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Le dije a Beomgyu que no entraría hasta que su mamá saliera de ahí. Me dijo que su mamá no saldría de ahí hasta que entráramos. Creí que se cansaría primero.
Imaginen quien ganó...
- ¿Y? ¿Te quedas a dormir? - Apenas entramos, ella nos abordó con esa pregunta.
¡¿Es que acaso no ve lo avergonzados que estamos?!
- ¡Mami! - Regañó Beomgyu.
- Solo decía - se alzó de hombros.
- Está bien, Yejin, debo encontrarme con un amigo, quizás me quede ahí.
- Bueno, cariño. Entonces nos vemos más tarde.
Beomgyu se cruzó de brazos. - Generalmente cuando una persona dice eso, se va de escena.
Pues su madre se quedó tranquilamente parada con sus manos tras la espalda, esperando por no sé qué.
- Ah, ¿quieres que me vaya?
- Si, mami.
Yejin asintió y sacudió su mano, moviéndose lentamente escaleras arriba.
Beomgyu tomó mi brazo y me llevo hasta la puerta. - No te preocupes, solo le gusta molestarme.
Salimos afuera y cerró.
- Bueno... - Dije poniéndome frente a él. - Supongo que no me puedo quedar a dormir - tomé el borde de su chaleco y jugué con él. No estaba siendo serio, pero quien sabe, quizás decía que si.
Rió. - Obvio que no. Hoy nadie va a dormir en mi habitación más que yo.
- Hoy.
Bajó la cabeza y sujetó mi mano inquieta sobre su ropa. - Eso digo hoy, ¿okey? - Ahora me miraba con ojos algo tristes. - Te lo diré, porque no quiero que nos hagamos ideas erróneas de nada. Lo he pasado, y no es bonito... Yo no sé bien qué es esto, Yeonjun.
- Ah... - Retiré mi mano, guardándolas en mis bolsillos. - Lo entiendo.
- Espero que si. Realmente... - Soltó una risa. - Mira, yo sé que no quieres que hable de ella o que la nombre, pero, hey, yo estuve enamorado de Jung Ui; o bueno, creo que así era o no se como catalogarlo o que siento ahora en verdad, pero-
- ¿Y por mi?
Él se tomó su tiempo, lo que debí tomar como una respuesta en si. Pero...
- Me gustas - sujetó mis mejillas. - Me gustas mucho, mucho en serio.
Sus ojos me miraban con total sinceridad o así los sentí. Era fácil darse cuenta de cuando era sincero o no, pues no podía fingirlo con ellos aunque lo intentara.
Me acerqué a él y uní levemente mis labios con los suyos. - Nos vemos, osito.
Sonrió, cerrando sus ojos primero, mostrando los dientes después. - Nos vemos... Uhm... ¿debería elegir un animal para ti también?