IV

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Desde muy joven, Satoru Gojo comprendió que tener un mate puede ser lo más maravilloso del mundo, o el mismo infierno sobre la tierra. Su madre siempre lo alentó a darle una oportunidad al amor predestinado, a pesar de que su propia historia demostraba que eso podía resultar muy mal. Su padrastro, por otro lado, dijo que debía hacer lo que su corazón deseara, lo cual no era un mejor consejo que lo dicho por su madre, aunque lo cierto era que le pareció mejor que terminar enredado en una relación desagradable con una persona violenta.

La primera frase que apareció en su brazo, cuando tenía diez años, fue lo que le dio el empujón final para buscar un amor lejos de los hilos y las marcas del alma.

Muchos le dijeron que no era posible escapar del destino, lo que sólo lo motivó a seguir el camino que escogió, y hasta ese punto en su vida, todo resultó bien: se había enamorado de muchas personas distintas, algunos le rompieron el corazón y él rompió varios más, pese a ello, consideraba que cada experiencia valió la pena, cada historia fue única e increíble a su propia manera.

Por supuesto, había ocasiones en las que se preguntaba cómo sería su vida si no hubiera decidido usar un bloqueador y sentía una curiosidad especial por su mate. Estaba seguro de que era una persona inteligente, después de todo, fue quien puso en su cabeza la idea de que todos deberían tener la oportunidad de elegir a su amor.

Otras veces, lejos de pensar en lo que pudo haber sido, se preguntaba si su mate lo odiaba por tomar la decisión unilateral de terminar su conexión, la culpa era un sentimiento desagradable y por ello Gojo susurraba disculpas al aire con la esperanza de que sus palabras aparecieran en el brazo de su alma gemela y que este pudiera encontrar perdón para él en su corazón, era un poco tonto, quizá, pero era la única forma en la que podía dejar de sentir que se había equivocado.

Pese a esos breves baches emocionales, Gojo se consideraba una persona feliz y no se arrepentía de ninguna de las decisiones que tomó, en especial ahora que se había comprometido con un hombre increíble.

De hecho, esa noche era su segundo aniversario de cuando comenzaron a vivir juntos, por lo que, después de salir de la escuela en dónde trabajaba, Gojo pasó por el restaurante italiano favorito de Hiromi para comprar la cena, se detuvo también en una licorería para conseguir un buen vino, a pesar de que él no bebía; no obstante, en cuanto entró a su pequeño departamento se dio cuenta de que algo andaba mal y no necesitaba ser un genio para saber a qué se debía. Antes de que ellos comenzaran a salir, Hiromi estuvo con su soulmate, por desgracia, ella falleció en un accidente automovilístico.

Todo el mundo habla de lo maravilloso que es vivir con tu otra mitad, pero nadie habla nunca de lo que significa perderla, en especial de una forma tan traumática como le pasó a él. Aunque habían pasado varios años desde el accidente y Hiromi siguió adelante, todavía había momentos en los que la recordaba y se sumía en una profunda tristeza; desde una fecha que fue importante, hasta ver un comercial del lápiz labial que ella usaba, cualquier cosa podría desencadenar un incidente (así los llamaba Hiromi), podía ser una fecha que fue significativa, o ver un comercial del lápiz labial que usaba.

Choso, el muy idiota, una vez le preguntó si no le molestaba que su novio llorara por alguien más; Gojo respondió que no, sin dudarlo, aunque en el fondo, no se sentía del todo convencido. No es que se sintiera celoso de la mujer que se fue, lo que lo hacía enojar era lo cruel que podía ser el destino. Hiromi le había dicho muchas veces que estaba harto de llorar, pero que no era algo que pudiera controlar, era como si algo externo lo controlara y lo forzara a estar de luto, un luto que parecía eterno.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora