Capítulo VII -. Oportunidad

46 7 90
                                    

—«¡No puedo esperar, no puedo esperar!» —pensaba emocionado Itachi, pero pensamientos se vieron interrumpidos con la presencia de Deidara.

—¿Dónde está Shisui...?

—Ni idea, pero ya debe estar por llegar. —le respondió con emoción.

—Hace una hora que debió haber llegado, ¿No te parece raro?

—Sí, pero ya debe estar por llegar.

—Itachi...

—¡Dale 30 minutos y si no llega me rindo ¿Sí?!

—10.

Itachi suspiró y terminó por acceder. Y así fue como esperaron diez minutos con tal de no desilucionar al azabache enamorado.

—Listo. ¿Y ahora?

—Él va a llegar, no te preocupes. —sus ojos empezaban a derramar lágrimas a las cuales no deseaba dejar salir.

—Estás llorando...

—¿¡Q-q-qué!? —limpió rápidamente sus lágrimas.

—Shisui no vino.

—Sí vendrá...

—¿Es usted a quien esperaba? —dijo el mesero. Anteriormente, Itachi no había pedido su orden, sino que había dicho que esperaba a alguien.

—Sí, muchas gracias.  —respondió rápidamente Deidara.

—Deidara, no es nece-

—¿Primero podría traerme un vaso con agua? Lo necesito para el caballero. Luego pediremos nuestra orden.

—En seguida. —hizo una reverencia y se fue, regresando con las cosas pedidas por Deidara y volviéndose a ir.

—¡No te voy a dejar así. No en mi presencia!

—Yo estoy a la perfección, no necesitas hacer ésto. Puedo irme a casa si Shisui no vendrá. —dijo mientras Deidara limpiaba sus lágrimas con la servilleta.

—Pues yo sí vine, ¿Me darás una oportunidad o me dejarás aquí solo?

Itachi soltó un suspiro y sonrió. —Bueno, me quedaré contigo cuanto quieras.

—Me alegra mucho que hayas decidido pasar mejor tu noche con alguien por mucho, mejor. —rió —. Debe tener una explicación, pero mientras eso sucede yo disfrutaré de hoy.

—¿Querías una cita conmigo? Bastaba con pedírmelo. —rió.

—¿Y dejar que el celoso de Shisui me parta la cara? ¡Ni hablar! —negó con la cabeza.

—Shisui no es celoso.

—¿Ah sí? ¿Y quién me lo dice? ¿Su novio de toda la vida?

—¡Puede que hace poco que esté con Shisui p-pero por algo se empieza!

—Tienes razón, entonces lo siento. —le sonrió —. Tal vez conocerás su verdadera personalidad más tarde.

—Ya lo veremos. Tal vez esté junto a Shisui para siempre. Nos casaremos, tendremos nuestra casa y viviremos felices por siempre.

—Ajá. —dijo sarcástico.

El mesero llegó, tomó su orden y volvió a irse.

—Ojalá que mañana ese desgraciado tenga una buena razón. Si no, yo mismo me encargaré de cortarlo. —dijo Deidara con molestia.

—Seguro la tiene. —sonrió con amargura. Deidara rió, en el fondo sabía que no la tenía.

Hablaron toda la noche. Itachi se sintió igual o mejor como si Shisui hubiera ido.

Al día siguiente siguió siendo el niño enamorado, Deidara ya había aliviado su tristeza.

—¡Shisui! —corría Itachi al verlo en el receso junto con sus amigos. Respiraba agitado mientras se apoyaba en su hombro —. Me alegro mucho verte.

—Ah, Itachi, amor mío. —lo abrazó. Las mejillas de Itachi enrojecieron al ver que no le dió miedo en lo absoluto presumirlo frente a sus amigos.

—¿Puedo hablar contigo un momento...? —le sonreía. El pelinegro menor no veía las carcajadas silenciosas que soltaban los otros.

—Claro. ¿Me permiten? —le dijo a sus amigos. Se fue a un lugar más privado junto a Itachi —. ¿Qué sucede?

—¿Que si qué sucede...? —sus ojos se llenaron de lágrimas al instante —. ¿Qué pasó ayer, Shisui?

—¿Qué debía pasar?

—Prometiste ir a una cita conmigo... —no sabía si se sentía más triste o enfadado.

—Oh, ya veo.

—¿Qué es lo que ves...?

—A mi Itachito entristecido por un Shisui muy tonto. Perdóname... Pero tú no me lo recordaste, así que no es mi culpa.

—¿Así de poco importante fue para ti? ¿Por qué demonios te quitas la culpa así?—preguntó con molestia.

Shisui rodó los ojos y soltó un suspiro. —Itachi. No me hagas esto por favor... —lo besó —. Hoy mismo iré, a la misma hora y en el mismo lugar, ¿Sí? Te amo, en serio perdóname. Dame otra oportunidad.

—Está bien... —tomó sus caderas y lo abrazó con fuerza —. Yo también te amo. —le sonrió —. Bueno, ya tengo que irme. Deidara está esperándome.  —se despidió y se fue. Estaba de mejor ánimo ahora, pero su corazón aún respiraba por aquella herida hecha por lo que era el amor de su vida.

—¿¡Y qué tal te fue!? ¿¡Tuvo una buena excusa!? ¿¡Se disculpó!? —le preguntaba ansioso Deidara.

Itachi suspiró con una sonrisa y lo miró con tranquilidad. —Dijo que lo olvidó.

—... —la rabia había invadido todo el cuerpo del rubio en ese momento —. B-bueno, un olvido lo comete cualquiera... por más importante que sea... —trataba de convencerse.

—Dijo que lo sentía, aunque también me culpó por no habérselo recordado y... —se detuvo en seco al ver las venas de su amigo salir mientras éste llevaba una sonrisa claramente forzada.

—Es un idiota... —murmuró.

—Pero me prometió otra cita hoy, seguro esta vez no se le olvida; puedes tranquilizarte. Todo irá bien, no te preocupes.

—Eso espero... —Deidara ya notaba bastante el desinterés de Shisui hacia Itachi, pero los ojos cegados de el pelinegro menor creían con fidelidad que es un simple error, no quería fusilarlo sólo por algo tan común.

...

La noche ya asomaba, e Itachi estaba ansioso por ver a Shisui al frente suyo.

«Sé que fue un simple error, que todo cambiará a partir de hoy, que me amarás tanto como yo te amo, tanto como me habías confesado con pasión en tus dulces cartas... El mensaje de la tinta de la pluma sobre esas hojas quedará grabado en mi mente así como tú lo estás. Llega pronto, Shisui...» —pensaba Itachi enamorado mientras ya se encontraba en el lugar acordado.

El tiempo seguía pasando. Su corazón se rompió de nuevo al ver que la hora había sido pasada de nuevo. No soportó más de 20 minutos esperándolo en esta segunda oportunidad, y, lleno de valentía, enfado y tristeza abandonó el lugar desesperanzado.

Caminaba por las calles de vuelta a casa con una notable tristeza.

«Me mataste, Shisui Uchiha...»

× ¡YO TAMBIÉN QUIERO! ×   [DEIITA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora