Mientras tomaba café miraba los anuncios de trabajo. Había uno que decía "se busca institutriz, para el cuidado de niña pequeña, enseñanza básica y alimentación en general."
El anuncio indicaba que el padre debía viajar y la persona que se quedara a cargo de la niña debía ser responsable. Y dado que yo tenía experiencia en el cuidado de niños malcriados, y sabía todo lo que hay que saber acerca del cuidado de una casa, anoté la dirección. Y me fui a dejar mi solicitud de entrevista.
El carruaje que pagué, me llevó hasta las afueras de la ciudad, a una gran casona. Estaba situada prácticamente en medio del bosque, con una enorme entrada, adornada por gárgolas y hecha de rejas negras con puntas góticas.
La sola entrada era imponente, la reja estaba abierta y me dirigí caminando hasta la puerta principal. La cual toqué y esperé para que me abrieran.
Por razones obvias no daría mi apellido real, me presentaría como Kate Wilson. Que según supe era un apellido bastante común en la zona.
Las recomendaciones serían un problema, no tenía de donde sacarlas, solo tendría que mentir en cuánto a que perdí parte de mi equipaje y ofrecer un tiempo de prueba en caso de ver renuente a mi contratante.
De pronto una señora del servicio abre la puerta.
— buenos días soy Kate Wilson, vengo por lo del anuncio del periódico.
— ¿Ah si, trae sus papeles? — dijo la señora
— tengo una solicitud de entrevista, en dónde indico mis datos personales — respondí
— y recomendaciones? — insistió la señora
— perdí parte de mi equipaje, ropa y demás cosas de valor entre ellas varios papeles. Podría ofrecer si lo desean un tiempo de prueba, ya que no cuento de inmediato con las cartas de recomendación —dije suplicando en silencio tener suerte
— está bien déjeme sus papeles — y se los entregué a la señora
— déjeme también la dirección de donde se encuentra hospedada. —añadió
Le dejé las indicaciones y me fui.
La gran casona estaba por demás alejada de la ciudad, pero quizás sí me contrataban sería una ventaja. Ya que seguramente el Conde, me buscaría principalmente en las ciudades, llegar a las afueras ya sería demasiado. Y tampoco contaba con recursos ilimitados.
Esperaba que este fuera el lugar donde pudiera esconderme y de paso ya que estaba alejado, tener dónde vivir y menos personas que me vieran a diario que pudieran reconocerme.
Tardé más de una hora en volver caminando a la ciudad, pero el paisaje era bonito, el día era agradable solo terminaron mis pies adoloridos.
Pero por lo menos, me sentía más segura, de estar lejos de gente que solo me hizo mal. Por desgracia solo tenía poco más de lo puesto. Y en el castillo y la casa nueva quedaron todos mis libros. No tenía con que entretenerme, así que en la tarde me dediqué a mirar por la ventana a ver cómo pasaba la gente.
ESTÁS LEYENDO
El último tren
Hombres LoboKate West es la hija mayor del conde Thomas West, hombre cruel y machista que obligó a parir siete hijos a su mujer hasta tener herederos varones que perpetúen su apellido. Las cuatro primeras fueron mujeres y los tres últimos varones. Pero tras la...