XXI

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Nanami renunció a su trabajo el lunes por la mañana, lo cual no fue una sorpresa para nadie debido a que se ausentó toda la semana anterior sin dar ningún tipo de explicación. En otras circunstancias, no habría renunciado de forma tan abrupta, sin antes tener otro empleo asegurado, sin embargo, todavía no había decidido tomar la cirugía para remover las flores que crecían en su pecho y mientras tanto, debía poner en orden sus asuntos, sólo en caso de que cambiara de opinión demasiado tarde.

Ese mismo día, además de limpiar su escritorio e intentar hablar con Choso que lo evitó como si fuera una plaga, cobró un cheque por una parte del total de su finiquito. Al principio, planeó viajar a Hokkaido para visitar a su madre, sin embargo; subirse a un avión con hanahaki era peligroso, por lo que se conformó con llamarla para asegurarse que estaba bien. Por supuesto, Nanami decidió a conciencia no decirle que se moría, y a pesar de su intento de sonar tranquilo, su madre se dio cuenta de que algo iba mal. Al final de la llamada, no podía asegurar que la convenció de que no tenía ningún problema, pero al menos sabía que ella no se subiría al primer vuelo a Tokio para verlo.

Ya que el viaje a Hokkaido y a cualquier otro lugar fuera de la isla estaba descartado y necesitaba salir de la ciudad para despejar su mente y aclarar sus ideas, eligió usar el dinero que tenía para comprar un boleto hacia Shizouka para ese mismo día. El trayecto en tren duró cuatro horas, por lo que llegó a Tatadohama cerca de la media noche, por suerte, era temporada baja y conseguir una habitación en un hotel con onsen fue bastante fácil, aunque correr por el pasillo para encerrarse en su recámara antes de que su marca del alma comenzará a darle problemas, no fue la parte más divertida de su llegada, no obstante, se animó pensando en la tarde de playa soleada que le esperaba.

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A lo largo de su vida, Nanami solo había visitado la playa una vez, cuando tenía cuatro años y, aunque esas vacaciones con sus padres ahora eran un recuerdo borroso, la sensación de asombro y respeto que sintió la primera vez que vio el mar, todavía lo acompañaba.

Mientras contemplaba el agua cristalina extendiéndose hacia el horizonte, Nanami recordó una de las varias metas que se había planteado en su infancia, no era el tipo de plan que recordara por sí mismo, sino que, más bien, era como un hecho recreado por las muchas veces que su madre le dijo que, después de su único viaje a la playa, comenzó a decir que quería hacerse adulto para ganar suficiente dinero y poder visitar todas las playas que existían en el mundo, incluso las que no se hallaban en los mapas.

Era un plan costoso y demasiado ambicioso para el tipo de hombre en que se convirtió, pero pensar en ello, le hizo notar que en realidad había mucho en la vida que lo hacían feliz, cosas de las que se alejó con el tiempo, hasta que comenzó a sentir que no encontraría nada en el mundo para él. Se dio cuenta de que, de algún modo retorcido, Gojo tenía razón: se encerró en un caparazón, desde el que decidió que quería estar solo y miserable, añorando que alguien lo sacara y solucionara sus problemas, alguien que le diera una razón de ser, cuando la única persona que podía ayudarlo era él mismo.

No era la primera vez que vislumbraba la raíz del problema, pero cada que intentaba alejarse y tomar decisiones más sanas, volvía a caer con más fuerza. Se sentía como si su cuerpo estuviera atado con cuerdas que tiraban de él a voluntad de alguien que deseaba verlo destrozado, por lo que siempre terminaba hundiéndose en el autodesprecio que lo hacía pensar que el único modo de escapar era renunciando a vivir.

La brisa sopló, golpeando con suavidad el rostro de Nanami, que cerró los ojos y contuvo el aliento cuando el olor a mar provocó que los pétalos le rasparan la garganta. Por supuesto, eso no funcionó y terminó con un ataque de tos, que atrajo la atención de algunas personas que estaban a su alrededor. Una vez que se sintió más calmado, recogió sus cosas con la intención de volver a su habitación en el hotel y escapar de las miradas de lástima que la gente que se dio cuenta de que tenía hanahaki le dedicaron.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora