09| Recuerdos

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Noah

Abro la puerta de mi habitación y encuentro a Ryan acostado en mi cama. Tiene una sudadera gris que le queda ajustada y no lleva alguna playera puesta, puedo observar el torso tonificado que se ha esforzado por obtener en el gimnasio. Juega con una pelota de hule que rebote a la pared y de la pared a su mano.

Me siento exhausto. El ojo izquierdo me punza y ha comenzado a inflamarse obstruyéndome la vista. Respiro por la boca y siento el cuerpo mallugado. A pesar de eso, no sé cómo me siento en realidad.

—Tengo un problema —dice, sin mirarme. Solo sigue jugando con la pelota.

—Me importa una mierda.

—A alguien no le dieron anoche —deja de lanzar el juguete y se levanta, quedando sentado en la orilla de la cama.

—De verdad no quiero escucharte —me quito la chamarra—, de hecho, no quiero ni verte así que agradecería que te largaras.

— ¿Ahora te va el sadomasoquismo? —pregunta después de ver mi estado. Seguro debo lucir como una mierda con sangre en la playera, los nudillos lastimados y la cara hecha un asco—. ¿Qué te pasó?

— ¿De verdad te interesa saber? ¿O simplemente quieres enterarte cómo pasó todo al ver a Melissa, o mejor aún, cómo reaccionó Melissa después de verme con Shelley? —le espeto con brusquedad. Su rostro se contrae en pena y eso solo aumenta mi coraje—. Puedes irte a la mierda Ryan, con todo y tus problemas. No puedo creer que hicieras eso.

—Noah...

— ¿Te gusta tener la atención de Shelley y por eso querías arruinarlo? —Aprieto los dientes—. ¿Eres tan egoísta y quieres que nunca te supere y esté detrás de ti por mucho más tiempo?

—Shelley es mi amiga justo como lo eres tú, solo quiero lo mejor para ambos —habla con rapidez para evitar que lo interrumpa.

—Gracias, de verdad que esa cita de mierda era lo mejor para ambos.

Suelta un suspiro largo. Lo observo de reojo mientras me cambio la playera y noto que tiene la mirada perdida, los ojos cristalizados y honestamente, ahora me importa una mierda. Me siento traicionado de alguna forma ¿Por qué carajos, arruinar una cita?

—Cuéntame qué pasó —pide con voz baja.

—Fue una mierda —no tiene caso ocultarle las cosas. Al final de cuentas es mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, y pelear con él por algo así sin antes hablar las cosas me parece una estupidez, sin embargo, el coraje no deja de recorrer mi cuerpo—. Todo es una mierda. Estaba viendo a Shelley bailar en...

Me detengo abruptamente porque estaba a punto de arruinarlo. Abro los ojos, y volteo a verlo directamente esperando que no notara mi omisión, no obstante, él me está viendo con una expresión... extraña. Como si quisiera decirme con el rostro que entiende de lo que estoy hablando.

—Sé que baila en La mano púrpura, y sé que ella es Annelise. Es muy obvio, de hecho.

—Pero, ¿cómo?

—Solo sígueme contando.

—Estaba terminando de bailar —asiento—, y yo estaba hipnotizado cómo últimamente parezco estar por ella, de un momento a otro, volteo y veo a Scott con una sonrisa de suficiencia. Quería ignorarlo pero, quizá vio o notó algo en mi forma de verla que se acercó y me dijo que tarde o temprano Shelley también terminaría en su cama. Y que de mientras —trago saliva para recuperarme. Recordar al idiota de mi familia burlarse de Shelley de esa forma me hierve la sangre, tanto, que aprieto los puños y las ganas de ir a por él me invaden—, estaría muy contento pensando en ella mientras está en el baño.

El último baile ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora