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Tomando el té

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Tomando el té.

Ahora ellos estaban tomando el té.

– Bueno señora, fue un gusto, pero Beom y yo tenemos algo que hacer – se levantó. – Muchas gracias, ojalá se repita – dio una reverencia.

Ella rió.

– ¿Oíste, Beom? Quiere que se repita. Eso está bien – se levantó, recogiendo las tazas. – Espero que si – me guiñó el ojo.

Por Dios, ¡me guiñó el ojo!

Luego de encontrarnos en esa posición bastante implícita, le expliqué que solo éramos amigos jugando. Chicos siendo bros. Supuse que me creyó pero invitó a Yeonjun a tomar el té y... ¿Por qué acaba de guiñarme el ojo como si tuviéramos un secreto compartido del que no sé?

•••

– ¿Estas bien, bro? – Yeonjun se burló, acomodando su cámara.

– Ya no me molestes con eso. Mi mamá se pone muy nerviosa a veces.

– Ya, no te molestaré pero cambia la expresión, o no servirá para la foto.

– Perdón, perdón... – suspiré – Mira, que está es mi primera vez siendo modelo, así que entiéndeme.

Él sonrió y caminó hasta mi, puso sus manos en mis hombros. – Beom, tranquilo. Sé tú mismo y relájate, ¿necesitas que te ponga en contexto? ¿Decirte de qué va la historia para que puedas hacer una mejor interpretación?

– Mmm, creo que eso estaría bien – asentí. – ¿De qué se trata su historia?

– Ben es el protagonista, el chico más serio y directo de toooodo el instituto. Tiene un súper cuerpazo y las chicas mueren por él, es deseado y codiciado...

Sonreí. – Vaya, no mentía cuando dijo que doy la talla – presumí.

– Ya, pero aquí viene lo bueno. Ben se siente asfixiado cada vez que una chica se le acerca con interés amoroso. Él no sabe porque le pasa eso, pero es la razón de su constante rechazo hacia ellas.

Fruncí el ceño, tratando de meterme en la piel del chico. – Okey.

– Más tarde, aparece en escena Daniel, un chico sumamente guapo y, tal vez, tan esbelto como él. Entonces, sucede en él algo que no había pasado antes, algo que lo hace dudar de todo lo que creía, algo... – Él pico en mi pecho. – ...Que cambia su rumbo para siempre.

– ¿Y qué es?

– Ah- vas a tener que leer el libro cuando ella lo muestre en la feria de la escuela.

– Eso es trampa – me crucé de brazos.

– Bueno, Beom, ¿continuamos? – Palmeó mis hombros.

– Si.

Estuvimos tomando bastantes fotos. Él a veces paraba y las revisaba. Era gracioso ver las muecas que hacía de conformidad o desagrado.

– Creo que con esas están, Beom.

– Que bueno porque ya estoy cansado – bostecé, estirando mis brazos. – Ya me voy a casa.

– ¿Qué? ¿No me invitarás a cenar? – Se acercó a mí con una sonrisa ladina.

Lo observé por un momento. – ¿Sabes? Pensé que eras un chico serio.

– Mmm, un poco.

– Pero claramente eres algo pícaro, ¿no es así?

– Soy culpable.

– Okey – señale el camino. – Te invito a cenar.

– Te advierto que no sé qué cosa habrá hecho mami – avisó entrando a la casa

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– Te advierto que no sé qué cosa habrá hecho mami – avisó entrando a la casa. – Pero da igual lo que sea, voy a tener que ponerlo al microondas, y cuando metes algo sabe a todas las comidas juntas.

Me reí de eso e ingresé. La luz estaba apagada y él la prendió.

– Puedes sentarte en el sillón, iré a cambiarme primero.

– Si no te molesta, quiero guardar mi cámara también – la alcé.

– Cierto, no hay problema, vamos – subió las escaleras y lo seguí. – No hagamos mucho ruido, mami debe estar durmiendo.

Asentí y cubrí mi boca. Si quería evitar reírme en su cara, tenía que acostumbrarme a que le diga a su madre de ese modo tan dulce.

Entramos y fui por mi mochila.

Él, demostrando ser un descuidado y apurado, tomó el borde de su ropa con ramera y sacó por igual, para sacárselo todo junto.

Seré sincero: Maldita sea con esos abs, ¿qué rayos comía este chico? Se supone que es un año menor que yo pero tiene más fibra también.

Espero que no haya escuchado el click de mi cámara.

– ¿A tus padres no les importa que andes tan tarde fuera de casa? – Preguntó ya sin ropa superior. Él me miraba bastante inocente pero yo... No puedo decir lo mismo – ¿Yeonjun? – Volvió a llamar cuando me distraje.

– Ah no, no – guardé mi cámara y tome mi mochila. – Ellos ya saben.

– ¿Saben?

– ¿Qué habrá cocinado tú madre? En verdad tengo mucha hambre – sobé mi panza. – Déjame ir a ver mientras te cambias, ¿puedo?

Sonrió y asintió. – Adelante, si me haces el favor – uff, claro que te hago el favor. – ¿Podrías calentar la comida?

– Dalo por hecho – aferre mi mochila en mi hombro y salí de la habitación.

Dejé la mochila en el sillón y fui a la cocina. Sobre la mesada había comida china. Reí, seguramente su madre pidió un delivery.

Yejin, la madre de Beomgyu, parecía una mujer muy comprensiva con su hijo, pero se ve que no era de mucha cocina. Bueno, por lo menos lo intentaba.

– ¿Y? – Beomgyu llegó. – Oh vamos, delivery otra vez – sujetó el envase y lo leyó. – Viejo, tengo un cementerio de ramen en mi estómago ya – reí por eso y me miró. – Pero hey, me encanta. – Sonrió.

Nos sentamos al sillón a comer y vimos un poco de tele.

Me sentí muy bien ahí, pero me tenía que ir.

– Le enviaré las fotos a Haewon. El lunes veremos cuál eligió, ¿ansioso?

– Algo – sonrió de lado – ¿Sabes? Pensaba que esto sería pesado porque lo estaba haciendo obligado – se alzó de hombros. – Pero fue divertido Yeonjun, en verdad lo fue.

– Digo lo mismo... No lo de obligado, lo de que fue divertido – él río – Me llevo buenas fotos. – Guiñé el ojo aún sabiendo que no lo entendería. – Nos vemos en la feria.

NO TAN HETEROSEXUAL | YEONGYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora