La familia Black Parte 19

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—Entiendo porque decías que tu esposo estaba muerto

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—Entiendo porque decías que tu esposo estaba muerto. Ilusionarte de esa manera y despreciarte por tu propia hermana mata el amor irremediablemente. Y entiendo que no quieras saber nada de tu padre. Quien querría a semejante monstruo— dijo Black

Luego de pensarlo un rato dijo.

—Puedo ofrecerte una salida, pero sería decidir entre volver con tu padre y elegir entre algo que quizás encuentres igual de aterrador — dijo Black y Kate lo quedó mirando sin entender a que se refería.

—Que podría ser más aterrador que ser ultrajada por tu propio padre? — dijo confusa

—¿Puedo confiar un secreto de familia contigo, aun cuando decidas irte de esta casa? —preguntó Black

—Juro por mi vida que nunca divulgaré lo que oiga ahora — dijo intrigada por saber

—No somos gente normal Kate. Creo que de eso ya te has dado cuenta. ¿Sientes algo extraño cuando me acerco? — pregunto Black

—Si claro, incluso hasta he pensado que me imagino cosas— dijo ella

—Sabes lo que son los licántropos? — pregunta Black

Y como Kate estaba acostumbrada a leer todo tipo de libros algo sabia del tema.

—Hombres lobo dice usted?

—Si, gente que en apariencia se ve normal, pero puede transformarse en lobos. Es una condición que hemos heredado desde hace generaciones — dijo Black

—Alisa también lo es? —pregunto curiosa

—Si, mi niña también —contestó Black

—Entonces los muertos del bosque son obra suya? —pregunta Kate

—Si, son gente que por lo general se acerca demasiado a nuestra casa con la intención de indagar más y debo proteger a mi familia — dijo él

Kate analizaba todo lo que decía Black y ahora entendía varias cosas.

—Si te unes a nosotros como familia nos encargaremos de liberarte de tu padre. La pregunta es; ¿estas dispuesta a cambiar tu vida normal por una como la nuestra? —dijo Black

Para darle la oportunidad a Kate de saber a qué se enfrentaba, la citó a la media noche en la zona donde estaba el cementerio de la madre de Alisa, para que con sus propios ojos viera la verdad. Sin testigos impertinentes.

Kate se fue hasta su cuarto en la noche tras la cena y sentía temor de lo que vería a la media noche.

Una cosa era leer en los libros acerca de estos seres y otra muy distinta era verlos en su forma de lobo. Pero de solo recordar todo el dolor vivido por su falso matrimonio y la vida que le dio su padre y tan solo imaginarse lo que sería estar en sus manos de nuevo le daba valor de ir al encuentro de Black.

Nadie más podía ver, la seguridad de la familia dependía de resguardar siempre su secreto.

Lavo su rostros con el agua que estaba cerca de su cama para quitar un poco la hinchazón de sus ojos tanto llorar.

Y sobre su camisón blanco puso una capa gruesa para cubrirse del frio y salió calculando estar a la hora indicada en el lugar de encuentro.

Llevaba una lampara, pero la oscuridad de la noche parecía tragar la poca luz que salía de ella y fue caminando temerosa todo el camino. Miraba a ambos lados del sendero como se azotaban las ramas con el viento y cualquier ruido por pequeño llamaba su atención.

Sabía que debía respirar profundo y calmarse, de lo contrario podría hacer que el señor Black se arrepintiera de ayudarla y en ese caso si estaría perdida.

Llegó hasta el cementerio y todavía no veía nada.

Se cobijaba del frio abrazando su capa y miraba con ojos grandes y expectantes para descubrir ese secreto que hacía palpitar demasiado rápido su corazón.

De pronto siente que algo se mueve entre las sombras de las tumbas y acerca más la lampara para poder observar.

Y no pudo evitar abrir su boca al ver un enorme lobo negro que caminaba lento hasta donde estaba ella. Un animal imponente en aspecto por lo negro de su pelaje, su tamaño y ese color azul furioso de sus ojos.

La lampara temblaba en su mano suspendida en el aire y su respiración se hizo más rápida. Estaba tentada de correr por el pavor de quedarse ahí parada y permitir que el lobo se acercase más. Era demasiado intimidante para tomar con calma la situación y temblando empezó a dar pequeños pasos retrocediendo en tanto el lobo se acercaba más.

De pronto escucha claramente.

—Soy yo Kate no temas. No voy a hacerte daño. — dijo la voz en un tono tan profundo

Y sus ojos, aunque daban miedo por alguna razón le recordaban al señor Black. Era esa fuerza en su mirada y tuvo la certeza de que era él, pero esta vez transformado en lo que realmente era.

Entonces tomo valor, y se acercó más al lobo. Debía estar segura si podía confiarle su vida a él.

Y estiró su mano para tocar su pelaje, tan negro, tan brillante y lejos de ver un acto agresivo del lobo, a este pareció agradarle el contacto de su mano en gran manera. Tanto que exponía esa parte de su cuerpo para que Kate siguiera acariciando.

Entonces ella tuvo la certeza de que el señor Black, controlaba plenamente sus actos en ese estado de transformación y ya no sintió temor.

Mas bien ahora lo miraba con curiosidad, porque su naturaleza fuera real y no un simple cuento. Ella lo estaba viendo y tocando y definitivamente no era una alucinación.

Estaba maravillada por haber descubierto este secreto y pensaba cuantas cosas más existirían en el mundo, mientras que ella vivió la mitad de su vida encerrada en una cocina ignorante de todo. Razón por la cual había sido tan fácilmente engañada.

Y entendió que todas las falsas enseñanzas de su padre eran solo para su sometimiento, para enjaularla en la ignorancia y hacerla presa fácil. Porque tras tantos años de enseñarle que debía cubrir hasta el último centímetro de su cuerpo, en realidad ardía de deseos por hacerla su mujer. Eso era lo verdaderamente monstruoso, al igual que Henry, que tenía sus propias orgias con su hermana, después de haberle jurado fidelidad en un altar frente a dios.

Toda esa pulcritud y buenas costumbres y recato no eran si no cárceles inventadas para que jóvenes como ellas sean más fácilmente abusadas. Ya que era evidente que, si Henry quería volver a ser su esposo, estaba dispuesto a no casarse con su hermana Elizabeth y dejarla en la infamia y que tuviera un hijo bastardo.

Ese castillo y hasta el título y el dinero de su esposo y su padre no eran sino una montaña de inmundicia de la más vil que pudiera haber. Porque tras ella se escondían con falsos modales para disfrutar de jóvenes vírgenes y usarlas como viles rameras. Ese era el destino que tenían trazado no solo para ella sino para su hermana también.

Y debía a toda costa escapar de ese destino tenebroso que le tenían planeado y su camino a la libertad era entregarse a la protección de él. Del señor Black.

He hizo lo que le nació en su alma, dejó la lampara en el suelo y abrazó al lobo de aspecto temible pidiéndole su protección.

En medio de la noche y como testigos las tumbas de sus ancestros, el mayor de los Black recibía el abrazo de Kate, la joven que huía de su desgraciada vida. Y era la primera humana en la historia de la familia que a plena conciencia aceptaba ser parte de ese mundo.

Tras siglos de ser perseguidos, por primera vez alguien abrazaba su secreto sin miedo y el solo hecho que ella no huyera del espanto dejaba lleno de felicidad el corazón de Black.

Y se deleitaba en acercar su nariz para sentir el aroma natural de Kate como el más hermoso de los perfumes.

El último trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora