amanecer, el sol ayuda. 16-2

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A lo largo de 5 años las personas, gente de bien, de mal, gente común y extravagante en todos los sentidos cambia, cambia de gustos, de personalidad, de comportamientos, todo.

Pero, han sido los peores 5 años de mi vida, soledad, adicciones, malas rachas, de todo para mí poca edad, estaba totalmente destrozado y mi vida no le daban esperanzas que superasen los 6 meses...

Hasta ahora, dónde por fin encontré el motivo para salir de este agujero, este hoyo donde estuve atrapado sin poder respirar, solo podía escuchar los mismos mensajes de odio contra mi mismo.

Pero ya no más, ahora está Donna, ella es mi motivo para salir adelante.

Andreas con toda la determinación qué un ser humano ha podido tener, apretó el gatillo de su fulminante arma y mató a aquella criatura.

-joder... que demonios es eso...?- Andreas se encaminó hacía la ya muerta criatura, solo para ver a una extraña formación de huesos, con algo de carne y lo que parece ser cabello femenino... donde se supone que habría un rostro, solo habían dientes por todos lados y cuencas vacías.

-Será mejor seguir moviéndome.- dijo para si mismo el pelinegro, comenzando a moverse a pesar de sus heridas producidas por su caída.

Andreas pensó en ese momento, que todo lo que ha estado viviendo puede que sea una maldición, piensa eso debido a su familia. Una familia que jamás conoció más allá de su madre...

pero algo le hace creer que, hay algo más oculto, tal vez no sea el momento de pensar en eso, pero, ¿por qué su madre jamás le hizo presencia la idea de presentarle a algun familiar? es algo curioso y diría sospechoso el pelinegro, y aunque intenté hablarlo con su madre, siempre recibía respuestas negativas o trataba de evitar el tema. Andreas pensó en un inicio que tal vez se debía a algún conflicto con su madre, quizá eso respondía la duda de porqué no conoce a ninguno de sus tíos, abuelas, o primos.

pero eso ya no importaba ahora para Andreas, ahora estaba Donna de vuelta, el ya no necesitaba a nadie más que a ella. A su querida y amada Donna había vuelto para sacarlo de su miseria, ¿no es así? aunque sea tonto dudar de eso, Andreas seguía inseguro... algo le hacía creer que tal vez, el regreso de Donna le haga darse cuenta de algo más... algo que siempre pasó por alto.

el se detuvo en seco al ver a alguien al fondo del iluminado pasillo debido a la luz solar que entraba por los enormes ventanales.

-¿quien es?- preguntó con una voz neutral el rumaní.

-¿Andreas?- se escuchó al final, Andreas no lograba determinar de quién era la voz, era una voz que jamás había escuchado, diría que era de Ethan, pero su voz era demasiado joven para pertenecerle al Rubio.

-si, soy yo.- dijo Andreas, que aún con su pistola en mano apuntaba al frente.

-será mejor que bajes el arma, no pienso atacarte.- entonces aquel misterioso hombre se acercó a la luz solar, con la manos en alto y sin ningún arma en su funda o espalda.

pero Andreas no cesó con su estado de guardia, ya que aquel hombre iba vestido con el uniforme de los Hound Wolf, el equipo de Chris.

-¡más te vale que no sea un truco de Chris! ¡porqué lo voy a matar si es así!- gritó el Pelinegro, que en respuesta, el hombre solo sonrió.

-no estoy con el, es más, no soy de su equipo.- dijo con tranquilidad aquel hombre misterioso, que más que darle respuestas a Andreas, solo le generaba más preguntas.

-¿entonces quien eres?- Andreas preguntó de una forma cortante, con una voz neutral.

-soy un mercenario, contratado por... alguien, si bajas el arma, podré resolver todas tus dudas y te ayudaré a salir de aquí con vida con todos tus compañeros, Ethan, Karl, Alcina y Donna, que sé que es tu amada.- el hombre lentamente sacó de su bolsillo una pantalla, pero desde la distancia Andreas no podía divisar que se mostraba en ella.

