10| Cerrando el ciclo

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Shelley

Me veo frente al espejo por décima vez, tratando de buscar la razón por la cual se alejó de esa manera. ¿No soy lo suficientemente bonita? ¿Es por cómo me visto? ¿Es por qué no puedo ser yo?

Tenía un montón de tiempo que no me sentía así de patética, las últimas veces fueron con respecto a Ryan y parece que no aprendo; me vuelvo a sentir así por un hombre.

Me siento patética, porque de alguna manera inevitable, a pesar de tratar de fingir que Noah no me importaba, la verdad es que sí lo hace. Pienso constantemente en el comportamiento que ha tenido conmigo desde que me vio bailar en el bar, dando vueltas en la cama y levantándome a verme al espejo cada ciertos segundos tratando de encontrar una respuesta. O al menos, una conclusión.

¿Se siente atraído por mí? ¿O se siente atraído de la chica que usa un antifaz y sale a bailar sin pena? ¿Si quiera de verdad es atracción?

No logro responder ninguna, pero para ser honesta, está bien no hacerlo porque me asustan las respuestas.

Es muy de madrugada ya y no logro conciliar el sueño, para mi suerte, es sábado y no tengo nada que hacer temprano. Mamá se encuentra fuera de la ciudad porque ha ido por su vestido. Está muy emocionada de que ya no falte tanto para su boda y que cada vez esté más cerca el mudarnos a la casa de Will, su prometido.

Decido ir hasta la mesita de noche para tomar el celular junto a mis audífonos y abrir Spotify y poner alguna canción que me ayude a dormir más rápido. Me recuesto en la cama y observo el techo, tratando de dejar de darle vueltas al tema.

No sé cuánto tiempo pasa pero si sé que repito la misma canción una y otra vez hasta que mis ojos se cierran y mi mente descansa, entrando en un profundo sueño.



(***)



No sé cómo me siento. ¿Estoy exagerando? Lo más seguro es que sí. Siento un malestar horrible en el pecho cada que recuerdo cómo Noah se alejó después de besarme de esa forma tan... revolucionaria.

Le he dado tantas vueltas que, lo único que puedo pensar, es que de verdad me estaba usando. Que solo quería acercarse para tener a una ingenua que lo ayudara a reconciliarse con su ex novia. Y que besarme haya sido el pago.

Y de nuevo, siento que estoy exagerando las cosas pero no puedo evitar sobre pensar la situación. Es como mi don. El único don que podría tener.

¿Está bien que me sienta de esa forma? ¿Me ilusioné muy rápido? ¿Por qué me siento así?

Lo peor de todo es que no puedo recurrir a nadie para contarle todo lo que me atormenta, no puedo recurrir a nadie para quejarme de por qué existen los hombres y sobre todo no puedo llorar en el hombro de nadie. Porque me encargué de alejar a todos para perseguir a Ryan.

Y ahora, ni siquiera puedo aferrarme al "amor" que siento por Ryan porque, carajo, no lo encuentro. Rebusco dentro de mí pero solo encuentro esas emociones a flor de piel que experimentaba cada que algo pasaba por muy mínimo que fuera entre él y yo. Pero no es lo mismo.

¿Será posible que...? No, no lo creo. Es absurdo. No hay posibilidad alguna de que por fin, llegue el momento de decir adiós y poder salir de este círculo estúpido.

Pero, ¿Y si, sí?

Debo salir de la duda.

Tomo las llaves de casa, no sin antes cambiarme el pijama por un pantalón deportivo negro y una sudadera gris, y salgo de casa para dirigirme a la de Ryan.

No tengo idea de qué quiero decirle. Tampoco sé que estoy sintiendo. Por primera vez en mucho tiempo, mis ideas y emociones respecto a él están confusas.

El último baile ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora