¿Qué haría yo sin ti, Caroline?

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-¿Cuánto tiempo?- pensó Nathan en voz alta.

-¿Cuánto tiempo qué...?- preguntó Jade.

-Nada, pensaba en voz alta...

Dos meses. Aproximadamente el tiempo que aquella pesadilla llamada realidad apareció en sus vidas.

El rubio estaba mirando fijamente el suelo. No hacía mucho que se había despertado debido al ruido exterior de aquel edificio que habían protegido.

Recién levantado, se fijó en que la persona con quien compartía cama no estaba dormida -como siempre solía pasarle, mientras éste se quedaba embobado viendo sus mechones de pelos recorriendo su pálido e inhiesto cuello, cuya piel era tan fina y delicada que hasta sentía debilidad por ello-.

Se fue a los aseos para lavarse la cara y buscar algo que hacer...

Se quedó quieto mientras se miraba fijamente a sus castaños ojos para comprobar que seguía con ojeras. No tardó mucho en frotarse la cara para así despertarse del todo. Después de secarse frenéticamente, salió al exterior.

Se ve todo tan tranquilo...-pensó.

No muy lejos estaba Raquel y su hijo menor sentados y con unos libros.

-Mamá, ¿por qué tengo que leer si ya no hace falta?- dijo el niño cansado.

-Ni el fin del mundo me impedirá que leas. Además, ¿no te cansas después de tanto tiempo preguntar lo mismo?

-¡Jooo!

-¿Qué estáis leyendo?

-La vuelta al mundo en 80 días- contestó aburrido David.

-¿A qué viene esa cara? Ese libro es muy bueno- dijo el rubio acercándose a chaval.

-No me gusta.

-¿Por qué? Este libro es un clásico que hay que leer sí o sí- dijo entusiasmado el rubio.

-¿Ves, David?- dijo Raquel- Leer es divertido.

El niño miró a su madre frustrado.

-¿Se puede sabes de dónde has sacado el libro?

-Lo encontré días antrás antes de encontrarnos con vosotros- sonrió triste.

-Vaya...- Nathan se quedó callado al escucharla, y ésta hizo un ademán para restarle importancia.

-¿Por dónde vas?- desvió su mirada al chico, cambiando de tema.

-Por la apuesta...

-Ni siquiera has empezado a leerlo, ¿cómo puedes decir que no te gusta?

-Eso, eso- insistía la madre.

-¡Vale, ya me pongo a leer!- gritó David cansado de ellos, se dio la vuelta y comenzó a leer.

Nathan se fue y al lejos escuchó un "¡Uff!" del chico desinteresado por leer. No pudo evitar sonreír al escucharlo.

No tardó mucho en encontrar a Caroline, Pamela y Alain conversando.

-Buenos días- saludó el rubio.

-¡Buenos días!- dijeron los tres a la vez.

-¿Algo que contar?

-Te hemos visto con Raquel y David- rió Pam.

-No sabíamos que te gustara leer- dijo Caroline.

-¿No?- preguntó extrañado.

-Yo al menos no- dijo Pam.

¡¡Ataque zombi!! (Gay / Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora