco más la voz mientras me levantaba de la cama lentamente. Recorrí la suite con mi mirada pero no había ni rastro de él. Mi bolso estaba tirado en el suelo, a los pies de la cama, y mi ropa perfectamente acomodada en el pequeño sofá que se encontraba en el salón.

Me agaché para sacar mi teléfono del bolso. Seguramente tendría mil llamadas perdidas de las chicas. Había quedado con este tío del que, hasta el día anterior, no sabía absolutamente nada y no había dejado ni rastro.

-Buenos días -escuché detrás de mí. Me giré y allí estaba Max, sonriente y solamente vestido con sus boxers color negro. Su pelo revuelto daba a entender que se acababa de levantar y todavía no había tenido tiempo de peinarse. Su mirada me analizó de arriba a abajo para después morderse el labio inferior. Me sentía más desnuda que nunca a pesar de tener algo de ropa puesta. -Cómo te encuentras?

-Eh... confusa -respondí sin saber muy bien qué decir. No me acordaba de absolutamente nada. -Si me puedes hacer un resumen de la noche, te lo agradecería -dije resignada, pues sabía que mi cabeza no estaba para pensar en aquellos momentos. Todo me daba vueltas.

-Nada -dijo sonriendo. Vaya, esto no me lo esperaba. -No pensarás que me iba aprovechar de ti tal y como estabas -se defendió llevando las manos al pecho, haciéndose el ofendido.

-Y... cómo estaba exactamente? -pregunté intentando sonsacarle más información, aunque no estoy segura de que aquella fuese la mejor idea. Su sonrisa se hizo todavía más amplia. -Me pasé con la bebida? -sí, definitivamente podía sentirlo en mi cuerpo. El estómago revuelto, la cabeza a punto de explotar... todo aquello eran signos de que así había sido.

-Digamos que te sentó un poco mal y decidiste contarme más cosas de las que necesitaba saber -soltó una carcajada que me hizo sonrojarme. Genial, le había contado mi vida, y seguramente algunas partes de esta de las que no me sentía precisamente orgullosa. -Como por ejemplo, qué piensas que soy mejor que tu ex en la cama -noté el calor llegar a mis mejillas, que en aquel momento estarían completamente rojas.

-Suficiente -frené a Max, que pretendía volver a abrir la boca para avergonzarme todavía más. Lo estaba disfrutando. Disfrutaba al saber lo mucho que me había gustado follar con él. El ego de todo hombre, no podía faltar en Max Verstappen. -Te importa si me ducho? Apesto a alcohol -era verdad. Aquel olor estaba empezando a marearme todavía más. Él simplemente hizo un gesto con su mano, señalando al baño, mientras que la sonrisa permanecía plasmada en su rostro.

Dangerous game | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora