XVIII

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Nanami lleva una semana sin poder hacer otra cosa más que dormir.

Al principio Choso cree que solo está siendo dramático, porque sus amigos insistieron en que no podía seguir viendo a Gojo hasta que lo convencieran de quitarse el bloqueador, hecho con el que Nanami no estaba muy de acuerdo, pero que aceptó con el fin de que lo dejarán tranquilo. Sin embargo, con el paso de los días se da cuenta de que no finge en lo absoluto, pues los ataques de hanahaki se volvieron frecuentes, y lo han debilitado con una rapidez abrumadora.

Choso siente que lo perderán demasiado pronto, al mismo tiempo que se arrepiente por no haber insistido en llevarlo al médico antes. Diario tiene que recordarse, para aliviar la culpa, que solo estaba respetando las decisiones de Nanami, pero su mente insiste en decirle que no se podía confiar en el juicio del Nanami de los últimos seis meses, lo que de nuevo lo lleva a sentir que ha cometido un error y el ciclo comienza una vez más.

Es un círculo vicioso y emocionalmente agotador, del que Choso no puede salir, porque le prometió que se quedaría hasta el final. En el fondo sabe que Nanami no le reprocharía nada si se va, pero está muy seguro de que si lo hace, se odiará a sí mismo en nombre de ambos por el resto de su vida.

Después de llamar a sus hermanos y a su madre para asegurarse de que les va bien, Choso decidió preparar el desayuno, algo ligero, porque Nanami no está comiendo mucho y teme que le caiga mal en estómago. Despertarlo es la parte más difícil, ya que el rubio se aferra a sus sueños tanto como puede. Apenas abre los ojos, le dedica una mirada molesta, Choso lo ignora porque ya se ha acostumbrado y sabe que en cuestión de un par de minutos, Nanami abandonara su mal humor matutino y volverá a ser el hombre amable, pero demasiado serio, de siempre.

Mientras Nanami come, Choso comienza a recoger la ropa sucia para lavar, por supuesto, Nanami le dice que lo deje. Choso pone los ojos en blanco, y le recuerda que está ahí para ayudar, antes de salir con la canasta.

Hace dos meses que viven juntos. Al principio fue difícil encontrar un equilibrio porque Nanami tiene una serie de pequeños malos hábitos que enloquecieron a Choso: como la manera descuidada en que se quitaba los zapatos al volver del trabajo, a veces ni siquiera lo hacía e incluso era capaz de llevarlos hasta el dormitorio y subirse a la cama con ellos; eso era igual de molesto que su costumbre de no salir del departamento sin antes haberse lavado el pelo o tomado una ducha; una cosa más irritante que esas cosas juntas era que, a pesar de que Nanami cocinaba muy bien, se negaba a hacerlo para sí mismo y compraba comida para llevar todos los días, pues odiaba tener que lavar los trastes sucios.

No obstante, quizás el peor hábito de todos era el hecho de que, se atrevía de dejar la ropa en la secadora del edificio, hasta que necesitaba algo, o uno de los vecinos la llevaba hasta su puerta (lo que pasara primero). Pese a que todo eso le resultaba imposible, después de una semana en la que Nanami apenas si se levantó de la cama, ya siente que extraña verlo ser irresponsable.

Después de dejar la ropa en la lavadora, Choso vuelve al departamento solo para descubrir que Nanami no comió ni la mitad de su desayuno y estaba durmiendo otra vez. Decide dejarlo pasar por unas horas, esperando que la próxima vez que despierte tenga apetito, por desgracia, al llegar la hora de la comida, la historia se repite.

—Kento, por favor —ruega. El aludido no ha comido nada desde la mañana anterior, y Choso comienza a preocuparse—. Prometiste que ibas a intentarlo.

—Sabes que lo dije para que Yū se quedara tranquilo.

Choso suspiró y salió de la habitación, pensando en lo difícil que es intentar ayudar a alguien que no quiere ser ayudado.

You're Losing Me [GoNana][Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora