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Por primera vez en mucho tiempo Gojo no se sentía en lo absoluto feliz en ese departamento que se suponía era su lugar seguro.

Cuando Nanami le dijo que no podía verlo, creyó que se debía que estaba enfermo de nuevo y no quería decirle. Fue por eso que decidió pasar a un restaurante por su comida favorita, antes de dirigirse al departamento con toda la intención de asegurarse de que se encontraba bien, o para cuidarlo de ser necesario. En cambio, se llevó una sorpresa desagradable al ver llegar a Nanami con el idiota de Choso y todo lo que se necesitaba para una de las cenas especiales de Nanami.

Al principio, Gojo pensó que podría incomodar a Choso hasta que decidiera irse, pero no funcionó. Sin importar que tan cortante y grosero era, Choso lo ignoraba todo, y por si fuera poco, Nanami le estaba dando toda su puta atención.

Si necesitaba algo de la alacena, se lo pedía a Choso, si quería otra cacerola, era Choso quien iba a buscarla a pesar de que no tenía idea de en qué lugar se guardaban. Gojo conocía la receta tan bien como él mismo Nanami, pero fue a Choso a quien le pidió que picara la verdura y condimentara la carne. Por supuesto, Gojo intentó hacerse cargo de algunas cosas, no obstante, de algún modo inexplicable, Choso consiguió sacarlo por completo de la cocina. Desde dónde estaba ahora podía verlos hablar entre susurros y escucharlos reírse a carcajadas, mientras Nanami le contaba todos los secretos de su cocina, que a él le había tomado un tiempo conocer.

Gojo fue ingenuo al creer que podía darle la vuelta a la situación en cuanto comenzaran a comer, pero Nanami, en lugar de sentarse a su lado, como lo hacía siempre, se sentó junto a Choso, que todo el tiempo interrumpía a Gojo mientras hablaba y lograba hacer que Nanami dejara de mirarlo, por lo que al final terminó comiendo en silencio, escuchando a Choso parlotear sobre sus estúpidos hermanos menores.

Pasado un rato, Gojo estaba a punto de decir que se iba, pero para su suerte Nanami les ofreció una rebanada de un pastel de chocolate que había preparado la noche anterior. Viendo su oportunidad, Gojo se apresuró a seguirlo a la cocina.

—¿Por qué estás haciendo esto? —gruñó por lo bajo mientras veía a Nanami sacar el postre de la nevera.

—¿Qué cosa? —preguntó Nanami fingiendo inocencia.

—Tú y Choso —casi gritó—. Te está coqueteando justo frente a mi cara y lo dejas salirse con la suya.

—Te dije que no vinieras hoy, Gojo —dijo Nanami con voz plana, carente de emoción y de tacto.

Gojo lo miró estupefacto por unos segundos, mientras su mente procesaba la información que acababa de recibir.

—¡¿Te estás acostando con él?! —gritó, importándole muy poco si Choso podía escucharlo.

—¿Estás celoso o qué? —gruñó Nanami dejando el cuchillo sobre la mesa de forma un tanto violenta.

—Por supuesto que no. —Gojo puso los ojos en blanco, mientras Nanami servía las rebanadas que antes había cortado—. No estamos saliendo, ni estamos juntos, no tengo ninguna razón para estar celoso y mucho menos de alguien como Choso.

—Eso pensé —le respondió Nanami antes de salir de la cocina llevando solo dos rebanadas de pastel.

Gojo se dio cuenta demasiado tarde de que había cometido un error, pues el hecho de que no estuviera enamorado de Nanami no le daba derecho a tratarlo de manera tan cruel. Salió de la cocina con la intención de disculparse, pero cuando volvió a la sala, notó que él y Choso se habían quedado solos.

—¿Y Nanami?

—Necesitaba comprar algo, así que salió, dijo que no tardaba.

Sin pensarlo dos veces, Gojo se calzó los zapatos y salió del departamento, sin notar la sonrisa traviesa en los labios de Choso.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora