Ha pasado un tiempo ¿verdad? lo lamento, la escuela me consumió completamente, peeero no quería dejar pasar noche buena sin un capítulo antes. Ojalá lo disfruten :)
Noah
Mi pasatiempo favorito —y nada productivo— era abrir Tiktok y ver videos graciosos hasta las tres de la mañana. Incluso, abría la aplicación cuando no debía. Como ahorita, que no debía estarlo viendo mientras camino, o mientras abro la puerta de la casa de Ryan, o mientras me dirijo a su sala.
Tenía los audífonos inalámbricos conectados. Se estaba reproduciendo un video con un audio muy viral últimamente en la plataforma, el audio gracioso de Bob Esponja.
—Pintamos toda la casa y sin dejar caer una sola gota de pintura que no sea... —voy abriendo la puerta de la sal de Ryan. Lo primero que ven mis ojos es el cabello cobrizo de Shelley, luego a ella de espaldas y por ultimo a Ryan. Con los ojos cerrados y su rostro muy muy cerca del de ella—. ¡¿QUÉ ES ESOOO?!
— ¿Qué carajos? —pregunto, confundido. Me salgo de la aplicación y me quito los audífonos.
Ambos voltean a verme al mismo tiempo, sin embargo, los dos tienen expresiones diferentes. Shelley me ve con los ojos abiertos, le está subiendo el calor por el rostro y tiene la boca entre abierta, por otro lado, Ryan levanta una ceja y sonríe.
—Oh, Noah. Acabas de interrumpir algo importante.
Es lo único que me basta para entender todo. Escuchaba que estaba entrando y por eso ha querido besarla, porque esperaba ponerme celoso. Lo conozco demasiado bien para entender cómo actúa.
—Me puedo ir si quieres —mi respuesta le hace bajar las cejas y quitar la sonrisa.
—Pues ya quédate —alza los hombros—. Has roto la chispa. La esfumaste. ¡La apagaste!
—Y la voy a apagar aún más. Shelley —al escuchar su nombre sale del estupor en el que se sumergió por la pena que ha sentido hace unos segundos—, quisiera hablar contigo.
—Pues yo no quiero —responde en un hilillo de voz.
Mi amigo le mete un codazo y ella voltea a verlo, enfurruñada. Comienzan a hablar en voz baja, seguro discutiendo sobre la respuesta que acaba de dar, pues luego de soltar un suspiro voltea a verme.
— ¿Sobre qué quieres hablar?
—Sobre nosotros.
La verdad es que no quería hacerlo. Más bien, no tenía planes de hacerlo. Estaba seguro que lo que le había dicho antes era lo que se tenía que respetar, pero ahora que la veo, después de no poder dormir en toda la noche pensando en el beso que nos dimos, en como sus labios bailaban con los míos encajando como si dos piezas de engrane se tratasen, me hacen querer intentar algo que sé desde antes de empezar que terminará mal.
La cuestión aquí es si aun así voy a arriesgarme.
Y luego recuerdo todas esas noches llorando por Melissa, por su engaño y pensar si quiera en volver a pasar algo así... por eso, si ella dice que no voy a respetarlo y tomarlo como una señal.
—Lo dejaste muy claro antes.
—Lo sé.
— ¿Está mal que quiera escuchar lo que tienes por decir? —cuando termina su pregunta, la veo a los ojos.
—Tal vez. Pero a veces hacer cosas malas vuelve la vida un poco menos aburrida.
Entonces, sonríe. Y sonrío yo también. Porque su sonrisa es preciosa, como el resto de ella.
(...)
Llevamos caminando hacia su casa alrededor de veinte minutos. Desde que salimos del hogar de Ryan, ninguno ha emitido alguna palabra. La tensión no es del todo cómoda y no sé qué hacer para romperla.
—Sigo esperando que hables. Tú querías hacerlo, no yo —menciona sin ninguna expresión. No sé cómo empezar, de hecho, no tengo ni idea de qué decirle.
—Estaba enamorado de Melissa —le cuento después de soltar un suspiro—. Ella era mi novia y sentía que tenía que luchar contra todo para que nuestra relación no se fuera a la mierda. Al principio fluía bien, nos teníamos confianza y creía que los sentimientos eran mutuos.
Lamo mis labios al sentirlos tan secos y sigo con mi historia.
—Tal vez lo eran hasta que la presenté con mi familia. Ella y mi primo se conocieron y su actitud comenzó a cambiar, la de los dos. Actuaban raro cuando estaban cerca y cuando no, siempre me preguntaban por el otro —trago saliva, desde que corté con ella no he podido hablar de eso—. Melissa cambió demasiado. Me ocultaba todo y cuando nos veíamos, ya ni siquiera me prestaba atención. Un día...
Me callo. No la veo directamente pero sé que me está observando. Siento sus ojos hermosos y claros encima de mí, sé también que quiere tocarme. Las manos hacia mi dirección lo delatan.
—Un día era el cumpleaños de Scott. Scott y yo crecimos juntos así que lo consideraba un hermano en lugar de mi primo, así que yo le compré un regalo y decidí ir a dejarlo a su casa. Yo tenía la llave porque era como un segundo hogar para mí, al entrar a su habitación los vi a ambos. Desnudos, uno encima del otro.
El recuerdo llega a mi mente. La imagen es tan clara que, siento por unos segundos, que lo estoy viendo de nuevo. Respiro profundamente y pestañeo varias veces para alejar las lágrimas que amenazan con salir.
—Noah...
—Es por eso —la interrumpo—, que salí corriendo. No puedo confiar, no me siento capaz de confiar en alguien después de que dos personas valiosas para mí me lastimaran. Ni siquiera puedo confiar en ti, Shelley.
—No soy tu ex.
—Pero me gustas. ¿Qué tan jodido está eso?
Hemos llegado hasta su casa. Nos detenemos frente a su puerta, ella se da la vuelta para quedar frente a mí. Nos vemos a los ojos, si ella me pide que me aleje, no sé si soy tan capaz de respetarlo. Es una mierda lo egoísta que soy.
—Esperé mucho tiempo por Ryan —sonríe, apenada—. Puedo esperar a que sanes y si tú aun quieres, podemos tener algo. Conozcámonos, salgamos y que no sea nada serio para que no sientas miedo. Puedo hacer eso por ti.
—Shelley...
—También tengo cosas que sanar al final de cuentas.
—Eres increíble como para que tengas que ser la persona que tiene que esperar. Mereces más que eso. Y no sé qué tanto tiempo voy tardar en sanar, es injusto para ti —tomo una bocanada de aire—. Creo que, no puedo permitir que me esperes pero me agrada la idea de conocernos y eso.
—Entonces amigos, mientras pasa lo que tiene que pasar —lleva las manos a los bolsillos de su pantalón, y se balancea lentamente, es un gesto que la hace lucir tierna.
—Amigos —repito—. Tengo que irme.
—Adiós.
Le dedico una última mirada y me doy la vuelta, dispuesto a ir hacia casa. Sin embargo, por un instante, siento que estoy tomando una decisión equivocada. Pero lo que quiero hacer se siente aún más erróneo.
Me detengo, me giro hacia ella y la veo. Sigue afuera, de pie, observándome también. El miedo me inunda pero las ganas de besarla también, de hecho, esas ganas son más fuertes, tanto que esa fuerza hace mis pies actuar por si solos, caminando hasta ella para tomar su rostro entre mis manos y plantarle un beso.
Un beso que se siente tan mágico, que me siento absurdo de solo pensarlo. Sus labios se mueven con los míos como si también ella estuviera esperando que la besara desde que salimos de la casa de Ryan.
—Pensé que como amigos —me dice después de alejarnos.
—Creo que podemos empezar con ese trato mañana —y vuelvo a besarla.
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El último baile ©
Teen Fiction«Suena sorprendente como un bar homosexual me ha dado lo mejor que pudo pasarme en la vida siendo yo hetero» *** Shelley es una nerd. Sí. Como leíste. Es la típica chica que vive encerrada en la biblioteca leyendo historias que amaría por experiment...