—Nathan, ¿estás bien?— le preguntó Adam mientras le sacudía.
El rubio había sido despertado por las agitaciones del pelinegro. Poco a poco se fue incorporando, estaba muy cansado a pesar de haber dormido las horas suficientes. Se frotó los ojos y notó que los tenía más húmedos de lo frecuente.
—¿Por qué llorabas? ¿Has tenido un mal sueño?— le interrogó preocupado.
Nathan no contestó de otra manera aparte de un bostezo. Le miró su rostro preocupado y se molestó en contestarle.
—Qué va, al contrario— sonrió.
Por fin recordaba la risueña cara de su madre, ¿cómo iba a ser un mal sueño?
Pero lo que no se esperaba era la borrosa imagen de esa chica cuyo nombre era April, ¿habría sido producto de su imaginación o realmente formaba parte de su familia? ¿Cómo era su padre?
Nathan no sabría explicarlo, pero se sentía extrañamente feliz, incluso el hecho de haber soñado con Alain le alegró... Hasta que volvió a la realidad. Volvió a recordar al chico que le había rechazado la tarde anterior y que nunca podría volver a hablar con él.
Llegó la hora de salir del refugio y a Nathan no le hizo mucha gracia tener que alejarse de la comodidad que le aportaba seguridad, después de todo él era una persona muy comodona.
Con una cuchilla partió con Agnes al exterior. También estaba Dallas y Luke, pero como estaba más centrado en buscar comida y ahora no terminaban de congeniar no se aproximó a él.
—Nathan, ¿qué pasa con Dallas?— preguntó Agnes.
—Nada, ¿por qué lo dices?
—Me ha parecido que lo observas mucho— contestó.
—Ah, vale— contestó indiferente.
—¿Los extrañas?— preguntó en un susurro.
—¿Qué?
—¿Que si echas de menos estar con esa gente?— señaló con el pulgar discretamente hacia Dallas y Luke con algo de desprecio.
—No entiendo tu pregunta...— lo comprendía perfectamente, sólo se hizo el loco, no podía definir el sentimiento hacia ellos y mucho menos saber si los echaba de menos.
—Entiendo...— contestó desconfiada.
El rubio se dio cuenta de una cosa, Agnes era bastante rencorosa. Si bien lo demostró cuando le miró con mala cara el día anterior, mencionar a cualquiera que estuviera en el mismo grupo en el que anteriormente estaba también hacía la misma mueca de desagrado. Era muy similar a Adam en ese aspecto. Si él no hubiera sido próximo a Adam probablemente estaría en su lista negra después de haber sido amputado el pelinegro. Pero, en realidad no era mala persona, sólo tenía miedo de lo nuevo, como cualquier otro superviviente.
Hacía bastante frío, y eso Nathan lo detestaba. Por suerte, la primavera estaba a la vuelta de la esquina. Cuando exhalaba por la boca, el vaho estaba presente. Casi no sentía su nariz y sus orejas pedían a gritos ser cubiertos por orejeras. Lo que no llegaba a entender era cómo no había restos de nieve o hielo con el frío que hacía.
Julia ya les había advertido de la presencia de trampas, especialmente al rubio, ya que no había salido fuera con ellos en otra ocasión.
Nathan escuchaba atentamente las indicaciones que Agnes le daba acerca de exploración, entre otros. No había tenido la oportunidad de hablar mucho con la morena, pero ahora que poco a poco la iba conociendo empezaba a simpatizar más con ella. Su intuición no era incorrecta, Agnes simplemente le costaba abrirse a la gente y lo demostraba con rechazo pero ahora que sabía más de la ojigris se sentía casi identificado.