⋯ ⊰ ✿ ⊱ ⋯
Cuando Nanami se despierta por la mañana, tiene un mechón del pelo de Choso haciéndole cosquillas en la nariz, lo cual le resulta gracioso porque es lo más cerca que han estado mientras duermen.
Una semana atrás admitió por primera vez que estaba decidido a morir. A decir verdad, esperaba que decirlo en voz alta lo hiciera cambiar de opinión, incluso deseo que Choso tuviera las palabras correctas para hacerlo desistir. Pero no fue así. Y en lugar de tener una salida, acabó arrastrando a Choso al naufragio de su vida, en el que no había ni un ápice de esperanza.
—Yo elegí esto —dijo Choso al día siguiente, cuando Nanami intentó hacerlo cambiar de opinión, para que se marchara sin mirar.
No es que Nanami no apareciera su compañía y su intento de mejorar sus días un poco, incluso se atrevía a decir que estaba feliz de que alguien se preocupaba por él, se encontraba a su lado para cuidarlo, en lugar de darle espacio para que pidiera ayuda. Pero no se sentía justo para Choso, y por mucho que insistiera en que lo había decidido por sí mismo, Nanami no podía evitar preguntarse ¿cuánto albedrío se tiene de verdad cuando se decide hacer algo por amor?
Si tenía que ser honesto, Nanami ni siquiera estaba seguro de por qué eligió vivir de una manera que resultaba tan insana y profundamente cruel, en nombre del amor. En su experiencia, amar sin condiciones significaba perder mucho más de lo que se poseía, y no había nada gratificante esperando al final del camino, lo cual lo volvía algo estúpido de hacer. Sentirse tan deprimido y angustiado todo el tiempo, no era el tipo de vida que deseaba para Choso y si lo dejaba quedarse hasta el último minuto, era justo en dónde iba a dejarlo. Nanami no quería eso, pero después de una muy larga semana, todavía no encontraba un modo de alejarlo, sino que, al contrario, se estaban acostumbrando a estar cerca uno del otro con demasiada rapidez.
Prueba de ello era que la antenoche, al fin logró que Choso durmiera en la cama con él, en el lugar de ese viejo sofá que lastimaba la espalda. Sin embargo, eso no significaba que los sentimientos de Nanami estuvieran cambiando, Gojo seguía siendo su último pensamiento de la noche y el primero en la mañana. Deseaba tenerlo entre sus brazos, con la misma intensidad con la que necesitaba estar en su abrazo. Añoraba sus labios y el toque de sus manos, estaba tan perdido en su amor, que solo podía pensar en Gojo, y echaba de menos su compañía cada minuto de su vida. Lo quería a él y sólo a él, porque no había otro cariño que pudiera saciarlo.
A su lado, Choso se movió, lo que significaba que se estaba despertando, lo que a su vez era una señal para que Nanami se levantara y comenzara a alistarse para ir a la oficina, porque, de lo contrario, empezarían a tropezar uno con él otro y llegarían tarde, como los últimos tres días. Ya casi se metía a la ducha, luego de haberse cepillado los dientes, cuando el sonido del timbre resonó en todo el departamento. Nanami suspiró y volvió a ponerse los pantalones.
—¿Quién diablos toca el timbre a las seis y media? —se quejó Choso medio dormido mientras se sostenía del marco de la puerta de la habitación.
—No lo sé —Nanami se encogió de hombros y siguió de largo—. Deberías ducharte mientras atiendo.
Choso sacudió la mano como desdeñando el comentario. Nanami se aseguró de que había entrado al baño antes de abrir la puerta, para descubrir que su visitante inoportuno era Gojo.
—Hola Kento —dijo con una sonrisa coqueta que le iluminaba todo el rostro, mientras sus ojos azules sin vergüenza se deslizaban por su torso desnudo, haciendo que se arrepintiera de no vestirse por completo.
—¿Qué haces aquí? —respondió, entornando los ojos, tratando de fingir que estaba molesto por verlo.
—Quería verte —dijo ladeando la cabeza—. Te extraño —añadió dando un paso al frente, como respuesta, Nanami retrocedió.
ESTÁS LEYENDO
You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]
FanfictionEn un mundo dónde cada persona está destinada a encontrar a su alma gemela, el romance existe sólo en la ficción. Nanami Kento descubre el día de su décimo sexto cumpleaños quién es su alma gemela. Dos años más tarde, Gojo Satoru, decidido a escribi...