Capítulo XXIV -. De vuelta

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«Nuevo día. Nueva oportunidad»

La nostalgia estaba por cada metro de aquel camino que Deidara recorría. Era el que solía usar cuando iba a la escuela junto a Itachi; a lo lejos, pudo verlo.

Entre risas, siguió caminando cuidando de que no lo viera. Ambos llegaron a su salón, pero seguía ocultándose tras él. Itachi llegó a saludar a Sasori, quien ya había notado a Deidara, pero éste hacía señales silenciosas para que no diga nada.

—Buenos días, Sasori. —dijo alegre el azabache.

—Buenos días... —estaba sorprendido, sus ojos lo veían pero su mente no lo creía. Su amigo había vuelto.

—¿Estás bien...? —ladeó suavemente su cabeza en tono de duda.

—Sí.

Deidara tomó el hombro de su novio para así llamar su atención. —¿Hm? —miró hacia atrás. Sus iris oscuros tomaron un brillito especial cuando vieron a quien se encontraba frente a ello —. Dei... —formando una enorme sonrisa en su rostro, lo abrazó con fuerza.

—Hola. —correspondió con cariño.

—¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en tu otra escuela. —preguntó confundido Sasori.

—Es simple. Ya no. Mi padre sigue queriendo cambiar para bien y pidió que me devolvieran, pasé el examen y ya —sonrió —. Quería que fuera una sorpresa así que no dije nada.

—¿Eso pasó cuando hablábamos?

—Sip.

—Me alegro mucho de que hayas vuelto. —dijo Itachi sin separarse de su lado.

—Yo también. ¿Puedo hablar contigo a solas? —levantándose de su asiento, miró a los ojos al rubio.

—Está bien. —contestó algo inseguro. No tenía idea a qué se refería. Tal vez era tan reciente que no se lo había dicho antes. Itachi se separó de él y se alejaron hasta algún lugar en el patio.

—¿Tan lejos?

—Sí. Es que Itachi no reaccionó muy bien y... bueno, no importa. Lo que pasa es que últimamente Shisui ha estado intentando algo extraño.

—¿Qué cosa? —preguntó con molestia. Seguía sin caerle bien la idea sobre saber de él.

—Intenta que yo sienta algún tipo de empatía por él. Dice que ya es bueno y un montón de cosas de ese estilo. Es muy extraño. ¿Pero sabes qué es más extraño?

—¿Qué? —preguntó, pensando que podía esperarse cualquier cosa.

—Lo está logrando. —su expresión preocupada denotaba todo lo que había en él. Se sentía débil al haber estado cayendo poco a poco en las manos de Shisui a pesar de no desearlo. La parte de él que creía en él solamente por curiosidad había aumentado a un tamaño peligroso.

—Te ayudaremos a no caer. —posó su mano sobre su hombro mostrando una sonrisa con un toque de amargura en sus facciones.

—Muchas gracias. —dijo desconfiado. Obviamente, notó cómo a Deidara le desagradaba la idea.

—Todo saldrá bien. Mientras tanto, sigamos juntos ahora que puedo estar con ustedes.

Después de eso, volvieron con Itachi.

«Me van a odiar, pero sin decirlo en voz alta. Su incomodidad me dijo más que mil palabras. Yo tampoco me perdonaría si me juntara con alguien como Shisui, alguien que nos hizo tanto daño pero que promete haber cambiado. Hay probabilidad, pero eztremadamente baja. No le creo ni media palabra. No merece que yo me haga su amigo o que me lleve minimamente bien con él pero ¿por qué dudo tanto? ¿Por qué no puedo simplemente ignorarlo y ya? ¿Será el sentido de empatía humana que llegó a mí y quiere comprenderlo y ayudarlo? Qué asco. Me abandonarán si esto sigue así...» —pasó todo el día pensando. Estaba indeciso. En cuanto se separó de sus amigos para volver a casa, dejó atrás aquella máscara construida de inseguridades que prefería evitar que sus amigos vieran. Devastado, siguió su camino.

Su piel se erizó cuando sintió una mano en su hombro, pero prefirió imaginar que era alguno de sus amigos o un conocido. No se equivocaba mucho en lo último.

—¿Sigues deprimido?

Sasori reconoció al instante su voz.

—Déjame en paz, Shisui. Por milésima vez. —suspiró enfadado y siguió con su camino.

—No te haré daño, sólo quería verte —le sonrió mientras seguía su paso —. Es que te vi hablando con Deidara y noté que estabas algo decaído mientras le decías... bueno, no sé qué.

—Maldito acosador... —apartó su mano rápidamente.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Tus amiguitos ya no te quieren? ¿Por qué?

—¿Qué te importa? Te voy a pedir una maldita órden de restricción, me estás hartando.

—Sasori, es enserio todo lo que digo-

—¿Como cuando le dijiste a Itachi que lo amabas? ¿O cuando mentiste para que expulsaran a Deidara?

—Deja eso atrás, por favor. Ya no soy así. Al menos tú perdóname.

—No. —apresuró el paso.

—Sasori... no me abandones...

Mentiría si dijera que esas cuatro palabras habían entrado en lo más profundo de su corazón. Shisui sabía a la perfección que lograba al menos hacerlo tambalear.

—Perdón por todo lo que he hecho. Nada de eso tiene justificación y sé que no puedo volver atrás en el tiempo para borrarlo, pero... debes creérme... —tomó su brazo mientras bajaba la cabeza.

—Suel... —paró en seco y miró su rostro melancólico. Creyó que sus ojos que desviaban su vista, sus labios caídos y el suave temblor que emanaban lo decían todo.

El pelinegro soltó un gran suspiro y volvió a mirarlo a los ojos. —Sólo quería buscar una oportunidad... —se acercó lento hacia su rostro y miró sus labios apenado —. Soy consciente de que no lo merezco pero... quiero conseguir una oportunidad, sólo una, con al que menos he lastimado...

—Para...

Shisui se acercó poco, pero lo suficiente como para robar un beso cálido al pelirojo confundido, que había quedado tan paralizado sintiendo cómo era besado por quien menos se lo esperó.

—¿¡QUÉ TE PASA!? —lo apartó rápidamente.

—Sasori, lo siento. El impulso me...

—¡Nada de impulsos! ¡Has llegado muy lejos, imbécil! Tú y tu maldito cinísmo han llegado MUY lejos. ESTOY HARTO. Shisui, aléjate. No voy a decirtelo dos veces. VETE. ¡¡VETEEEEE!! ¡¡VAS A VOLVERME LOCO!! —se acercó con furia a él, haciéndolo retroceder a paso lento.

—No fue tan-

—SÍ. —se alejó.

× ¡YO TAMBIÉN QUIERO! ×   [DEIITA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora