XXVIII. Analizando a Max

6.8K 371 46
                                    

Jessica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jessica

-¿Te has vuelto loco? -escuché la voz de Horner al otro lado de la puerta, a pesar de estar cerrada. Estaba en una sala con Max, que no había tenido su mejor día. Después de una lucha encarnizada, había decidido que era buenísima idea ir al límite, y había acabado con su coche encima del de su máximo rival, Lewis Hamilton.

Desde el pasillo era imposible escuchar a Max. Horner parecía ser el único interlocutor en aquella conversación. Estaba segura de que Max, en aquel momento, estaría con la cabeza agachada. Se había equivocado y, aunque le costase admitirlo, sabía que era así. No hacía falta que nadie se lo dijese. Él ya era lo suficientemente crítico consigo mismo como para que nadie tuviese que darle una charla. Me daba pena que fuese así, porque no era plenamente consciente de lo bueno que era. Y, si lo hacía, siempre había alguna pega que empañaba su éxito.

Se abrió la puerta de la sala, y un Max cabizbajo y con expresión seria, me dedicó una mirada prácticamente indescifrable. Era una mezcla de tristeza, rabia y dolor. Jamás lo había visto así hasta ese momento. Nunca, desde que lo había conocido, estuvo tan serio como en aquel momento.

-Nos vamos -anunció agarrando mi mano y arrastrándome por el pasillo, sin darme opción a replicar.

-¿A dónde? -pregunté andando tan rápido como mis piernas me lo permitían. Su paso era acelerado, y parecía importarle poco el ritmo al que yo pudiese seguirle. Desde que me había quedado embarazada sentía que mi cuerpo pesaba el doble debido al cansancio. Era como si me pusiesen pesas en los pies.

-A casa -respondió de forma seca. Sabía que había sido una carrera dura para él y que necesitaría su tiempo para recuperarse de semejante varapalo, sobre todo teniendo en cuenta que era principalmente culpa suya. Pero, a pesar de todo eso, estaba raro. Estaba más raro de lo que pudiese ser normal ante una situación de tal calibre.

-¿No nos quedamos hasta el final? -estaba haciéndome daño el la mano a causa de su agarre, y posiblemente ni se había dado cuenta. -Max, para, por favor -suplico cuando el aire en mis pulmones empieza a escasear y mis piernas están cada vez más cansadas y rígidas a causa del esfuerzo. -¿Se puede saber qué mosca te ha picado? Esta mañana estabas perfectamente y ahora...

-Dios, Jess... No me pasa nada. Simplemente he tenido una mala carrera.

Miente. Se nota a leguas que está mintiendo. Si hay algo que caracteriza a Max es su transparencia. Es incapaz de ocultar la mínima emoción. Por mucho que sus palabras traten de convencerme de que todo está bien, sé que no es verdad. De repente, nada está bien.

||🖤||

No dijo ni una sola palabra durante todo el vuelo. Ni una sola. Ni yo tampoco. El silencio había inundado el lugar, y ni siquiera cuando aterrizamos se dignó a hablar. Tampoco en el taxi de camino a mi casa. Nada. Solo silencio. Y es eso lo que me quemaba por dentro. Odiaba el silencio; siempre lo había hecho. Odiaba el ambiente de tensión que se creaba durante un silencio incómodo, y también odiaba que estuviese sucediendo con Max.

Dangerous game | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora