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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...

Faltaba un día para nuestro encuentro con Beatriz, Jeanne y yo teníamos los nervios a flor de piel. Para la seguridad de Marie, habíamos dejado a una prima de Jeanne a su cuidado, hoy se la llevaba y sin duda la extrañaría estos días.

-Cuídate Marie, recuerda que Emma y yo te llamaremos a penas nuestro trabajo esté listo-dijo Jeanne abrazándole mientras el auto esperaba a Marie.

-Si preciosa, apenas terminemos el encargo iremos por ti, ya no puedo estar ni un día separada Mar- dije con cariño y Marie nos abrazó a ambas.

-Las quiero mucho-dijo con sus ojos brillosos- espero que pronto terminen de trabajar tía y Emma.

Jeanne me observó por unos segundos y luego fuimos a dejar a Marie al auto. La vimos alejarse hasta doblar al final de la manzana y ambas quedamos en silencio. Quizás sería una de las últimas veces que una de las dos la viese.

-Llegó el momento-dijo Jeanne y yo asentí.

Su mano buscó la mía y nos quedamos mirando hacia el auto que ya había desaparecido hace varios minutos. El tiempo comenzaba a correr.

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Marie se había ido y el silencio reinó en la casona. El fiscal nos había dicho que en unas horas pasaría por nosotras para darnos las instrucciones finales. Mañana sería el día en que nos enfrentaríamos a Beatriz.

-Quiero fumarme un cigarro-dije con pesar y nerviosismo, mis manos comenzaron a temblar y me di cuenta que después de mucho tiempo mi cuerpo comenzaba a manifestar todo el estrés que por meses había acumulado. Jeanne me observó con una ceja alzada pero su rostro era impasible. Asintió con su cabeza y fue dentro de la casa para traerme un cigarro.

Me senté en el suelo del comienzo de la casona. Desde allí podía observar el colorido jardín delantero. El día estaba gris y mi cabeza también.

-Ten-Jeanne me entregó el cigarro y luego me cubrió con una manta azul-para el frío-dijo tomando asiento a mi lado.

Le di las gracias y prendí el cigarro. Le di una calada mientras que Jeanne prendía otro a mi lado. La miré con curiosidad, Jeanne nunca fumaba, la única vez que la vi fumar fue marihuana.

-Yo también necesitaba un cigarro-dijo excusándose y asentí. Su mano tomó la mía y ambas se quedaron descansando juntas sobre el suelo.

Nos quedamos en silencio durante algunos minutos. Mi cabeza iba a mil por hora, imaginar todo lo que podría venir me causaba cierta ansiedad, pero la mirada de Jeanne lograba contenerme.

-Lo siento Emma, por arrastrarte conmigo a todo esto-dijo lamentándose y yo negué con mi cabeza- tu vida era mas tranquila sin mi, desde que me conociste que te he traído problemas.

-No sigas Jeanne-dije en voz alta y la observé directamente a sus ojos- mi vida antes de ti era bastante miserable, cuando te conocí me salvaste mi vida prácticamente, yo había decidido morir, con pastillas...-Jeanne apretó mi mano con fuerza- es la verdad Jeanne, ya no tenía sentido vivir para mi y volviste a llenarme de ganas para seguir...Sé que no ha sido fácil estar juntas porque hay terceros que quieren arruinarte tu vida, pero tu no has hecho nada Jeanne para merecer todo este daño que quieren hacerte... Como a mi, mi vida fue bastante miserable y me hicieron demasiado daño por mucho tiempo, me hubiese gustado que alguien me tendiera su mano en ese proceso. Yo estoy aquí para ti y nada va a asustarme para huir, estoy aquí por que quiero acompañarte y hacer todo lo posible para que por fin puedas vivir en paz Jeanne Nizzari.

Divina VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora