¿Qué haré ahora yo sin ti, Caroline?

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Los chillidos de la chica que estaba siendo lenta y dolorosamente devorada comenzaron a cesar, ya no tenía fuerzas para poder librarse ni para poder salir con vida de allí. Alain intentaba calmar los sollozos del rubio que lloraba sin cesar el sufrimiento y la muerte de su amada.

Antes de que pudieran ser oídos y sin soltarse de él, se lo llevó dentro del edificio silenciosamente, para que ningún zombie se percatara de sus presencias.


-Caroline, ¿por qué te he dejado ir?- murmuraba el afligido entre sollozos.

-No es tu culpa, Nathan- le susurró en el oído para consolarle-. Tampoco hubiéramos podido salvarla, era demasiado tarde.

-Y-y lo peor de t-todo es que te b-b-besé para que estuvieras q-quieto y nos vio así en sus últimos m-momentos- confesó culpable y Alain se quedó pasmado por ello-. ¡Y-y eso n-no es t-todo...!

-Te prometo que hablaremos de ello, pero ahora es demasiado arriesgado- dijo apenado. Nathan asintió y cabizbajos llegaron al salón donde estaban todos reunidos.


Intentaron abrir la puerta, pero estaba bloqueada por dentro. Llamaron a la puerta dándoles a entender que eran ellos y desbloquearon el paso, permitiéndoles el paso a ambos. Luego volvieron a cerrar la puerta.


-¿Estáis bien, chicos?- preguntaron en conjunto.

-¿Y esas caras tan largas?- preguntó Pam preocupada.

-¿Y Caroline dónde está...?- preguntó David aún más preocupado.


Cuando Nathan escuchó su nombre otra vez volvieron a derramarse sus lágrimas por sus rojizos mofletes, recordando la tragedia que tuvo que sufrir su chica no hace mucho. Se las secó lo más rápido que pudo e intentó contener sus lágrimas, pero le era imposible no seguir llorando por su gran pérdida. No hizo falta que hicieran más preguntas, se sobreentendía la situación. Todos se conmocionaron por la ausencia de la rubia y agacharon sus cabezas como señal de respeto hacia la fallecida. El pequeño David comenzó a llorar igual que Nathan y comenzaron con la orquesta de sollozos. Raquel, su madre, le atrajo a ella y lo abrazó fuertemente, mientras que Nathan fue abrazado por Jade y Alain.


-Bueno, ¿y ahora qué hacemos?- preguntó Layla afligida.

-Aún siguen habiendo muchos de ellos, no es seguro salir de aquí- respondió Alain-. Esperemos a la mañana para saber qué ha pasado y solucionarlo- añadió tétrico.

-¿Y por qué no ahora?- preguntó confusa Raquel.

-No nos queda de otra, estamos ebrios- agregó Dallas-. Será mejor que no hagamos ruido y que descansemos. ¿A quién le toca hacer guardia hoy?

-A mí- dijo Alain-. Vamos, descansad.


Dicho y hecho. Nadie cuestionó lo que propuso Alain y se echaron a dormir con una horrible sensación en la boca. O al menos, eso intentaron. Fue difícil pegar ojo, sobre todo para Nathan quien presenció la muerte de Caroline y sin hacer nada.

Alain pensaba una y otra vez todo lo que había pasado, desde que conoció a la rubia hasta su muerte, y no pudo evitar sentirse mal por ella por mucho que no se llevasen bien. Aunque él era quien no tenía que sentirse culpable era incapaz de negárselo, sobre todo por la última imagen de ella: viéndoles besarse. No debió aceptarlo, pero eran las ganas de sentirle nuevamente... Cayó en la tentación y cargaría con la culpa hasta que pudiera superarlo. Quizás nunca lo conseguiría. Se prometió a sí mismo que nunca más se permitiría que alguien muriese estando él presente y sin hacer nada.

¡¡Ataque zombi!! (Gay / Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora