Zafrán no se sintió tranquilo el resto del día, podía sentir la presencia de su hermano merodeando la mansión. Lo que le quito el sueño. Había acostado a Melina hace ya un buen rato después de darle un masaje en los hombros que la relajo lo suficiente para que lograra conciliar el sueño. De manera indirecta sufría por su amada y buscaba aliviarle las tensiones de alguna manera, aunque sea tan simple y básico como un masaje. Días negros se avecinaban, él lo sabía, y temía no ser lo suficientemente fuerte para protegerla como se debe.
Soltando un suspiro cansado se apoyó a un lateral del ventanal, viendo hacia la noche, hacia la nada, sus ojos no percibían movimiento, pero sus instintos le decían que allí afuera se encontraba su gemelo, cerca, a la espera de cualquier orden que le diera su maestro.
—Parece que ahora tenemos un nuevo espía —dijo Kato ofreciéndole un café mientras se apoyaba al otro lado del ventanal mirando hacia la noche.
—No nos dejara en paz. No lo veo con ganas de moverse, estoy seguro que Kay sospecha algo —contesto pensativo mientras sorbia agradecido el café.
—... —Kato lo miro asombrado y una sonrisa se formó en sus labios mientras sorbia su café —, ¿Te diste cuenta que dejaste de llamarlo maestro? —preguntó divertido.
Zafrán lo observo sorprendido quedándose sumido en sus pensamientos por unos momentos. Kato observaba con avidez su rostro, a la pesca del cualquier gesto que pudiera delatarlo. Como siempre su rostro era una muralla cuando quería, pero sus ojos era su ventana al alma. Él también estaba anonadado por sus propias palabras. Lo cual alegro en gran medida al otro joven.
—Creo que al fin te diste cuenta que Kay es otro hombre al igual que tú —sonrió divertido ante el rostro de sorpresa en Zafrán —. Alguien que dadas las circunstancias se ha convertido en la competencia.
—Kat no es un trofeo —contesto molesto.
—No —aseguró —, pero te apuesto que no todos piensan de la misma manera. Y la lista no es corta —agregó.
—Lo se...— soltó con un suspiro preocupado.
—Y la relación de ustedes aun debe permanecer en las sombras. ¿Serás capaz de soportarlo?
—Lo haré —respondió completamente seguro —, esta noticia solo saldrá a la luz cuando ella lo decida —Kato lo miro bastante sorprendido, y cuando vio que iba a objetar algo continuó —. Viví años enteros callando este amor Kato. Otros más no me matarán, y menos ahora que sé que soy correspondido.
—¿Y si Kay logra convencerla de volver con él? ¿La dejarás? —preguntó dudoso.
—Si eso es lo que ella desea, yo no seré obstáculo de su felicidad —volvió a responder con total seguridad—. Para mi habrá bastado el corto tiempo que habré pasado con ella para poder vivir en paz el resto de mis días.
—Wow... —fue la respuesta de Kato incapaz de aportar algo más a esa respuesta. ¿Como responder a algo como eso? Estaba seguro que si él estuviera en su lugar... mandaría a matar a la competencia para no tener contra quien competir. Y podría apostar que Kay pensaba de esa manera ¿Además, en la guerra y el amor todo lo vale no? ¿Sería acaso momento de sugerir a Kato un intento de asesinado contra su antiguo maestro?
—Lo que ella decida, se hará —aseguró sacándolo de sus pensamientos asesinos.
—Eres de admirar —dijo Kato convencido observando al joven muchacho de mirada amable que no era ni la sombra del joven que conoció por primera vez tiempo atrás. Sus ojos eran mas vivos, curiosos, llenos de alegría, esperanza y fe en el futuro.
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El despertar del Dragón
Teen FictionSegunda parte del libro "Enamorándose del demonio" Muchas verdades no han sido dichas, muchas historias no escuchadas. Ha llegado el tiempo de conocer la verdad, de saber quienes son en realidad, y de aceptarse o negarse. De odiarse... o amarse. K...