Noah
— ¿Quieres que te baile?
No sé qué me causa más gracia. Si su rostro contraído en una mueca de indignación, molestia y nervios expresados en una sola facción, o el tono que ha utilizado para hacerme la pregunta. Inmediatamente me hace recordar aquel trend viral de Tiktok, ese que dice "¿Quiere que le baile?" y trato de no reír porque la situación no lo amerita.
— ¿Harías eso por mí? —le pregunto usando el mismo tono que usa el hombre en el sonido y haciendo mi arma mortal a lo tipo Flynn Rider: cejas unidas, labios fruncidos y ojos implorando una respuesta afirmativa.
La imagino, entonces, bailando de forma graciosa como todos lo hacen en esa red social y las ganas de reír incrementan. Parece darse cuenta porque frunce el ceño, clara señal de que está más molesta que al principio así que toso tratando de disimularlo.
— ¡Obvio que no, pervertido!
— ¿Por qué sería un pervertido solo por querer eso? —Enarco una ceja—. ¿La pervertida aquí no serías tú por pensar que solo porque quiero que bailes tiene algo que ver con morbosidad?
— ¿Por qué no puedes esperar hasta el próximo viernes a verlo en público? —el calor se agolpa en su rostro, pintándole las mejillas de carmín.
— ¿Solo bailas los viernes?
—Sí.
—Y yo que pensaba ir esta noche solo para verte.
Rueda los ojos poco afectada por lo que acabo de soltar. Muchas veces he dicho cosas sin siquiera pensar antes en el peso de esas palabras, esta es una de esas veces.
—Como sea —carraspeo—. ¿Es un trato?
—Claro que no. Si quieres verme bailar solo llega ese día —espeta a la defensiva.
Me causa mucha curiosidad observarla ahora. Ha dejado de lado esa expresión de ciervo asustadizo buscando a su mami que siempre tiene para darle paso a una más llena de carácter.
De mal carácter. Pero pues ya es un carácter.
La he visto antes de entrar a la clase, cuando estaba sentada en el suelo hablando sin parar con un erizo que parecía querer morderla para que se callara. También la vi mientras caminaba al salón, adoptando esa postura erguida y nerviosa, como si temiera hacer el ridículo o llamar la atención de todos.
Me causa aún más curiosidad la dualidad que se carga. Annelise y Shelley son dos personas totalmente diferentes que por un instante he creído la mentira de las gemelas, sin embargo, algo no cuadraba.
Era eso o que quizá en el fondo si quería que Shelley fuera esa chica que había bailado de una manera espectacular llamando mi atención. Posiblemente porque eso hace más divertida la situación.
Y me llamaba tanto la atención que por verla un rato ignoré las ganas de ir a regar las plantas y cuando estaba casi por explotar he corrido al baño ganando que llegara unos minutos tarde a clase.
—No. Debería haber algo por mi silencio ¿No crees?
—Sí, el no llamarte metiche creo que es un gran premio.
—Me han llamado cosas peores y aquí sigo, vivito y coleando.
Annelise luce tan segura de sí misma encima de esa mesa mientras baila tan jodidamente bien, siento que es como si se perdiera en su mundo y los movimientos que realiza fueran un tipo de comunicación con ella, haciéndola una mujer diferente a la que trata de ser en la escuela. Frente a mí, por lo fuera de sus casillas que se encuentra, veo como restos de esa bailarina del club homosexual aparecen.
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El último baile ©
Teen Fiction«Suena sorprendente como un bar homosexual me ha dado lo mejor que pudo pasarme en la vida siendo yo hetero» *** Shelley es una nerd. Sí. Como leíste. Es la típica chica que vive encerrada en la biblioteca leyendo historias que amaría por experiment...