-dame una razón para confiar en ti.- dijo Andreas, que no dudaba en disparar al menor indicio de amenaza hacia el.

-Chris Redfield solo busca matarte porque ahora tú eres una arma biológica en desarrollo, pero mi corporación está dispuesta a investigarte y salvar tu vida, tu sangre tiene algo especial que a nosotros nos interesa, ¿a Chris? solo le interesa matarte.-

entonces aquel hombre lanzó la pantalla hacia Andreas, el pelinegro lanzó su antorcha y agarró la pantalla. en ella estaban sus compañeros siendo rescatados, revisando sus heridas y poniéndoles máscaras de gas para el peligroso aire tóxico que rodea la mansión.

-¿ahora me crees?- preguntó el hombre.

-confiaré en ti, pero necesito saber tu nombre.-

-me llamo... Ryan.-

-Está bien, Ryan... llévame con los tuyos y dejaré que revises mi sangre, pero ahora más te vale sacarnos de aquí, Chris y su equipo son capaces de matarnos a todos, y no pienso arriesgar la vida de mis compañeros.- dijo Andreas, ya con su arma en su bolsillo.

-no te preocupes por eso, solo hacías falta tú para largarnos de aquí.- Dijo Ryan, sonriéndole nuevamente a Andreas.

Andreas confío en Ryan, este era un hombre algo delgado, no tanto como Andreas, pero lo compensaba con su armamento y protección antibalas. tenía el pelo negro como el rumaní y era un poco más alto que el... pero algo que dejó algo confundido a Andreas, era que sus ojos estaban completamente vacíos.

como si estuviera muerto, Ryan carecía de pupilas y color de ojos, solo tenía una vista negra, blanco y negro se podía ver en sus "ojos".

los dos fueron hacia donde se encontraba el equipo de Ryan, Andreas no tiene ni idea de cómo se llama su corporación y el confío ciegamente en ellos, ¿pero que opción tenía? Ryan tenía a sus compañeros, y si se negaba, tal vez los mataría.

Andreas pensaba, "¿Ryan es humano?" el seguía dudando por sus ojos, unos ojos muertos, pero no podía juzgarlo, ya que Andreas a diferencia de el, tiene una mirada de muerto, no unos ojos de muerto.

-¿como sobreviviste a una caída de 3 pisos?- le preguntó Ryan a Andreas.

-si tuviera una respuesta, probablemente sea suerte, pero no hay lógica para eso, ni la suerte te puede salvar de una caída tan grande.-

-¿no crees que algo fue lo que te salvó?-

Andreas se quedó viendolo un momento.

aunque era algo tonto pensar en el destino, tal vez Ryan tenía algo de razón en pensar que algo lo salvó...

aquel Andreas ensangrentado... ¿tenía algo que ver?

-probablemente.- dijo Andreas.

-ya hemos llegado, tras esta puerta está nuestro equipo, pero prefiero que abras tú.- Dijo Ryan que se paró a un lado de la puerta.

-¿por qué quieres que la abra yo?- preguntó con disgusto el pelinegro.

-Aquel hombre rubio y ese hombre de lentes dijeron que te iban a golpear apenas verte.- le respondió Ryan a Andreas, con su sonrisa.

Andreas se le quedó viendo, y al parecer Ryan no mentía, Conociendo a Ethan y a Karl...

Andreas giró la perilla de la puerta, el estaba sudando mucho por el miedo de ver que hay detrás de la puerta.

hasta que se atrevió y la abrió.

-¡tu hijo de perra!- se escuchó del otro lado, y Ryan encendió un cigarro, mientras que a Andreas lo molian a golpes, Ethan y Karl.




















(DESPUÉS DE MESES, DEJÉ DE RASCARME LOS HUEVOS Y SUBÍ UN CAPITULO, OLA OLA OLAAAA.)

Memorias muertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora