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Pasé una nueva noche en vela. Esta vez mis pensamientos era diferentes, el asesinato, la familia Nizzari, Jeanne...pasaban en mi cabeza y no me abandonaban, quizás la próxima vez que busque empleo tomaré en cuenta para quien trabajo. Era absurdo abandonar mi empleo de niñera en este momento, hace meses que no lograba ganar dinero y no me podía permitir deber más dinero, las cuentas comenzaban a acumularse y más temprano que tarde estaré sin un techo sobre mi cabeza. Jeanne Nizzari no me dejaba en paz, mentalmente claro. Esa mujer de rostro pálido pero facciones duras algo causaba en mí, una mezcla de temor y curiosidad sentía en mi cuerpo cuando pensaba en ella.

En la oscuridad de mi dormitorio pude pensar sin ningún límite en mi "jefa", tenía ojos oscuros y una mirada dura, pero por algún motivo sabía que eso no era todo, detrás de eso puedo notar que hay mucho más. Jeanne Nizzari todavía es una incógnita para mí, en especial todo lo referente a su persona, podía ser cómplice de asesinato o una mujer normal en donde las circunstancias le jugaron en contra, me sorprendí pensando que cualquiera de las dos posibilidades me importaba poco.

Cuando llegué a casa lancé por el lavadero cada pastilla, sin pensármelo había tomado una nueva decisión, no me rendiría. No ahora cuando algo en mi vida comenzaba a ir bien, aunque eso fuese trabajar cuidando a la niña de una mujer con pena de asesinato. Pude dormir un hora, hace días que mi cuerpo no descansaba y asumí que se debía al estar cuidando todo mi día a una niña pequeña. Desperté con la sensación de que todo comenzaba a ir bien nuevamente. Me observé en el espejo y por algún motivo tenía unas enormes ganas de ir hacia mi trabajo, estaba claro, mis ganas de vivir habían vuelto y no dudaría en utilizar mi nueva energía para investigar a Jeanne.

Tomé el autobús y como siempre las personas me observaban de forma intensa, mis tatuajes llamaban la atención a simple vista y era algo con lo que vivía desde hace un tiempo. Observé el paisaje mientras nuevamente mi "jefa" volvía a mi mente. No estaba acostumbrada a pensar tanto en una persona, por lo general mi vida era bastante solitaria y no prestaba atención a el mundo ni las personas, pero esta mujer me tenía casi la mayoría del tiempo pensando en ella y comenzaba a no gustarme no poder sacarla de mi cabeza.

Cuando entro a la mansión espero paciente a que Jeanne baje con Marie, pero pasan varios minutos sin que oiga nada y comienzo a pensar que quizás no estén en casa. Me levanto y tomo la decisión de subir por las escaleras sin más, avanzo despacio por el pasillo y camino hasta la primera puerta que encuentro, esta entre abierta y me debato si mirar o no, lo hago de todas formas y veo que la habitación está ocupada por una mujer que me da la espalda, es castaña y parece estar vistiéndose.

-Creo que no es buena idea que hayas contratado a esa niñera-escucho la voz de la mujer castaña y algo se revuelve en mí al darme cuenta que están hablando de mí.

-Tuve que hacerlo, la pequeña no puede estar sola...-es la voz de Jeanne desde algún punto de la habitación solo que no logro verla.

-Lo sé, pero también debes ser consecuente, esa niña estuvo en la cárcel, puede ser peligrosa-debatió y comencé a enfurecerme.

-Oh Lizzy, yo también estuve a punto de ir a la cárcel, no sirve que me lo digas...-Jeanne respondió y en ese momento pude ver a ambas. Jeanne llevaba un traje formal para ir al trabajo mientras la otra mujer terminaba de vestirse. La siguiente escena me deja atónita, la mujer castaña se dá la vuelta y toma a Jeanne por la cintura para depositar un beso en sus labios. Una sensación amarga comienzo a sentir en ese instante, sé que he visto demasiado e intento volver en mis pasos silenciosamente. Fallo en mi tarea porque al dar dos pasos atrás cruje una tabla en el suelo y me doy por perdida.

-¿Quién está allí?-pregunta Jeanne y me pongo nerviosa. Vuelvo en mis pasos con mayor rapidez y bajo las escaleras sin preocuparme de hacer ruido o no. Por alguna razón el hecho de que me descubran y que sepan que las ví me pone nerviosa y quiero que me trague la tierra cuando veo a las dos mujeres bajar por las escaleras.

Divina VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora