Eddie abrió los ojos lentamente. Su cuerpo descansaba plácidamente en una cómoda vieja, aunque en comparación con los otros lugares donde dormía era una cama de cinco estrellas. Estaba bien arropado y un cálido rayo de sol reposaba en su mejilla repleta de pecas.
Estaba aturdido y su cabeza ardía como el mismo infierno, lo veía todo algo borroso, y con el tiempo su visión de hizo más nítida. Vagamente notó que estaba en una habitación bastante acogedora, quizás demasiado. ¿Habría muerto?
Nah, imposible, bicho malo nunca muere.
Sin ganas de desperezarse, se limpió los ojos con la mayor suavidad posible. Al rozar mínimamente con ésta sintió un fuerte dolor, indicando que no se hallaba tan bien como se creía. Entonces notó cuánto le dolía su cuerpo al completo, de los pies a la cabeza. Se miró algo desesperado para comprobar visualmente qué tan mal se encontraba, pero al más mínimo movimiento de cervical fue inevitable soltar un grito de dolor, más alto de lo que realmente seguía.
Abrió los ojos como platos, hasta él mismo se había sorprendido del elevado volumen de su chillido. En cuestión de segundos, alguien entró en la habitación donde descansaba su desechable cuerpo.
-Eddie, por fin despertaste- apareció Brad con su serio, pero amable semblante-. ¿Te encuentras bien?
El joven herido se le quedó mirando fijamente, analizando la situación, haciendo memoria en lo último que había pasado antes de perder la consciencia. Entrecerró los ojos mientras ahondaba en sus pensamientos y por fin consiguió recordar los últimos hechos: Conoció a su grupo por desgracia, Glaine y Brandy se metieron con él, mató a la chica y por último Glaine le golpeó hasta dejarle K.O.
-¿Eddie?- se acercó al susodicho, chasqueándose los dedos delante suya para que bajara de las nubes.
-Eh, ¡sí, sí!- contestó apresuradamente tras volver al planeta Tierra.
-¿Puedo?- preguntó con la intención de sentarse en el borde de la cama y Eddie accedió.
-¿Dónde estoy?
-Estás en nuestra aldea.
-Uh...- dijo algo molesto, intentando incorporarse en la cama, lo cual le hizo volver a emitir un quejido de menor magnitud que la anterior. El negro, atento por lo que le pasara a Eddie, trató de ayudarle mientras se acomodaba en la cama.
-Hace un momento habías gritado, ¿qué pasó?
-Nada, intenté mover el cuello... Lo siento, no quise ser una molestia- rió algo incómodo por su estúpida metedura de pata.
-No lo eres, tranquilo- contestó mientras acercó su rostro al del contrario, haciendo que el ojiverde se sonrojara violentamente. La mano de Brad pasó por la frente de Eddie y su mano libre pasó por la suya-. Tienes algo de fiebre. Deberías volver a dormir unos días más.
-¿C-cómo que unos días más?
-Llevas inconsciente casi una semana, pensé que no ibas a despertar, pero afortunadamente me equivoqué- se encogió de hombros mientras se alejaba de Eddie-. Eres una caja de sorpresas.
-Eh... em... Gracias- sonrió tímidamente algo acalorado.
-Voy a traer algo para la fiebre, enseguida vuelvo- avisó antes de salir de la habitación donde llevaba casi una semana durmiendo.
Se hizo el silencio.
Eddie suspiró pesadamente, tratando de asimilar todo lo sucedido. ¿Ahora iba a estar perdiendo el tiempo reposando cuando debía irse a toda pastilla? No tenía tiempo, ya lo había estado derrochando y no podía permitirse más lujos.