Estaba a punto de amanecer y me desperté por unos pasos que entraron a la habitación.
El señor Black se nos quedó mirando un rato a la pequeña y a mí, luego dijo.
—Ya es hora de desayunar — y salió de la habitación. Era extraño porque se veía su cabello húmedo como si se hubiese bañado de madrugada. Pero se veía más calmado.
Nos vestimos con la pequeña y la llevé a la mesa con su padre. Y el señor Black me seguía con la mirada en silencio.
Luego me fui a la cocina, para mi suerte aquí si podía comer en paz, a diferencia del castillo.
—Traigo terribles noticias! —dijo alterado un mozo de la casa entrando en la cocina
—¡Que pasa, habla ya! —dijo el ama de llaves inquieta
—Venía de camino y la policía fue alertada por un cadáver hallado en el bosque. Algún desdichado no se quien, me acerqué y su cuerpo estaba destrozado. Seguramente por fieras y cara era de puro terror— dijo el joven con su rostro descompuesto por la aflicción.
—Santísima! —exclamo el ama de llaves
—Y eso sucede muy seguido por aquí? ¿Las bestias del bosque han provocado más muertes? —no pude evitar preguntar
—Cada cierto tiempo sí, pero no se ha logrado dar con el animal, que debe ser muy grande, para dejar semejantes heridas— dijo el joven. Entonces comprendí que la preocupación del señor Black era real.
Después del desayuno me fui a la habitación de Alisa, ya que comenzaría a enseñarle las vocales.
Iba por el pasillo y me encuentro con Evan y Kevin, los dos hermanos del señor Black
—Buenos días señores— los saludé
—Buenos días. —respondieron ambos y Evan agregó— ¿Que te dijo mi hermano William ayer, señorita Kate?
—Me solicitó que mantuviéramos conversaciones más serias por recato — dije para no provocar problemas
—Vaya, parece que nuestro hermano al fin está dejando vivir a su corazón. Quien diría que lo pusimos celoso — dijo Evan riendo
—En todo caso no lo culpo, la señorita se hace notar no solo en sus labores — dijo Kevin
Y ambos me miraban con extrema coquetería. Además, había algo extraño en ellos esta vez, pero no podía determinar bien que era. Algo alrededor de sus personas que era magnético, como lo que sentí cuando el señor Black casi me besó.
De haber sido Elizabeth y no yo, quien estuviera frente a ellos en este momento, estaba segura que hubiese saltado a sus brazos sin medir consecuencias.
Pero dado que yo estaba acostumbrada a dominar mis emociones todavía mantenía la compostura.
Y me intrigaba sobre manera saber que había de distinto en estos tres hombres. Pues era evidente que no eran como los demás. Que era eso que rodeaba sus seres y atraía mi persona como si fuere un imán.
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El último tren
Hombres LoboKate West es la hija mayor del conde Thomas West, hombre cruel y machista que obligó a parir siete hijos a su mujer hasta tener herederos varones que perpetúen su apellido. Las cuatro primeras fueron mujeres y los tres últimos varones. Pero tras la...