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La puerta se abrió y un hombre salió

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La puerta se abrió y un hombre salió. – ¿Si?

Me quedé quieto, no pude decir nada. Los nervios me ganaron, y un nudo se hizo en mi estómago. El rostro de ese hombre, era similar al que veía todos los días al espejo.

No fui el único, él se quedó estático también. Fue así, hasta que reaccionó y salió de la casa, cerrando la puerta.

Carraspeó. – ¿En qué puedo ayudarte?

¿Estaba tratando de disimular?
¿En serio cree que soy tan idiota?

– Soy Yeonjun – solté en un bajo suspiro.

Miró hacia atrás, y dio unos pasos adelante, por lo que di los mismos hacia atrás. – ¿Sabes quién soy? – Preguntó con expresión nerviosa.

– Mi padre.

Negó. – ¿Cómo me encontraste? ¿Por qué viniste?

– Deja de preguntarme, yo vine a preguntar. ¿Siquiera te acuerdas de mi?

– Si... solo... estoy nervioso, ¿por qué viniste?

– ¿Te pongo incómodo?

– Chico, escucha, no quiero ser insensible, pero no vivo solo, y si estás aquí, podrías traerme algunos problemas. ¿Tenias que venir a esta hora?

– Perdón si no pude pedirte reservación.

Él miró por detrás mío, prestando atención al auto de papá. – ¿Viniste con tu madre? En serio deberían irse ahora.

Apreté mi mandíbula y desvié la mirada cuando lo pronuncié. – Mamá murió hace tiempo – lo miré de nuevo, firme, tratando de no llorar por eso

Su expresión fue... ¿En serio algo así le dolió? Si fue él quien la abandonó. Nos abandonó.

– ¿Qué...? – dijo después de un rato.

– No lo repetiré.

– ¿Jiah... Jiah ya no está? – Cubrió su boca. Sus ojos brillaron ante las lágrimas que pedían salir. Yo estaba igual.

– ¿Por qué te fuiste?

– ¿Eh?

– ¿Por qué nos dejaste? ¿Por qué nunca volviste?

– No estaba listo, chico, yo no podía cuidar de ustedes... no podía cargar con eso... – se apoyó contra la pared –. ¿Qué le pasó a tu madre?

– ¿Éramos una carga para ti? ¿Eso quieres decir?

– Vienes hasta aquí con esa noticia, ¿buscando qué? ¿Qué estás reclamándome? ¿Qué esperas de mi? ¿Qué quieres que te diga?

– Solo no puedo creer que simplemente te fueras. Tengo estos recuerdos de los dos jugando y divirtiéndonos, ¿estoy mal?

– No estás mal, muchacho, yo si disfrutaba de estar con ustedes, pero los gastos, el tiempo, las cosas que una familia requería, simplemente no era para mi. Tuve que irme.

NO TAN HETEROSEXUAL | YEONGYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora