06| Hola, suegrita

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Holaaa. Sé que ha pasado muchísimo tiempo desde que actualicé la historia, y hoy vengo con la cara llena de vergüenza a pedir perdón. Pero déjenme explicarles: los últimos dos meses me la he pasado estudiando, aplicando exámenes de admisión para la universidad y ya que aprobé en dónde quería, estuve realizando los procesos de inscripción y buscando un lugar dónde quedarme. Por eso mismo me sentí desconectada de la historia, sumándole que la inseguridad no ayudaba porque la duda de qué si lo hacía bien, si llevaba a Shelley y a Noah por un buen camino me inundaba. Estuve a punto de borrar la historia, sin embargo, veo que varias personas siguen agregándola a sus listas de lecturas y quise darme otra oportunidad. Entiendo que las únicas personas que leían y seguían las actualizaciones no quieran seguir al tanto de la historia pero si se quedan, lo agradeceré en serio.

El lunes entro a la escuela pero seguiré actualizando. Ya estoy escribiendo el próximo capítulo, el tiempo que no he estado aquí me ha servido para ordenar un poco las ideas e ir fijando el rumbo de los personajes así que, espero que las poquitas personas que me leen les guste.

Y por si no recuerdan, el capítulo pasado conocimos un poco la relación de Noah con su hermana y su madre, también vimos que Noah le regaló un libro a Shelley después de soltar que él podía ayudarla a cuidar al erizo que ella se encontró de camino a la escuela. Y eso es todo<3



Shelley.

He pasado toda la semana ignorando responsabilidades para poder terminar de leer el libro que Noah me compró. Le dije muchas veces que no era necesario, sin embargo, insistió tanto que no pude negarme al final.

Que mejor para mí, si soy honesta.

No hemos vuelto a tener clases juntos porque la única que compartimos solo la tomamos los lunes, así que más allá de los saludos fugaces cuando nos topamos en los pasillos de la facultad no pasamos.

Es tarde, y recién acabé el libro. Estoy derramando lágrimas porque no me ha gustado para nada el final, mi mente solo recuerda los momentos lindos que la pareja pasó y soy un mar de llanto. Puedo sentir los ojos hinchados y mi nariz escurre, y a pesar de eso, lo volvería a leer. Los libros que más duelen son mis favoritos.

Me paro para tomar un pañuelo desechable, cuando el timbre de la casa suena. Mamá no se encuentra porque está muy ocupada organizando su boda.

La primera idea que se cruza por mi cabeza es no salir a abrir para que la persona piense que no hay nadie en casa, sin embargo, no sé de quién pueda tratarse por lo que, sin ganas, voy hasta la entrada y abro la puerta.

El frío que hace me eriza la piel. Cuando noto de quién se trata, se me erizan aún más.

Es Noah. Sabe dónde vivo porque después de la librería se ofreció a traerme a casa. Bien pudo ser un secuestrador y yo compartiendo información personal como si nada. En mi defensa, gastó dinero en algo que me gustaba cuando no me conoce así que no creo que haya por qué dudar de él.

O, pensándolo mejor, ¿Debería dudar más?

—Hola —dice al ver que me quedo callada. Tiene una bolsa en una de sus manos y la otra en el bolsillo de su pantalón y lleva puesta una sudadera gris.

El repasar su atuendo provoca que recuerde el mío. Llevo puesto unos shorts verdes que tienen huesos como estampados y una blusa de tirantes con la cara de Scooby Doo en el centro.

Soy consciente de que traga saliva antes de repasarme, nada discretamente, con la mirada. Sus ojos se enfocan un poco más en mis piernas descubiertas y la incomodidad se hace presente.

El último baile ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora