XI

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En una sociedad que valora los vínculos del destino más que a nada en el mundo, nacer sin una marca del alma puede ser una cosa terrible, o una gran bendición, dependiendo de la persona.

El padre de Choso siempre lo vio como una señal, un mal augurio sobre su familia. El hombre utilizó todos los recursos que tenía para intentar corregir la condición de su hijo, lo que, al final, condujo a que su esposa, el alma gemela a la que le había jurado amor y devoción eterno, tomará la decisión de alejarse junto con sus hijos. Lo último que Choso supo de ese hombre fue que, incapaz de soportar el hecho de que su mate no quería estar a su lado y debido a que no existía una manera de hacerla cambiar de opinión, o de obligarla a quedarse con él, se quitó la vida.

Al principio, Choso pensó que era su culpa, que su falta de una marca había puesto una maldición sobre su familia, tal y como el desquiciado de su padre decía, pero entonces, su madre le reveló la verdad más absoluta que escuchó alguna vez.

Hijo mío —le dijo acariciando sus mejillas llenas de lágrimas—. Tener una soulmark sólo significa que hay una persona a la que debes conocer, porque hay algo que tu alma debe aprender en esta vida para poder trascender algún día, eso no quiere decir que estés destinado a enamorarte de tu mate, o que debas quedarte a su lado solo porque se supone que están destinados, pero la mayoría de la gente no lo entiende y es por eso que todo el sistema está tan roto.

¿Entonces qué significa que no tenga una marca mamá?

Tengo algunas teorías —respondió su madre con una sonrisa—. Creo que en esta vida debes aprender a amarte a ti mismo, o tal vez a amar sin restricciones. Puede que sea la última experiencia que necesita tu alma, o quizá, sea la primera.

No creo poder entenderlo. —Ella se rio, lo que provocó que Choso sonriera.

Tienes mucho tiempo para descubrir tu camino, hijo mío, lo entenderás cuando sea el momento.

De ese modo, Choso dejó de creer que su falta de marca era una maldición y comenzó a verlo como una oportunidad para aprender y crecer en espíritu, como solía decir su madre. Hubo algunas ocasiones en las que creyó que había encontrado su propósito, solo para darse cuenta, tiempo después, que no era así. Cada vez que pudo, acudió a su madre por guía, pero su respuesta siempre fue que debía tomarlo con calma y que, mientras menos desesperado por entender, más fácil le sería descubrir lo que el universo quería de él.

Fue entonces que los conoció, durante su segundo año de universidad: por un lado, estaban Haibara que podía ver el hilo rojo del destino, cuya marca del alma coincidía con la de Geto, que decía ser capaz de saber los verdaderos sentimientos de las personas; por el otro eran el idiota de Gojo, que renegaba de su soulmark y, por lo tanto, de su propósito de vida y Nanami, de se escapaba de cada conversación que tuviera que ver con soulmates, marcas, o lo predestinado.

Choso le parecían un grupo extraño y no estaba seguro de cómo podía encajar con ellos, pues, para empezar, él era incapaz de mantener amistades largas, y también porque Haibara, Nanami y Geto, eran amigos desde el jardín de niños, mientras que Gojo se le unió en la secundaria. Para su sorpresa, le dieron la bienvenida con facilidad y tuvieron una breve temporada en la que creyó que quizás su amistad podría ser una de esas cosas destinadas de las que aprender algo.

Por desgracia, todo se fue al carajo cuando Gojo se enteró de que no tenía una marca e intentó seducirlo. Choso podía recordar de manera muy vívida la mirada agria que Nanami le dirigió la primera vez que Gojo le coqueteo frente a él, el suspiro exasperado de Geto y la cara larga de Haibara. No se necesitaba ser un adivino para saber que la situación era un terreno peligroso, así que, en el mismo instante en que Gojo reveló a sus amigos el descarado flirteo que Choso había tenido que sufrir en silencio durante semanas, se encargó de dejarle claro que estaba interesado en alguien más.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora