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Soobin tenía una cita esa noche, así que todos nos fuimos de la casa de Yeonjun. Ellos dos a la de Soobin y yo a la mía.
Miré mi celular, nada, nada de Jung Ui. Mis dedos temblaban por marcarle y pedirle perdón por dejarla ir sola; pero otra parte de mi, decía que debía dejarla hasta que ella viniera a mi.
¿Y si nunca lo hace?
¿Quién dice que le importo tanto?
– Beomie.
Frene y alce la vista hacia mi casa, ella estaba sentada en las escaleras de la entrada.
– Jung Ui...
Se levantó y vino hacia mi.
– Esto fue mala idea, juntarnos con Yeonjun fue una pésima idea. Lo siento, no debí proponerlo – tomó mi mano, jugando con mis dedos.
– Yo lo siento, no debí dejar que él te dijera esas cosas.
– No, está bien – sonrió, pero se le notaba dolida. – Sirvió para hacerme pensar más a fondo sobre nuestra relación. Es decir, que tipo de relación llevamos en realidad – me miró directo a los ojos.
¿Qué?
Dios, no, no. Corazón tranquilízate.
– Bien... – Solté en medio de una exhalación.
– Y Beomie, nunca estuve tan segura de nada en mi vida – sonrió con sinceridad. – ¡Yo te amo!
La sonrisa salió sola de mi cara, Dios, en serio quería saltar de alegría. Ella realmente dijo-
– ¡Eres como un hermano para mi! – Me abrazó. – Eso es lo que somos. Los hermanos que nuestros padres no pudieron darnos. ¿No es así? Se que lo sientes también y que por eso me defiendes siempre tanto. – Me apretó más. Yo no podía ni siquiera moverme. – Te amo hermanito, ¿querías otro apodo? ¡Pues ese me parece perfecto!
Se separó, sujetándome por los hombros y me miró todavía con esa sonrisa.
¿Puedo llorar?
– ¿Vas a decirme algo? ¿No piensas lo mismo?
No.
– Si, por supuesto – sonreí.
¿Cómo saque fuerzas para sonreír con mi corazón roto?
Supongo que nos pasa a todos.
– Lamentó que los comentarios de Yeonjun nos hayan puesto incómodos, pues nosotros tenemos en realidad este tipo de relación, eso pienso. Y ver qué estás de acuerdo, ¡me llena de alegría! – Volvió a abrazarme – ¡Te quiero tanto, hermanito!
– Yo igual, hey – la separe. – Igual es algo tarde, ¿nos vemos mañana?
– ¡Claro! Quería ir de compras, vi un vestido buenísimo, así que me acompañarás por el – asentí. Ella aún no me soltaba aún.
Solo déjame ir, quiero encerrarme en mi cuarto y llorar.
– Algo más, realmente no entiendo porque te gusta Yeonjun, es tan grosero. No lo hubiera imaginado, como en la escuela no habla, creí que sería igual de tranquilo, pero es un completo cretino.
No, no lo es, ¿por qué dices eso de él?
– Espero que caigas en la realidad y te des cuenta de que un chico así no te conviene. Digo, se que el gustar no se deshace así como así, peeero, se que lo verás como es en realidad y se te pasará.
¿Por qué no puedo decirle que no es así como ella dice?
No puedo defenderlo, no quiero que piense que lo hago porque cree que me gusta, eso solo complicaría las cosas.
– No... No hables mal de otras personas, te queda mal.
– Auch, tienes razón, Beom.
– Oh, tú acabas de usar el apodo de Yeonjun.
– Si, lo usare cada vez que se me antoje – sonrió. – Básicamente, que se joda Yeonjun – se alzó de hombros. – De nuevo, perdón, sé que te gusta, pero ahora que se como es, no me agrada y pues, sabes que no puedo controlar mi lengua cuando es así. En fin, ahora si nos vemos – acercó su rostro y dejó un beso en mi mejilla, yéndose.
Me quede quieto ahí como un idiota.
Mi corazón dolía por lo que ella había dicho. ¿Entonces no tendría nunca una oportunidad?
No, no. No debo darme por vencido, ella se tiene que dar cuenta en algún momento de la manera en que la veo.
¿No?
¿Qué es más tonto, seguir esperándola o no confesarme?
Pero, ¿y si me confieso y arruino todo? ¿Si ella ya no quiere ser mi amiga?
Tengo miedo, no sé qué hacer.
Apreté mis puños y entre a casa.
Subí las escaleras, yendo a mi habitación y me tiré a la cama.
Las lágrimas de tristeza y frustración salieron por sí solas.
Las notificaciones del celular comenzaron a sonar, pero yo realmente no quería ni abrir los ojos. Solo quería dormir y que el día acabara ya.
Pero ante la insistencia, como siempre, cedí. Quizás era Jung Ui y yo aquí de llorón.
Tomé el celular. No era ella.
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