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Camino detrás de Jeanne quien lleva su bolso en la mano y esquiva los arbustos de la mansión con un paso firme, pese a que fue una conversación intensa y reveladora Jeanne parece recomponerse rápidamente y borrar de su rostro las lágrimas de hace unos minutos.

Cuando esquivamos el quinto arbusto de camino a la puerta principal, Jeanne lanza una de sus manos hacia atrás y me hace una señal para que una mi mano con la suya. Es un gesto mínimo pero que me hace sentir un subidón de energía desde mi estómago y sonrío nerviosa, Jeanne Nizzari puede descolocarme con un simple gesto.

Caminamos de la mano en el oscurecer de la noche, Jeanne agarra mi mano firme pero con delicadeza, puedo sentir su calor a través de sus dedos y es increíble lo cómoda que me puedo sentir con Jeanne solo con nuestras manos entrelazadas, últimamente nuestra vida se había complicado y bueno... Jeanne y yo apenas habíamos podido acercarnos luego de todo aquello. Hoy parecía ser una noche en la que podríamos dejar todo de lado por unas horas y disfrutar de lo que llaman vida.

-¿Quieres una copa de vino?-me pregunta Jeanne una vez que llegamos a la puerta principal.

-Claro-digo asistiendo y mostrando mi pulgar, Jeanne ríe y entramos a la mansión aún con nuestras manos unidas.

-No quiero soltarte pero debo ir a chequear si Marie está durmiendo-asiento y dejo que su mano abandone la mía, Jeanne se me queda mirando unos segundos con sus ojos brillosos y luego de negar con la cabeza se gira y camina hacia las escaleras.

¿Acaso quería decirme algo? No lo sabía, a veces Jeanne demoraba en decirme lo que pensaba, esta vez supuse que no sería la excepción así que la dejé irse sin más. Por mi parte dejé mis cosas en el salón y luego me fui directo a la cocina a servir dos copas de vino, definitivamente luego de todo lo sucedido con Beatriz, Jeanne y su empresa me habían dejado agotada mentalmente y necesitaba un descanso de todo aquel mundo.

-Empezaste sin mi-Jeanne entraba por la puerta de la cocina, se había quitado la parte de arriba de su traje y ahora solo llevaba una blusa delgada blanca suelta.

-Lo siento, necesitaba un trago- dije lamentando, Jeanne río en respuesta y recibió la copa que le tendía, en un rápido movimiento sus labios besaron los míos, fueron apenas unos segundos pero los suficientes para dejarme perdida en Marte.

-¿Otra vez entonces tomaremos vino en la cocina hasta perder la conciencia?-pregunté con voz juguetona y Jeanne negó con su cabeza.

-Esta noche la verdad lo único que espero es poder compartir mi cama junto a ti...-sus ojos me observaron fijamente mientras sus labios estaban ladeados, Jeanne Nizzari era una mujer hermosa y lo suficiente atractiva como para dejarme con las piernas temblando en cosa de segundos.

-Vale, acepto-dije a los pocos segundos y Jeanne celebró tomando un largo sorbo de vino.

-Creo que no hemos tenido un descanso en varias semanas, desde la cena con...bueno, ¿Para qué recordarlo? ¡Que se joda Beatriz!-Jeanne y yo comenzamos a reír a carcajadas.

Nos quedamos en la cocina hablando mientras nos tomábamos algunas copas más, Jeanne decidió hablarme de su vida en la oficina y las múltiples funciones que realizaba al ser la cara visible del imperio Nizzari, mientras que yo le compartí algunos de mis gustos musicales de mi adolescencia y algunos tips para que Jeanne no fuese tan dura con Marie a la hora de ir a la cama.

-Antes de que llegaras Emma, Marie era un verdadero animal salvaje antes de la hora de dormir, corría por toda la mansión sin parar hasta que alguno la atrapaba y ahí a lograr que durmiese era otra tortura más, cuando llegaste tú no sé que hiciste pero Marie ahora no es ese animal salvaje-rió- se queda dormida religiosamente a las 8 de la noche y no despierta hasta el día siguiente, en definitiva creo que contraté una de las mejores niñeras...

Divina VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora