XIX

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Cuando Nanami abre los ojos y ve todo blanco, lo primero que piensa es que está muerto, por fin, no obstante, a medida que los segundos pasan y se convierten en minutos, comienza a hacerse consciente de que se encuentra en una cama de hospital. Al mismo tiempo que busca el botón para llamar a los médicos, intenta determinar cómo fue que llegó hasta ahí, recuerda su cita con Gojo y que condujo de vuelta al departamento, pero lo demás ha desaparecido.

Luego de lo que parecen minutos, encuentra el botón y lo presiona, mientras que la idea de haber tenido un accidente cruza por su cabeza y lo aterra, la última cosa que necesita en ese momento es arruinar las vidas de otras personas por su irresponsabilidad. Una enfermera aparece diciendo que le alegra que haya despertado, Nanami asiente, aunque en realidad le hubiera gustado no hacerlo.

El médico entra un par de minutos después y comienza a hacer las preguntas de rutina; como no puede decirle cómo llegó hasta ahí, es él quien le cuenta la historia: sus amigos lo llevaron por la madrugada, con una fiebre de 40 grados, tosiendo flores con sangre, lo que hace que Nanami haga una nota mental para disculparse con ellos por causarles problemas. El doctor y la enfermera sugieren que tome la cirugía, pero Nanami les confirma que no la quiere, por lo que no tienen más remedio que darlo de alta.

En las películas, cuando le dicen a alguien que tiene poco tiempo de vida, la persona suele salir del hospital planeando las cosas que hará para disfrutar de los momentos les quedan. Nanami, en cambio, cree que ya ha perdido esa oportunidad también. Debería sentirse enojado, o tal vez triste, pero eso significaría que se arrepiente de las decisiones que tomó y no lo hace.

Nanami encuentra sus pocas pertenencias junto a la cama, por desgracia, su celular no está, así que no puede avisarle a sus amigas que lo autorizaron para irse a su casa.

—¿Te estás escapando? —preguntó Haibara cuando lo alcanza a mitad del pasillo hacia la puerta. No es una broma, pero Nanami se rio de todas formas, provocando una mueca en el rostro de su amigo.

—Me dieron de alta —dijo sacudiendo la mano para restarle importancia al asunto—. Pensé que se habían ido a descansar.

—Envié a Suguru a dormir hace unas horas, yo estaba comiendo en la cafetería. —Haibara se calla de golpe, Nanami reconoce el gesto crispado de sus labios y sabe que hay algo más que debe saber, pero que su amigo está dudando en decirle.

—¿Pasó algo? —preguntó, Haibara suspiró y se rascó la frente.

—Anoche, luego de que el médico nos diera la noticia, Choso dijo que ya no podía quedarse. Se fue, Kento.

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Ha pasado un día desde que lo dieron de alta en el hospital.

Un día completo en el que Nanami ha estado tratando de pensar en que decirle a Choso. No quiere que vuelva, eso es una certeza, pero siente la necesidad de agradecerle por lo mucho que lo ayudó, es lo mínimo que pude hacer. Sin embargo, cada palabra que su cerebro piensa parece insuficiente, o suena igual que una despedida. No tiene la intención de asustarlo, ni que parezca que busca lograr que cambie de parecer, porque sabe que tomar la decisión de irse debió ser muy difícil para él.

Está a punto de enviarle un mensaje a Choso para preguntarle si pueden hablar, cuándo recibe uno de Gojo, en el que le pregunta en dónde demonios se encuentra. Se da cuenta en ese mismo instante que había prometido acompañarlo a conseguir el traje para su boda en tan solo dos semanas.

Recuerda que el médico le advirtió que no puede seguir viéndolo, a menos que quiera una muerte dolorosa y también la promesa que le hizo a sus amigos para mantenerse alejado, por lo que en lugar de responder, pone su móvil sobre su mesita de noche y se gira en la cama, con la intención de tomar una siesta.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora