El deseo de Kate Parte 26

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—Estuve siguiendo tu olor por entre los cuartos y encontré ese que ocupabas tú —dijo Black

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—Estuve siguiendo tu olor por entre los cuartos y encontré ese que ocupabas tú —dijo Black

—Ah sí? — se sonrió por su capacidad de seguir su rastro

—Ahí soñabas con historias de amor verdad?

—Si, ahí soñaba con encontrar algún día a alguien que me amara —recordó Kate

—Vamos ahí — dijo Black

Nos dirigimos a mi antiguo cuarto que seguía intacto y con varios de mis libros. Y Black tomó uno y me leyó un poema.

—Que extraño — dijo de pronto serio

—Que es extraño? — contesté

—Aquí soñaste con encontrar el amor y terminaste con el hombre que finalmente te lo ofrece. — dijo riendo— Y que tuvo que viajar desde otro país para estar aquí en este cuartito; ¿no te parece que el destino te está queriendo decir algo?

Y Black me miraba con esa forma que tenía que me hizo olvidar de toda mi penuria. Era verdad, mi último deseo de cumpleaños fue conocer más allá de la cocina y hasta fui a otro país y ahora estaba aquí con un hombre tremendamente atractivo, que me deseaba por sobre todas las cosas y dispuesto a lo que sea por protegerme. El destino me decía a gritos que Black era el amor de mi vida, todo lo que siempre soñé y jamás pensé que tendría y olvidé todo mi dolor.

Solo veía sus azules y salvajes ojos en los cuales me sentía segura, solo quería ser suya para siempre.

—Te propongo que nos saltemos todas esas malditas reglas que hicieron de tu vida un infierno, primero la luna de miel luego el casamiento; ¿que te parece? — dijo y me miraba tan intensamente que desarmaba mi corazón y yo reía —ahora voy a pedir que cumplas tu juramento

Y yo quede expectante a ver que quería.

—El regalo que pido es que me dejes hacerte mía para siempre y yo lo seré de ti. Unámonos ahora, en esta habitación donde lo soñaste, después vemos las formalidades de la fiesta— dijo Black

—Ahora entiendo el juramento, me acorralaste en un lugar donde no pudiera escapar ni de mis deseos ni mis ilusiones — le dije sonriendo

—En el amor y en la guerra todo se vale Kate, cumple tu juramento — y me miraba esperando mi aprobación

—Está bien señor Black, yo cumplo lo que prometo.  Algo más? —dije Nerviosa por la espectación

—No quiero que te sientas limitada, habla, gime, grita si lo deseas hoy quiero que seas completamente libre para mí; ¿te atreves Kate?

—Si —dije segura, ya no importaba nada mas que él y yo.

Y el comenzó a sacarse toda su ropa y en cuanto estuvo desnudo no podía dejar de mirarlo. Su cuerpo, nunca antes vi desnudo a un hombre, pero si vi libros de arte y la forma de hombre era hermosa como una escultura viviente y no podía dejar de recorrer con mis ojos cada detalle.

El último trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora