Capítulo I -. Enamorarse

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Mi nombre es Sasuke Uchiha, y tengo 11 años, eso ya lo sabes, ¿Bien? Si vine a hablar contigo es porque confío en ti y porque tengo un problema; o mejor dicho, mi hermano tiene un problema —dijo con seriedad —. Es un hombre muy extraño, ¿Cómo hace para vivir leyendo mangas shoujo y al mismo tiempo poder salir con sus amigos acaparando todo su tiempo en eso? ¡Nisiquiera quiere jugar conmigo, tiene esa obsesión que me vuelve loco! No puedo entrar a su cuarto y destruirlos simplemente, son pobres humanos. Tampoco a sus libritos de quinta —bufó con enfado —, me hace feliz ir con él a comprarlos cuando sale uno nuevo, pero me frustra que después de eso ya no me hable ni juegue conmigo, ¿Qué podría hacer?

El pequeño Sasuke no obtuvo respuesta, ya que sólo decargaba sus frustraciones con su dinosaurio de peluche.

Suspiró y salió en busca de su hermano mayor a su cuarto. —Itachiiii. —se asomaba por la puerta entre abierta para después entrar y encontrar a su hermano con sus ojos cristalizados y sus mejillas rojas de tanto llorar; a su lado, podía jurar que habían al menos 50 pañuelos sucios —. ¿¡Itachi!? Ah... estás leyendo... ¿Qué lees? —se acercó a él, observando la escena sin darle mucha importancia.

—Quiero... quiero... enamorarme... —dijo mientras cerraba su libro con cuidado para después dejarlo en el buró.

Sasuke abrió enormemente sus ojos ante tal afirmación. —¿De qué hablas, hermanito?

—Quiero enamorarme... —sus lágrimas habían cesado, sin embargo, sus mejillas habían aumentado su coloración al imaginar toda su vida como la de la protagonista de la novela que leía —. Quiero encontrar a alguien especial para mí, quiero tener un romance así precioso...

—No lo apresures. Puedes ser feliz sin un tonto romance.

—No he intentado hacerlo en lo absoluto, así que no sabré si puedo ser feliz con él o no.

—Siempre te alejas de mí, ¡Una novia te alejará mucho más!

—Entonces vayamos a jugar, ¿Qué te parece?

—Lo aceptaré sólo por hoy, porque sé que es por lástima. —se cruzó de brazos, dejando en claro sus sentimientos.

—Funciona para mí. —sonrió.

Durante el juego Itachi constantemente suspiraba ensimismado y sus labios se curvaban hacia arriba con mucha facilidad.

Tenía un plan para el día siguiente.

Al día siguiente...

—¿Para qué era que me querías?

—¡Deidara! Eres el amigo más personal que tengo y lo sabes, ¿Verdad?

—Sí. —sonrió con orgullo.

—A ti es a quien puedo pedir este favor tan enorme...

—Prosigue.

—Quiero encontrar el amor... al puro estilo de un shoujo. Te hablé para que pudieras ayudarme a intentarlo y no hacerlo solo.

Deidara soltó una pequeña risilla que confundió a Itachi, pero no le dió importancia. —Está bien, ¿Ya sabes qué es lo que quieres hacer?

El pelinegro se puso ligeramente rojo, su plan era algo...

...

Itachi se despertó tarde apropósito para ir a la escuela para así que su presión sea real, no podía faltar ni un sólo día.

—¡¡Waaa!! ¡Voy tarde, voy tarde!

—Traté de despertarte pero no quisiste hacerme caso. —le decía su madre preocupada — ¿Tienes tiempo de desayunar?

—¡U-un pan tostado estará bien, puedo comerlo en el camino! —dijo para después salir corriendo con tal rebanada en la boca. Tomó su teléfono y llamó a Deidara —. ¿Yba ai aghtien pog bomde boy?

—Sí, tú confía en mí y da la vuelta en una calle más, te veo desde aquí. —a Deidara no le interesaba mucho ir a la escuela ese día o no, no era tan paranoico y podía dejarlo pasar para ayudar a su amigo.

—¡Pegfejto! —seguía corriendo a prisas con los ojos cerrados hasta que cayó como pluma hacia el suelo. Levantó su vista para ver si había alguien, pero no encontró nada. Con lo que había resbalado era una piedra en el camino —. Auch... N-no hay na-

—¿Estás bien? —una joven bajita y de cabellos rubios se apiadó del pobre Uchiha cuando lo vió caer. Extendió su mano hacia él para levantarlo, pero el azabache estaba muy ocupado haciendo mil escenarios en su mente donde confesaba sus sentimientos estando lo más avergonzado posible. No podía evitar imaginar un fondo de tonos rosados con miles de flores y brillos al rededor de la chica.

—No había nadie cuando volteé... ¿Quién eres tú y de dónde saliste? —se levantaba tomando el brazo de el amor que consiguió a la vuelta de su esquina.

—No volteaste hacia atrás. Mi nombre es Ino y vamos en la misma clase, no puedo creer que no me conozcas, Itachi. —rió.

—S-sí, perdón por ello. —sólo por ser la persona que encontró con su método robado, cayó engatusado por ella, ¿Amor pasional forzado por su propio deseo o así sí se encontraba al amor de su vida? Su cara estaba roja y los latidos de su corazón no lo dejaba respirar correctamente.

—Bueno, voy tarde. Adiós. —finalmente, se despidió y fue.

Itachi tenía la esperanza de que ese fuera el inicio de su amorío.

—Lo ví todo... —nunca cortó la llamada con su amigo.

Tomó el teléfono de inmediato para responder. —¿¡F-f-funcionó!?

Deidara bajó del árbol en el que se encontraba para abrazar fuertemente a la razón por la qué ahora había faltado a clases. —¡Funcionó! —dijo emocionado.

—¡Estoy tan feliz!

—Bueno, nunca dijeron que sería especialmente esa persona de la que te enamorarías, ¿Verdad?

—¡Sí, es esa!

—¿Entonces... te gusta? —preguntó sorprendido.

—... Puede ser...

—¡Ánimo! —le sonrió.

—Un momento... ¡Se me hace tarde aún!

—Ya no. —le dijo Deidara. Itachi no entendía a qué era a lo que se refería.

...

—¿Itachi? ¿Qué haces aquí tan temprano? —le preguntó su madre.

—No pude llegar a tiempo...

—Está bien —suspiró —, ve a cambiarte.

Itachi todo el tiempo pensaba en la chica con la que chocó anteriormente. O mejor dicho, no pensaba en ella, sólo pensaba en cómo su sueño se hacía realidad. —«Por fin... por fin... ¿Por qué fue tan fácil? ¡Al diablo con eso! Tengo mi... romántico y dulce romance...»

× ¡YO TAMBIÉN QUIERO! ×   [DEIITA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora