Capítulo IX .- Lágrimas

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Al día siguiente, Itachi tenía menos energía de lo usual. A Sasori y a Deidara les pareció bastante extraño.

—¿Qué le sucede? Se ve bastante decaído.—le dijo Sasori a Deidara con confusión. Ambos miraban a Itachi desde lejos; él hablaba con Shisui.

—Seguro el idiota de Shisui lo dejó plantado de nuevo, hm. Tal vez por eso estén hablando.

...

—Shisui, me preguntaba por qué... de nuevo no fuiste. —dijo con enfado y dolor en sus palabras.

—... —una sonrisa se pintó en el rostro del mayor.

—¿Qué te...? —se sorprendió al ver la expresión de su rostro.

—Itachi, te seré sincero. Ya comprobé lo fácil que es enamorarte.

—¿Y eso de qué te sirvió...? —dijo completamente vacío por dentro. Presentía que algo así pasaría, aunque no creía que alguien tan amable como su primo era así. Nisiquiera lloró. Estaba rendido —. «Ésto debe ser una pesadilla... una broma...»

—Estaba aburrido. Tus amargas lágrimas valen la pena. Si no es ahora será pronto, ¿No?

—No. Sabía que no llegaríamos a nada desde el día en el que me mostraste tu desinterés, tu peor cara: la real... Ya no hay retorno...

—Lo sé. ¿Quieres terminar?

—Sí. Espero que te hayas divertido, Shisui. —con seriedad, se dió la vuelta y se fue.

—¿Itachi estás...? —preguntó Deidara. El pelinegro pasó a sus amigos de largo siguiendo su camino.

Sus ojos, a pesar de que sólo habían sido vistos por unos segundos por sus amigos, hacían notar lo roto que estaba. Pero ya se había rendido. Se rindió en intentar algo que ya le había dado indicios de que acabaría mal. Y aún así seguía ahí. Hasta ahora...

—Creo que debemos dejarlo solo... —dijo Deidara en un susurro.

El día prosiguió como de costumbre con la actitud del Uchiha.
Pero Shisui no estaba completamente satisfecho.

El momento en el que el rubio estaría solo nunca llegaba. Se hartó de eso y decidió ser más directo acercándose directamente a él, quien estaba junto a Sasori.

Deidara se enfadó de inmediato al verlo. Quería explotar en mil pedazos a Shisui. Era obvia la razón de la tristeza de Itachi.

—¡Hola! —dijo el pelinegro.

—¿Qué quieres?

—¿Puedo hablar un momento contigo, Deidara? —dijo mientras jalaba su brazo.

No tuvo otra opción más que acceder.

—¿Qué es lo que...?

—Itachi terminó conmigo... —respondió entristecido.

—Me pregunto qué habrá pasado... —dijo con una voz llena de sarcasmo y enfado.

—¡Te juro que no es mi culpa! Si no fui a mi primera cita con Itachi fue porque lo olvidé por completo. Y la segunda yo... estaba ocupado y-

—¿No se te ocurrió una excusa mejor?

—¡No son excusas! Itachi en serio terminó conmigo por esa razón tan tonta.

—Tonto quedó después de haber creído en ti. —le dijo con un notable enojo.

—Tienes que ayudarme a recuperarlo. Yo lo amo como no tienes idea.

—¿Entonces por qué? —apretó sus puños con fuerza.

—N-no lo entiendes. —sus ojos empezaron a cristalizarse.

El corazón de Deidara dudó por un segundo, pero volvió a arder en furia al recordar a su mejor amigo llorar. —¿Qué es lo que no entiendo?

—Lo mucho que amo a Itachi... Simplemente no se me dió la oportunidad de ir, es todo. Él sabe cuánto le demuestro que lo amo pero ahora sólo por una cosa... terminamos...

—Una cosa que lo destrozó como no tienes idea. —le dijo con firmeza —. No tiene sentido que te ayude. No me servirá de nada hacerlo, sólo te apoyaría para acabar con él.

—Eres una espantosa persona,  ¿Cómo te atreves a abandonarme en un momento así?

—Si te ayudé fue por querer ayudar a Itachi, pero a ti nisiquiera te conozco. No estoy obligado a hacer nada por ti.

—¿¡Por qué!? —se derribó en llanto a sus pies, confundiendo a Deidara —. ¡Estoy muriendo en vida! ¡AMO A ITACHI! ¡Ayúdame!

—No.

El mayor no dudó dos veces antes de dar un puñetazo directamente al rostro del rubio.

—¡Déjame en paz! No me hagas tratar de defenderme... —gritó Shisui.

—¿Qué-? —talló sus ojos para darse cuenta que estaba en una escena bastante comprometedora con un Shisui bajo él suplicando por piedad al compás de perlas cristalinas que adornaban sus ojos.
Los gritos del mayor sólo hacían malinterpretar la situación de la peor forma posible.

—No te hagas el tonto...—soltó otro puñetazo, haciéndole derramar el líquido carmesí que salió de su cuerpo por el impacto.

Deidara ignoró por completo aquel dolor, ya que su mente estaba más ocupada en el enojo que sentía por Shisui. Respondió con un empujón que de nada sirvió. Sólo lo hizo llorar, empeorando la situación.

—Sé lo que intentas y no es divertido. —la rabia se hacía notar en su tono de voz.

—Ayúdenme, por favor... —murmuró Shisui.

...

Al final, Deidara fue expulsado permanentemente de la escuela. Se maldecía internamente por ello.

—«Me matarán por ésto...» —pensaba angustiado.

Terminó como de costumbre el día, pero al siguiente no volvería.

Acompañó a casa por última vez a Itachi. Ambos caminaban en completo silencio uno junto al otro. Uno creía la mentira del otro a pesar de parecer increíble.

—Entonces... ¿Qué tal has estado...? —Dediara decidió romper el hielo.

—Horrible...

—¿Terminaste con Shisui?

—Sí... Hizo todo a propósito. Simplemente estaba aburrido cuando decidió tratar de conquistarme...

—A mí no me dijo eso. —dijo con duda.

—¿Le crees a él? —dijo sin mirarlo —.  ¿O te gusta y por eso le crees?

—No me gusta Shisui. Ese idiota me hizo quedar mal frente a toda la escuela y me expulsaron.

—¿Entonces por qué pasó lo que pasó?

—¿Le crees a él? —repitió sus palabras.

—No. ¿Qué tiene de malo que quiera saber sobre la verdad?

—Nada... Yo le ayudé para conquistarte, por eso vino a mí y me pidió que le ayudara a volver contigo pero al ver que decliné decidió fingir y todos le creyeron a pesar de que mi cara esté llena de sangre. —rió.

—Es una injusticia. —hizo una mueca de enfado.

—¿Me crees...?

—Siempre. —le brindó una cálida sonrisa.

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