Cap 19.- Burbuja de Felicidad

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La noticia del inicio de la relación dejo a la familia feliz. Todos festejaron la unión, pero Ian tenia noticias un poco desaminadas para ellos.

—Chicos sé que están felices por esto, pero cuando regresemos, esta relación debe aún permanecer en secreto. No sabemos que pueden hacer nuestros recientes aliados —dijo en referencia a Kay y al Emir —. Son seres de carácter bastante volátil y aun los necesitamos de nuestro lado. Al menos hasta descubrir el paradero de Dragón.

Todos lo miraron sorprendidos, habían olvidado ese pequeño detalle.

—Kay se volverá loco ni bien sepa que ustedes son pareja —admitió Kato —, y es capaz de matar a Zafrán antes de lograr nuestro propósito —mirando a Zafrán se acercó y colocando una mano en su hombro le dio un leve apretón —. No queremos que ninguna desgracia caiga sobre nosotros cuando aun llevamos ganas de festejar las buenas nuevas —sonrió feliz.

—Entiendo —fue la única respuesta de Zafrán, pero atrayendo a Melina en un abrazo protector. Él tampoco tenía intención de alejarse de ella de la peor manera posible. Claro que no se dejaría terminar tan rápido sin pelear, pero prefería evitarle el dolor y la pena a Melina si es que estaba en sus manos, y si refrenar los sentimientos que querían salirse de su pecho era necesario, pues lo haría más que gustoso.

—Deberás contenerte un poco cuando estemos en público cuñis —completo sonriente —. Aunque eso no aplica cuando estemos a puertas cerradas —comentó con una sonrisa traviesa y guiño pícaro hacia la recién formada pareja.

—¿Cuñis? —preguntó divertido ignorando el evidente tinte sexual del ultimo comentario.

—Apócope de cuñado — explicó sonriente y feliz —. Porque es un hecho que en poco tiempo ustedes dos se casarán y me darán un par de hermosos sobrinos a los cuales voy a malcriar con el más grato de los placeres —dijo feliz con ojos soñadores.

El comentario trajo sonoras carcajadas en todo el grupo, logrando que la pareja se llenara de colores.

—¡Ya cállate Kato! —exclamó Melina arrojándole un vaso de cristal con la intención de mínimamente romperle la cabeza y con suerte la boca. Pero que el aludido la atrapo con gran gracia y agilidad. Y sin quitar la sonrisa soñadora de su rostro se dirigió al minibar en la habitación.

—Vamos chicos, ¿porque lo niegan? —preguntó frustrado mientras se servía un trago —déjenme soñar despierto, solo para acelerar el proceso —y levantando la copa gritó en alto —¡¡QUE VIVAN LOS NOVIOS!! Por cierto... yo seré el padrino de la boda y el encargado de comprarles su primera casa —aclaró generando una risa general. Melina solo pudo sacudir la cabeza resignada, pero sin borrar la sonrisa de su rostro. Amaba a su hermano, aunque a veces la desquiciaba —. Disfruten mientras puedan —añadió con un guiño a su más amada pareja.

Siguiendo el consejo de Kato, todos disfrutaron del tiempo que les quedaba en las bellas tierras de Papúa. Sus vacaciones quedarían grabadas en sus memorias como las más hermosas, románticas y divertidas de su existencia.

Para no hacer mal tercio, Kato, como siempre tan galán, se consiguió nueva novia que para beneficio grupal era una gran guía turística que conocía la Isla como la palma de su mano, y quizá un poco más. Una nativa del lugar, nacida en esas tierras, que, para complemento de esos tres, disfrutaba de la adrenalina tanto como ellos. Llevándolos a conocer lugares aptos para el público, como aquellos prohibidos por las mismas leyes del pueblo. Demás esta decir que casi mueren en un par de ocasiones, pero, no serían vacaciones si ese hecho no estuviera presente en sus vidas. Siempre tentando a la suerte y al peligro. Primero un tiburón casi se come a Kato, Melina casi cae en una fosa de la cual no se veía el fondo si no fuera por la pronta reacción de su guía, y por último una serpiente picó a Zafrán.

El despertar del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora